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Blackwater: declaran culpables a cuatro mercenarios por la muerte de civiles irquíes

Tras siete años del ataque perpetrado contra más de 30 civiles iraquíes -causando 14 muertos y 18 heridos-, un tribunal de Washington declaró culpables a cuatro ex agentes del ejército privado estadounidense. Se trata de un caso testigo de los abusos cometidos por los miles de mercenarios contratados por el gobierno de Estados Unidos para pelear en Irak y Afganistán y de la falta de control que existía sobre ellos.

Por Arturo Ledezma

24/10/2014

Publicado en

Justicia y DD.HH / Mundo

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Blac

El miércoles, una corte federal condenó y encarceló a Nicholas Slatten (ex sargento del ejército de Esparta, Tennessee)  por homicidio en primer grado, mientras que acusó de homicidio voluntario a Paul Slough (veterano del Ejército de Keller, Texas), Evan Liberty (ex infante de marina de Rochester) y Dustin Heard (ex infante de marina de Knoxville, Tennessee).

Slatten, quien fue el primero en abrir fuego, se enfrenta a cadena perpetua; mientras que sus otros tres compañeros pueden encarar sentencias de hasta 30 años cada uno. El fallo es parcial, toda vez que los cuatro ex guardias fueron acusados de 33 cargos y el jurado no dictó condenas por todos.

El 16 de septiembre de 2007, como parte de sus tareas para “despejar” el camino para el regreso seguro de una caravana de cuatro vehículos blindados que transportaba a un funcionario del Departamento de Estado, los mercenarios abrieron fuego contra 30 personas en la Plaza Nisur de Bagdad (Irak) y, aunque 17 civiles fallecieron según la investigación iraquí, la pesquisa estadounidense encontró sólo 14 muertos.

Durante las diez semanas que duró el juicio, la defensa argumentó que los empleados habían disparado en “defensa propia”, después de ser atacados por supuestos insurgentes iraquíes y ante la amenaza aparente de un coche bomba que se encontraba circulando en la ciudad en busca de un objetivo.

Posteriormente, se demostró que ninguno de los fallecidos era miembro de la “insurgencia iraquí” y todos estaban desarmados.

Antes de abrir fuego contra los iraquíes, Slatten -el primero en abrir fuego- habría dicho que buscaría matar el mayor número posible de iraquíes en represalia por los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.

En la sentencia de condena se señala que “los contratistas intencionada e ilegalmente, tras un súbito impulso y en el medio del arrebato, cometieron homicidios voluntarios”.

Se trata de un caso testigo de los abusos cometidos por los miles de mercenarios contratados por el gobierno de Estados Unidos para pelear en Irak y Afganistán y de la falta de control que existía sobre ellos.

Durante años el caso enfrentó innumerables obstáculos, la mayoría creados desde el propio gobierno estadounidense. Al comienzo, desde el Departamento de Estado trataron de recabar casquillos de bala después del tiroteo en un esfuerzo por proteger a su ejército privado, así como también les otorgaron inmunidad limitada, esto dificultó la construcción del caso y llevó a que un juez federal los expulsara de cargos en 2009 y que un tribunal federal de apelaciones anulara la sentencia en 2011.

Blackwater

BlackwaterEl ejército de mercenarios fue fundado en 1997 por Erick Prince, republicano, ex marino de guerra. La mayoría de sus miembros son ex integrantes de las fuerzas de seguridad estadounidenses, destituidos de sus cargos por abuso de autoridad o falta de disciplina.

Firmó su primer contrato con el Pentágono para el envío de sus tropas de elite a Irak durante el 2003, por 27,7 millones de dólares,  al siguiente año recibió 320 millones de dólares, y en total envió 30 mil mercenarios al territorio iraquí.

La empresa responde a una nueva estrategia de guerra imperialista, centrada en la subcontratación o tercerización de tropas militares, las cuales cuentan con las mismas facultades que el ejército pero trabajan de manera privada, permitiendo una mayor intervención de las fuerzas estadounidenses en el extranjero por fuera del control estatal.

En la actualidad, Blackwater Worldwide tiene su sede en McLean, Virginia, y cambió su nombre a Academi, debido a los numerosos escándalos desatados tras sus intervenciones en Oriente Medio, donde miles de mercenarios fueron contratados por Estados Unidos para las guerras de Irak y Afganistán.

Es considerada como la mejor empresa militar privada con el mayor alcance de tropas  y el Gobierno de Estados Unidos es su mayor contratista. Se encarga de la seguridad privada de diplomáticos estadounidenses principalmente en Oriente Medio, el resguardo de bases militares, y la presencia de tropas activas en numerosos países.

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