La “princesa mapuche” cautiva por un museo volvió a su tierra

La vitrina del Museo de Ciencias Naturales de La Plata (Argentina), donde se exhibieron los restos de la aborigen Margarita Foyel, ya está vacía

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La vitrina del Museo de Ciencias Naturales de La Plata (Argentina), donde se exhibieron los restos de la aborigen Margarita Foyel, ya está vacía. Casi 130 años después de morir prisionera de la ciencia, la hija del cacique mapuche Foyel regresó a la tierra de sus antepasados para que sus restos descansaran, por fin, en su “tuwun” (comunidad), en el territorio de la comunidad mapuche Las Huaytekas, en la provincia patagónica de Río Negro. La batalla por la restitución comenzó en 2006, cuando el célebre museo se vio obligado a retirar sus restos de la exhibición pública.

La “princesa” mapuche formó parte del último grupo de indígenas que resistieron con las armas la campaña militar argentina conocida como la Conquista del Desierto, con la que el Gobierno derrotó a los pueblos originarios del sur argentino que no aceptaban su dominio. Para consolidar las fronteras de los territorios arrebatados a los pueblos originarios, el entonces ministro de Guerra, general Benjamín Victorica, ordenó la construcción el fortín “General Villegas” en el paraje conocido con el nombre de “Corral Charmata” -Chubut- con la intención de copar las tolderías de los caciques Inakayal y Foyel.

El 18 de octubre de 1884, el teniente Francisco Insay y 20 soldados atacaron sin previo aviso la toldería, mataron a 30 personas y tomaron gran cantidad de prisioneros, que luego llevaron a las prisiones del Tigre y al Museo de la Plata. Entre ellos estaban el Inakayal, su esposa y Margarita Foyel. Al principio, Margarita corrió la misma suerte que centenares de prisioneros de pueblos originarios y fue trasladada a la isla Martín García, ubicada en la desembocadura del río de La Plata. Hasta que el naturalista Francisco Pascasio Moreno, más conocido como Perito Moreno, la reclamó, junto a sus tíos -el cacique Inkayal y su esposa-, para su nuevo museo.

“Las mujeres eran obligadas a tejer los tejidos que pasaban a estar exhibidos en las salas, a trabajar en el museo y eran piezas vivas“, cuenta el coordinador del Grupo Universitario en Investigación en Antropología Social (Guías), Fernando Pepe. “Había pintores que los retrataban (a los indígenas), los obligaban a posar, antropólogos que los pesaban. Inakayal se negaba reiteradamente, ejercía una resistencia pasiva“. Según testimonios de la época, los cautivos “estaban desnutridos, en condiciones de hacinamiento, malestar psicológico, sucios y mal alimentados“.

En 1884, Margarita Foyel llegó al recién inaugurado Museo de Ciencias Naturales de la ciudad bonaerense de La Plata y pasó los últimos tres años de su vida allí, expuesta como una pieza viva ante los visitantes. Margarita murió prisionera el 23 de septiembre de 1887, en el trágico ‘Septiembre negro’ de ese año para los “Prisioneros de la Ciencia” del museo, donde en el transcurso del mes murieron, en los sótanos del museo, Margarita Foyel, el cacique Inakayal, su mujer, una niña aún no identificada y la fueguina Tafa por causas desconocidas o enfermedades curables en ese momento, como la afección pulmonar que terminó con la vida de Margarita.

Sus huesos, su cuero cabelludo y su cerebro permanecieron expuestos al público por más de un siglo. “La restitución significa reivindicar la dignidad de nuestros antepasados que han sufrido tanto como parte del genocidio que hizo el Estado contra nuestro pueblo en lo que llaman Conquista del Desierto“, dijo Mirta Ñancunao, integrante de la comunidad a la que perteneció la aborigen del museo. “Tiene una importancia espiritual, simbólica y política muy grande para nosotros poderla traer al territorio y que descansen en paz sus huesitos”.

Por elpost.com.ar

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