Desconfianza que lastima

Abuso laboral es pan de cada día para trabajadoras del hogar en Puebla

A Cristina, su empleadora la encerró en el baño al no encontrar su maquillaje, mientras que a Yael la despidieron por solicitar aumento salarial

Maltrato laboral

Por Jesús Arróniz

«Mi última empleadora me encerró en el baño porque no encontraba un maquillaje», cuenta Cristina Román, quien desde hace cinco años es trabajadora del hogar siendo víctima de maltrato laboral.

Cristina afirma que lo que más le ha incomodado en este tiempo es la desconfianza con la que sus jefes la han tratado, incluso hace unas semanas fue encerrada en el baño porque su patrona no encontraba un maquillaje.

«Ella se iba de viaje y no encontraba su maquillaje, ella decía que yo se lo había robado, cuando entré al baño me encerró, eso sí me asustó mucho, esa situación me pareció muy desagradable y muy triste, me lastimó mucho», narró con lágrimas en los ojos.

Hace cinco años, Cristina inició como trabajadora del hogar para ayudar a su hijo quien estudiaba ingeniería industrial, sin embargo no encontró trabajo de su profesión como administradora educativa. 

Su hijo ya concluyó sus estudios, y hoy valora el esfuerzo de su madre quien con 300 pesos diarios lo ayudo para salir adelante. No obstante sus familiares la discriminaron por su trabajo.

 «Sufrí discriminación por parte de mis familiares, ellos me decían que era una chacha porque no valoran nuestro trabajo», mencionó.

Para Cristina es indispensable que se reconozcan sus derechos laborales, ya que en las ocasiones que ella se ha accidentado no recibió atención médica y mucho menos ayuda de sus familiares.

Me corrieron diciendo que era fresa

Hace 7 años Yael Lara comenzó a trabajar en la casa de algunos familiares para solventar sus gastos de la universidad, sin embargo, por la poca oferta laboral de su carrera y por la pandemia tuvo que seguir trabajando para solventar sus gastos.

«Mis planes después de la universidad era ejercer mi carrera, sin embargo, no hay mucho trabajo por la pandemia, tuve que regresar a este trabajo», mencionó.

A pesar de trabajar largas jornadas, en ocasiones su trabajo es mal remunerado. Hace 3 meses la despidieron de un trabajo por exigir un aumento a su sueldo, pues pasó de trabajar 8 horas a 11 horas diarias.

«Me despidieron porque exigí un poco más de dinero, lo hicieron cuando era mi día de descanso, el único argumento que me dieron es que soy una persona fresa y necesitan a alguien que sí pueda fletarse por ese dinero», relató.

Motivo por el cual lamentó que muchas de sus compañeras acepten trabajar por salarios bajos, por lo que considera que es necesario se implemente un tabulador de salarios.

También señaló que es importante que se les brinde seguridad social y atención médica, pues hace unos meses se contagió de covid y le descontaron su sueldo, por lo que decidió renunciar.

«Me dió covid, les avise que no podía presentarme a trabajar por su seguridad, me dieron 200 pesos para medicamentos, pero cuando regresé a trabajar al final de mi jornada me cobraron a la mala y sólo me dieron 100 pesos», mencionó.

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