Tienen las peores condiciones laborales

El trabajo femenino en Chile sigue siendo precario

Estudio de la Fundación Sol desvela que el 76% del nuevo empleo femenino corresponde a trabajos precarios.

Las cifras respecto al aumento de empleo suelen mentir y la mayoría lo sabe. Sin embargo, es bueno que sean desmanteladas estas mentiras.

En esta ocasión la Fundación Sol, una ONG nacional encargada de investigar, realizar estudios, talleres y asesorías sobre el mundo del trabajo en Chile,  ha sacado a la luz un estudio en el que se extrae que pese al crecimiento de la participación de las mujeres en el mercado laboral durante las últimas décadas, la calidad de la inserción laboral es precario.
Si bien hay más mujeres trabajando, un 76%  de los puestos que ocupan corresponden a trabajos precarios: asalariadas externas, trabajadoras por cuenta propia y empleo familiar no remunerado.
Así lo revela el Informe de Calidad de Empleo de la Fundación Sol. (Disponible aquí)
Si se presta atención en el grupo de mujeres que reciben sueldo, se observa que en los últimos 61 meses, el 70% corresponde a empleo externalizado, es decir, modalidades de subcontrato, suministro o enganche de trabajadores.
“El empleo externo es de bajo costo para la empresa y ,para la trabajadora, se traduce en bajos salarios y en grandes dificultades para defender colectivamente sus derechos”, explica Alexander Páez, sociólogo de la Fundación Sol.
Del informe se deduce que, del total de trabajadoras asalariadas, un 20,4% no tiene contrato laboral y un 19,5% trabaja bajo condiciones de externalización.
Las trabajadoras por Cuenta Propia también tienen una importante incidencia en el aumento del empleo total: un 27,5% corresponde a este grupo.
Mientras que el 83,1% de las mujeres empleadas en este tipo de ocupación son trabajadoras por Cuenta Propia No Profesionales y Encadenadas Productivamente (se clasifican como Cuenta Propia, pero se encuentran encadenados a otra empresa, por ende, no son realmente autónomas).
De esto desprendemos:
Sí, las mujeres han aumentado su participación laboral pero las condiciones en las que lo han hecho están lejos de permitirles una vida digna, y pararse en igualdad ya sea ante quienes les contratan, o en la sociedad. Las condiciones precarias de las mujeres trabajadoras no pueden quedar como un tema asumido, o engañarnos pensando que están siendo independientes con sus emprendimientos, más bien todo se corresponde con ocupaciones precarias, donde ellas mismas se autoimponen para tener derechos que sus propios empleadores les niegan.

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