Bariloche, Argentina

Comunero mapuche revela las últimas palabras de Rafael Nahuel: “Quiero morir acá”

“Muere casi en el acto. Era un disparo a muerte, no se iba a poder salvar”, señaló un dirigente de la comunidad reprimida por el Grupo Albatros de Prefectura.

Un integrante de la comunidad Lafken Winkul Mapu conversó con el portal argentino En estos días sobre los hechos que ocurrieron previo al asesinato de Rafael Nahuel (22), joven mapuche que murió tras la represión del Grupo Albatros de Prefectura ocurrida el pasado 25 de noviembre, en Bariloche, Argentina.

El comunero no quiso identificarse, sin embargo, relató que llevan cuatro meses en el territorio que reivindican. De Rafael contó que “venía desde chiquito participando con nuestras autoridades mapuches. Él vivía solo, tenía su rukita en un barrio de Bariloche, el Nahuel Hue. Hacía changas y cada tanto venía, se quedaba varios días, él ya se iba a instalar acá. Por la tradición mapuche a él le corresponde tener su casa acá”.

El martes 21 de noviembre, Rafael regresó a Bariloche, mientras que al día siguiente, “a la tarde a última hora llega una fiscal, bajan todas las lamienes con los niños a hablar con ella. Nosotros estábamos trabajando la tierra para sembrar, y estábamos por iniciar la ruka de Rafael Nahuel, porque él estaba ya hace dos semanas. Él iba a criar conejos, iba a hacer su conejera y criar gallinas”, cuenta el vocero mapuche.

El dirigente señala que el jueves la policía comenzó el desalojo sin tener una orden para aquello. “Fue el jueves a las 4,30 o 5, que es cuando cortan la ruta, eran Policías Federales y grupo táctico, entran 30 efectivos por el hotel, 30 por la ruta y 30 este costado”, precisó.

La narración continúa señalando que el viernes Rafael y otros dos comuneros volvieron al territorio y llevaron comida, para reunirse en el monte con otros integrantes de la comunidad que debieron arrancar tras la represión. “Rafael estaba contento, nos abraza cuando llega. Ese día compartimos todo lo que habían traído, compartimos mate, comida, charla”, afirmó el vocero de la comunidad.

Al día siguiente, el fatal sábado 25 de noviembre, los comuneros decidieron a buscar agua, puesto que no escuchaban el helicóptero de los Albatros.

“Empezamos a bajar por una huella para una persona. Éramos muchos. Bajamos un par de metros y nos encontramos de frente al grupo Albatros, y dicen ‘Alto, Albatros’, y empiezan a los tiros, pam, pam, y ahí los peñis dicen corran, corran, y corrimos un poquito nomás, y unos quedamos en un lugar que está parejo el terreno, y le empezamos a gritar. No es zona de piedras, había una diez piedras contadas con la mano. Un peñi les grita que se vayan y se agacha a buscar una piedra, y ahí le apuntan y le tiran. Lo mismo a la lamien: le apuntan y le tiran. Entre medio de eso, otro le había pegado a Rafa. Estaban los tres tirados en el piso, y cuando ellos pensaron que habían matado a tres, salen corriendo, bajan. Y nosotros les gritamos mataron a uno”, relató el vocero a En estos días.

El dirigente afirma que mientras Rafael agonizaba, dos compañeros comenzaron a bajarlo, pero “cuando llegan a la rutas les apuntan con los fusiles. El cuerpo queda tirado al costado de la ruta porque la Policía Federal agarra a los dos peñis y los suben a una camioneta. Y el cuerpo lo agarran dos policías y lo empiezan a arrastrar por el cordón de la ruta, por toda la piedra, ahí es cuando le rompen la cabeza, le raspan todo la parte de atrás. Lo sacan de la camilla y lo arrastran. Lo dejan bastante lejos y lo tienen desde las 5 de la tarde hasta las 12.30 de la noche. Entre medio de eso a los peñis los llevan detenidos al Aeropuerto”.

“Él muere antes de llegar abajo. Estaba a mil metros más o menos. No sé cuánto habrá estado respirando. Muere casi en el acto. Era un disparo a muerte, no se iba a poder salvar”, subrayó el dirigente sin identificar.

“El último deseo de él era quedarse acá, ‘no me lleven, no me lleven, me quiero morir acá’, decía. Él ya sabía que se estaba muriendo, enseguida se puso pálido y enseguida dijo que no se iba a salvar. Nos empezó a dar palabras de aliento. Entonces nosotros en el momento tan complicado, muy duro muy triste, seguimos con su palabra, nos quedamos y dos peñis fueron los que llevaron el cuerpo hasta la ruta. Sus últimas palabras fueron muy buenas para nosotros, y la charla que tuvimos antes, igual”, describió.

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones

Comparte ✌️

Comenta 💬