El diablo vendiendo cruces: La aplaudida Ley Antidiscriminación promulgada en La Moneda

En medio del fuego cruzado entre organizaciones hegemónicas de la diversidad sexual -Movilh e Iguales- el presidente Sebastián Piñera promulgó la polémica Ley Antidiscriminación después de 7 años de tramitación en el Congreso Nacional

En medio del fuego cruzado entre organizaciones hegemónicas de la diversidad sexual -Movilh e Iguales- el presidente Sebastián Piñera promulgó la polémica Ley Antidiscriminación después de 7 años de tramitación en el Congreso Nacional. La particular y cuidada puesta en escena en el Salón Montt Varas de La Moneda -donde Piñera “agradeció” el “sacrificio” de Daniel Zamudio- incluyó a ministros, parlamentarios pro diversidad, agrupaciones homosexuales, asociaciones religiosas y étnicas, sumado a la emotiva intervención de Catalina Parot, ministra de Bienes Nacionales. “No seríamos humanos si fuéramos todos iguales”, dijo Parot, levantando sus muletas e inquietando con sus palabras al homonormativo presidente de Fundación Iguales, Pablo Simonetti.

Eran diversos y visibles los invitados al solemne evento oficialista, pero existiendo evidentes y emblemáticas ausencias, entre ellas: Sandy Iturra, transgénera de Quintay atacada por un grupo neonazi en Valparaíso que hoy denuncia ser discriminada por el estatal Prodemu y la jueza Karen Atala que nunca fue mencionada, esperando todavía que el Gobierno de Chile cumpla el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que condenó al Estado por discriminación sexual.

Minutos antes de un acto impostado de “diverso” e “igualitario”, el “presidente vitalicio” del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual, desató controversia pública acusando a Fundación Iguales de “malas prácticas políticas”. “El diablo vendiendo cruces”, escribí indignado en @elchedelosgays. “El problema han sido las malas prácticas que desde el primer día inauguraron el quehacer de Iguales y que hemos puesto en cuestión. En ocho meses han tomado las peores prácticas de los partidos políticos y las han instalado en su relación con otras instituciones», dijo Rolando Jiménez a Radio Cooperativa, desatando ácidas críticas en las redes sociales donde se cuestionó el autoritarismo de su “liderazgo” y el sesgo corporativo que imprime su colectivo a las actividades públicas, desconociendo las miradas críticas de otras organizaciones de la diversidad y/o disidencia sexual en Chile. “Nosotros no somos una agrupación política que está luchando por un espacio de poder”, replicó un apacible y poco creíble Pablo Simonetti.  “Otro diablo, pero las mismas cruces”, pensé.

Así, mientras el “caudillo vitalicio” arremetía contra la normalizadora e higienizante Fundación Iguales y Simonetti se esmeraba en poses tácticamente conciliadoras, Sebastián Piñera vendía sus propias cruces vistiéndose de tolerante, diverso, liberal e integrador, señalando que “gracias al sacrificio de Daniel hoy día tenemos una nueva ley que ayudará a construir un Chile más libre, más humano, más tolerante y acogedor». Lo que “Piñericosas” olvidó remarcar es que Daniel Zamudio murió producto del odio y la homofobia reinante en nuestra sociedad. No hubo sacrificio ¡fue asesinato!

Del mismo modo, su Excelencia y las organizaciones “satisfachas” e “igualadas” presentes en el acto, olvidaron señalar la “letra chica” de la aplaudida Ley Antidiscriminación. Si bien es un avance, “ahora somos una realidad humana”, dicen irónicamente las locas históricas, la legislación aborda sólo aspectos punitivos y no contempla acciones afirmativas y los necesarios actos reparatorios a las víctimas de la discriminación arbitraria.

La Ley Antidiscriminación actuará -se espera- como un factor intimidante frente a los actos de discriminación, pero no previene ni apunta a lo fundamental que es la educación en la diversidad. ¿El “igualitario” ministro Harald Beyer impulsará planes de educación en la diversidad en todos los colegios de Chile? ¿Estará la lucrativa educación chilena -privatizada y religiosa- capacitada para educar en la no discriminación y el respeto a la diferencia?.

La Ley sólo castiga y creer que la existencia de un castigo monetario suprimirá la discriminación arbitraria es no entender los procesos culturales y sociales de un país. Representa un avance porque -simbólicamente- instala la no discriminación como un valor social que debe ser protegido, pero habrá que ver cómo opera en la realidad. Serán los jueces de letras los que determinarán -burocracia pública mediante- si hubo un acto discriminatorio arbitrario. ¿Estarán nuestros jueces preparados para la diversidad?

El proceso se anuncia dificultoso en su actuar, particularmente pensando que si no se prueba la “discriminación” serán los denunciantes los que deben pagar, pareciendo más una acción amenazante que protectora. Los críticos de la diversidad sexual dicen que no debiese ser conocida como “Ley Zamudio” sino como “Ley Chamullo”. Del mismo modo se señala que el Estado debe elaborar e implementar  políticas destinadas a garantizar a toda persona, sin discriminación arbitraria, el goce y ejercicio de sus derechos y libertades reconocidos por la Constitución Política de la República (hija del horror discriminador y asesino de la dictadura militar), pero no establece una institucionalidad pública que garantice y promueva la no discriminación. ¿Serán Movilh e Iguales los que velen por el cumplimiento de la Ley Antidiscriminación disputándose denunciantes y luces de la TV?

¿Qué hacer? Muchos creemos que más que sentirnos “satisfachos” con este gesto democratizador del Gobierno del lucro, aún quedan muchas otras luchas y caminos por recorrer, exigiendo cambios hacia una verdadera democratización, radical y sexual, del orden simbólico, político, económico y social, donde por amplias alamedas camine un Chile diverso y libre. Hoy tenemos Ley Antidiscriminación y  los voceros homosexuales se pasean encorbatados por la TV luciendo orgullosos “su conquista”, pero no escuchando a Sandy Iturra, ni prestando atención a los reclamos de un grupo de compañeras transgéneras que fueron a golpear las puertas de La Moneda protestando por no haber sido invitadas al “acto sacrificial” de los discriminados de Chile, cuando todas ellas -afirman- son las más discriminadas entre las discriminadas.

 Víctor Hugo Robles

* Periodista, activista y apóstata, conocido como “El Che de los Gays”, autor de “Bandera Hueca, Historia del Movimiento Homosexual de Chile”.

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