Careos y diligencias claves en «Caso Matute»

La ministra Carola Rivas, que investiga el Caso Matute, realizará diligencias considerada “claves” para esclarecer lo sucedido con Jorge Matute Johns, el joven desaparecido y asesinado hace 18 años, en la Región del Bío Bío. Las diligencias involucran al amigo de Matute que lo llevó a la discoteque La Cucaracha el día de su desaparición.

Una de las diligencias es un careo que enfrentará a Gerardo Roa con María Haydee Cáceres, la mujer que recibió un llamado telefónico la madrugada del 20 de noviembre de 1999 y en la cual el joven le contó que le había perdido el rastro a “Coke” y que se había regresado a su casa sin él desde la discoteca. Otras once diligencias han sido solicitadas por los abogados de la familia de Jorge Matute. La próxima semana, la ministra en visita comenzará a desarrollarlas, apuntando a esclarecer las circunstancias de la desaparición y muerte de Matute Johns.

Desde 1999 cuatro jueces y dos equipos especiales de Carabineros y la Policía de Investigaciones han investigado la desaparición del joven. Se han elaborado todo tipo de tesis, desde una golpiza hasta que la muerte estuvo relacionada con una mafia de tráfico de drogas. Hoy se sabe que hubo «pistas» que fueron ignoradas en el inicio de la investigación.

La jueza Carola Rivas, que lleva el caso desde 2014, señaló en un video dado a conocer por el Poder Judicial que “a Jorge le dieron un fármaco en un trago para que perdiera su conciencia; eso fue relatado por dos testigos a los diezdías de desaparecido Matute y, no obstante ello, no generó línea de investigación”, señala.

La discoteca La Cucaracha estaba camino al aeropuerto. Cerca de 300 asistentes a una fiesta electrónica vieron esa noche a Jorge acompañado de dos mujeres jóvenes y salir ebrio. En el video en que la jueza Rivas entrega sus conclusiones, señala que los testimonios de los jóvenes, tomados entre Navidad y Año Nuevo, fueron obtenidos con bastante presión y que algunos refirieron que fueron golpeados. “Personalmente creo que se vulneraron sus derechos. Se los mantuvo incomunicados, algunos de ellos aislados. Porque no me imagino que de haber sido ellos, siendo tan jóvenes (tenían entre 17 y 21 años) hubieran podido resistir tantos apremios que buscaban quebrarlos emocionalmente”. También afirma que en sus relatos “vi mucha presión en sus declaraciones y manipulación de testimonios”. Hoy, los siete jóvenes piensan presentar una querella por «daños y perjuicios». Uno de debió cambiar de nombre para evitar el desprestigio que le causó el ser nombrado e investigado en el caso.

En 2014 apareció el cuerpo de Matute y la exhumación descartó la tesis de la golpiza y en cambio mostró presencia del barbitúrico pentobarbital.