Según el informe emitido por Oxfam

En dos años, el 1% más rico del mundo reunirá la misma riqueza que el 99% restante

El informe Oxfam revela que la brecha económica entre ricos y pobres continúa abriéndose cada vez a un ritmo más elevado. Las empresas del sector financiero y farmacéutico, son las que más riqueza reúnen, y las que más poder ejercen sobre los gobiernos que acaban legislando según los intereses empresariales.

Por Marta Ubeda

19/01/2015

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Ricos y pobres

El informe emitido por Oxfam, confederación internacional de organizaciones que trabajan para encontrar soluciones a la pobreza en el mundo, evidencia que la riqueza mundial se concentra cada vez más en las manos de una pequeña sección del total de la población. Las pocas decenas de personas que más dinero tienen en el mundo, trabajan para proteger sus intereses económicos y asegurar el mantenimiento de su estatus a través de presiones e influencias sobre los equipos de gobierno. Las personas más ricas del mundo trabajan en sectores económicos tales como el financiero, el farmacéutico o el de atención sanitaria y destinan millones de dólares anuales a actividades de lobby dirigidas a conseguir que la legislación fiscal y tributaria de los países les resulte favorable para sus intereses empresariales.

En el 2014, según el informe difundido, el 1% más rico del mundo poseía el 48% de la riqueza mundial, mientras que el otro 99% de la población ser repartía el 52% restante, del cual casi su totalidad estaba en manos del 20% más rico. En resumen, en el año 2014 el 5,5% de la riqueza mundial estaba repartida entre el 80% de la población del planeta.

Actualmente, las 80 personas más ricas del mundo poseen la misma riqueza que el 50% de la población más pobre del planeta, es decir, ochenta personas poseen la misma riqueza que 3.500 millones de ciudadanos del mundo. La ONG estima que si esta tendencia continúa -que todo apunta a que así será- en el año 2017 el 1% más rico del planeta reunirá más riqueza que el 99 por ciento restante.

El dato más alarmante es que en un momento en el que la economía mundial y el sistema capitalista muestra fallas y debilidades; en unos años en los que grandes economías se han visto duramente afectadas por la caída de los mercados; el ritmo de enriquecimiento de los más ricos aumenta a una velocidad aún mayor que los años anteriores. Según el informe de Oxfam, en el año 2010 las 80 personas más ricas del mundo poseían 1,3 billones de dólares mientras que en el 2014 poseían una riqueza neta de 1,9 billones de dólares.

En el año 2014 había 1.645 personas milmillonarias en el mundo, el 90% de ellos hombres, según la lista Forbes. Casi el 30% de estas personas -492- son ciudadanos estadounidenses y el 34% de ellos heredó la totalidad o parte de la fortuna que ostentan actualmente. El 20% de estos 1.645 milmillonarios tienen intereses o desarrollaban actividades vinculadas con los sectores financieros o de seguros.

Eso sí, aunque los servicios financieros son considerados el origen de riqueza más habitual, entre 2013 y 2014 la riqueza que experimentó un mayor incremento fue la de los milmillonarios que desarrollan actividades dentro del sector farmacéutico o de atención sanitaria.

La más exitosas empresas del rubro financiero, de seguros, farmacéutico o de atención sanitaria generan beneficios extraordinarios que dedican a compensar a sus propietarios e inversores, contribuyendo al incremento de sus fortunas personales. Así, ostentando tanto poder financiero y económico, muchas de estas empresas y empresarios, ejercen influencia sobre los gobiernos para que éstos legislen de acuerdo a sus intereses, algo muy parecido al escándalo PENTA desubierto en Chile.

La financiación de partidos políticos por parte de empresas es una práctica generalizada que proporciona a las grandes miltinacionales una posición de poder e influencia enormemente nociva y tóxica para la democracia y la justicia. A través de sus ayudas y aportaciones, las empresas presionan a los gobiernos para que estos legislen de acuerdo a sus intereses. Así, los más ricos se aseguran seguir siendo los más ricos.

En Estados Unidos, durante las elecciones de 2012, las empresas del sector financiero dedicaron 571 millones de dólares para ayudar a las campañas de determinados partidos políticos. En Europa los lobistas millonarios pertenecientes al sector financiero dedican una media de 150 millones de dólares anuales a ejercer influencia sobre las instituciones.

Las empresas farmacéuticas reúnen también mucha riqueza que usan para ejercer influencia en los gobiernos a través de la financiación de partidos. La industria farmacéutica y sanitaria dedica unos 487 millones dólares anuales a realizar actividades de lobby sólo en Estados Unidos.

Resulta anecdótico que frente a la crisis del ébola que azotó el mundo durante el 2014, las tres empresas farmacéuticas que forman parte de la Federación Internacional de Asociaciones de Industriales Farmacéuticos, se vanagloriaron acerca de los 3 millones de dólares que invirtieron a través de aportaciones en efectivo y de productos médicos para ayudar a los países más afectados por el virus. La cifra en sí puede parecer generosa, pero al compararla con los 18 millones de dólares que estas tres empresas invirtieron en 2013 para actividades de lobby en Estados Unidos, entendemos que, una vez más, sólointentaban reírse de nosotros.

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