Tribunal ordenó su regreso a la cárcel

Argentina: Milagro Sala acusa estar sufriendo una persecución «política, de género y de raza»

"No tengo una prisión domiciliaria. Tengo 26 gendarmes, 24 cámaras (...) Si yo mañana mantengo relaciones sexuales con mi marido, ellos están viendo cómo yo mantengo relaciones sexuales. No tengo ninguna clase de intimidad con mi marido. Esto es lo que estoy viviendo. (...) Estoy peor que en Guantánamo", dijo la activista indígena.

Télam

La diputada del Mercosur y activista indígena argentina, Milagro Sala, detenida preventivamente en la norteña provincia de Jujuy por diversas acusaciones de corrupción, dijo estar sufriendo una persecución «política, de género y de raza» y aseguró que está «peor que en Guantánamo».

«Soy la mujer más maltratada de esta provincia. De cualquier cosa me acusan. Nadie puede decir nada a favor mío porque ya es perseguido. Cualquier medio que habla bien de mí le sacan la pauta publicitaria», remarcó la fundadora de la organización barrial Tupac Amaru, en una entrevista con el canal Crónica TV.

Sala permanece detenida desde enero de 2016 por diversas causas judiciales, pero a finales del pasado agosto fue trasladada desde el penal de Alto Comedero, de Jujuy, a una casa bajo custodia al serle concedido el beneficio por parte de un juez, luego de que lo solicitara la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

«No tengo una prisión domiciliaria. Tengo 26 gendarmes, 24 cámaras. Tengo toda la casa alambrada, la tobillera en el pie. estoy continuamente re-contra perseguida», criticó la integrante del opositor Frente para la Victoria (peronismo kirchnerista), quien reprochó que también la vigilan con infrarrojos.

«Si yo mañana mantengo relaciones sexuales con mi marido, ellos están viendo cómo yo mantengo relaciones sexuales. No tengo ninguna clase de intimidad con mi marido. Esto es lo que estoy viviendo. (…) Estoy peor que en Guantánamo», remarcó en referencia al penal de alta seguridad que Estados Unidos tiene en Cuba para acusados de terrorismo.

Tras insistir en que está sufriendo «lo peor que puede sufrir un ser humano», agregó que padece violencia de género por ser mujer y «negra». «Estoy sufriendo la justicia, la persecución política, de género, de raza, pero hay otros que están peores que yo», reconoció.

La líder indígena también fue consultada por la decisión de un tribunal, el viernes pasado, de revocar el beneficio de la prisión domiciliaria y ordenar su regreso a la cárcel, algo que todavía no se ha hecho efectivo porque la defensa de Sala apeló esa decisión. «Lamentablemente no se puede esperar nada positivo de la Justicia de Jujuy. Han suspendido muchísimos juicios provinciales por dedicarse a hostigar a Milagro Sala», añadió, y confesó que no tiene miedo de volver a prisión.

En este sentido, volvió a acusar al gobierno de Mauricio Macri y al de Eduardo Morales (gobernador de Jujuy, afín al macrismo). «La Justicia de Jujuy lamentablemente no tiene independencia, depende de Morales, del capricho de él y de lo que él diga», consideró.

Sala fue detenida el 16 de enero del año pasado por una protesta organizada contra Morales, aunque continuó después en prisión preventiva por su presunta implicación en investigaciones de fraude al Estado y otros delitos. La líder indígena encabeza la organización barrial Tupac Amaru, un movimiento nacido en 1999 con objetivos como construir casas, escuelas, centros de salud y pequeñas empresas para los más desfavorecidos en la zona norte de Argentina -la más pobre del país- a través de donaciones y ayudas concedidas por el Estado.

La investigación contra ella se centra en el presunto manejo irregular de esos fondos durante el kirchnerismo (2003-2015). Además, entre otras causas que la afectan, un fiscal pidió enviarla a juicio oral por presunta tentativa de homicidio. «Nunca me encontraron un arma. Nunca encontraron un peso. Nunca robé nada. Muchos de los que me acusan de corrupta no pueden levantar la cabeza», concluyó Sala, quien en todo este tiempo ha sido considerada por el kirchnerismo y diversos grupos de derechos humanos como una «presa política».

Así y todo, la activista, que en 2015 fue elegida parlamentaria del Mercosur pero no pudo asumir su escaño por estar detenida, afirmó que le salen las fuerzas para salir adelante «por la necesidad de los que menos tienen y por las necesidades de muchos compañeros que han quedado sin trabajo. Ellos están peor que yo. Hay gente que sufre más que uno», sentenció.

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