Este jueves en la capital

«Es una práctica habitual de tortura»: Convocan a marcha contra el electroshock en Chile

Organizadores de la movilización sostienen que mientras la tendencia mundial es a la prohibición, en nuestro país "y sólo en el Hospital psiquiátrico Horwitz Barak de Santiago, se aplica con una frecuencia de 6 sesiones diarias".

El colectivo Autogestión Libre-Mente ha convocado a una tercera marcha para este jueves 28 de junio, a las 18:30 horas en la Plaza de Armas de Santiago, para denunciar la práctica habitual en Chile del electroshock, exigir su prohibición y penalización.

El electroshock, hoy conocido como Terapia Electroconvulsiva (TEC), es un procedimiento psiquiátrico que consiste en aplicar electrodos en la cabeza con el objetivo de traspasar electricidad al cerebro para producir una convulsión generalizada.

En el llamado que realiza la organización se sostiene que «el electroshock es una práctica habitual de tortura por parte de la psiquiatría a personas en estado de vulnerabilidad y desinformadas». Junto con ello se plantea que su base terapéutica «está desprestigiada, al punto que la tendencia mundial es a la prohibición». No obstante -se agrega- «en Chile y sólo en el Hospital psiquiátrico Horwitz Barak de Santiago se aplica con una frecuencia de 6 sesiones diarias». En ese sentido, se apunta que esta práctica «se aplica como mecanismo de control y castigo de los internos e internas».

Pero no solo eso -agrega el colectivo Autogestión Libre-Mente-, organismo que denuncia que el electroshock «es parte del programa de formación de estudiantes de la salud, cuyas universidades pagan, a cambio de luz y ‘pacientes’, para que sus alumnos y alumnas vean el resultado convulsivo de su aplicación».

«Un golpe de martillo en la cabeza»

Para dimensionar lo que significa la aplicación del electroshock en los seres humanos, el colectivo explica que el golpe de corriente eléctrica que pasa a través del cerebro -con una fuerza de 70 a 400 voltios y una intensidad de corriente de 200 miliamperios a 1,6 amperios (1600 miliamperios)- «es tan grande como la que se encuentra en las tomas de la pared de su casa». De ahí, apuntan, el hecho de que se debe aplicar un gel para evitar las quemaduras en la piel de la cabeza por la electricidad. «Podría matar a la persona si la corriente no se limitara a la cabeza», advierten.

En ese sentido, ejemplifican planteando que el electroshock «equivale a una lesión cerebral aguda, como la producida por un golpe de martillo en la cabeza: la persona queda aturdida, confundida y desorientada, no puede recordar ni apreciar sus problemas». Algo que en la vida cotidiana se traduce en «una importante pérdida de memoria, disminución de la inteligencia y destrezas básicas». Angustiosas consecuencias que -como se sostiene- «han llevado a personas al suicidio».

Junto con ello se denuncia que el daño cerebral producido por el electroshock implica desde hemorragias cerebrales, pasando por atrofia cortical y fibrosis, hasta el riesgo de muerte.

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