Familiares recibieron restos de militantes del PC asesinados hace 36 años

Tres dirigentes del Partido Comunista (PC) asesinados por la dictadura se reencontraron, tras 36 años, con sus familias, las cuales recibieron sus restos para realizar un velatorio esta noche en Michoacán de los Guindos y hacer los funerales en el Memorial de los Detenidos Desaparecidos, en el Cementerio General

Por Cesarius

27/07/2012

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FOTO: Tribuna del Bío Bío. / Archivo: protesta exigiendo saber dónd eestán los detenidos desaparecidos.

Tres dirigentes del Partido Comunista (PC) asesinados por la dictadura se reencontraron, tras 36 años, con sus familias, las cuales recibieron sus restos para realizar un velatorio esta noche en Michoacán de los Guindos y hacer los funerales en el Memorial de los Detenidos Desaparecidos, en el Cementerio General.

Los familiares de Fernando Ortiz, Horacio Cepeda y Lincoyán Berríos, recibieron en la casa-museo Delia del Carril a Guillermo Teillier, presidente del PC; Karol Cariola, secretaria general de las Juventudes Comunistas; Jaime Gajardo, presidente del Colegio de Profesores; Cristian Cuevas, presidente de la Confederación de Trabajadores del Cobre; Daniel Jadue, candidato a alcalde por Recoleta; Lorena Pizarro, presidenta de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos; entre otros/as personeros de la colectividad, que se acercaron a ofrecer sus condolencias y su solidaridad.

Bárbara, hija de Horacio Cepeda, hizo lectura de un comunicado que firman las tres familias, en que da cuenta del recorrido que han debido realizar para que se alcance este momento, en que al fin puedan reencontrarse con parte de los cuerpos de sus familiares asesinados. Los deudos dicen que aún no se ha hecho justicia y que persistirán hasta que se castigue a los culpables.

María Estela Ortiz, hija del historiador Fernando Ortiz y viuda de José Manuel Parada –también asesinado por agentes de la dictadura, en el Caso Degollados-, dijo que “es un proceso bastante extraño el que uno vive cuando se reconocen pequeños fragmentos. Al fin mi padre, Horacio, Lincoyán y Ángel Guerrero -que fue llevado a su casa esta mañana- acuden al lugar donde deberían haber estado siempre. Creo que la dignidad de estos hombres y los otros detenidos desaparecidos y ejecutados políticos, es algo de lo que nos tenemos que enorgullecer todos quienes hemos abrazado la libertad, la justicia y la democracia”.

Y agrega que considera que “a quienes estamos enterrando hoy día son una muestra del horror de una maldad infinita, de cómo pudieron ensañarse usando todos los mecanismos del Estado, usando la plata de todos los chilenos contra chilenos, que lo único que querían era terminar con la dictadura y avanzar en la construcción de un país diferente”.

Ortiz también expresó su reflexión, respecto de que el problema “hoy día lo tienen ellos, pero no sólo los agentes de seguridad que fueron responsables de estas detenciones, torturas y asesinatos, sino también los civiles que se esconden y que no son capaces de dar la cara y asumir la responsabilidad. Los responsables intelectuales del terrorismo de Estado, del golpe militar, quienes hoy día son capaces de ir al Caupolicán a rendir un homenaje a Pinochet. Hace tres días, avergüenza a nuestro país, diciendo que no se arrepiente y que volvería a hacer lo mismo, el general Matthei”.

En otro orden, María Estela Ortiz, también enfatizó el hecho de que aún hay muchos de los culpables de los atropellos, asesinatos y torturas, que siguen en diversos puestos oficiales, tanto en el Ejecutivo, como en el Legislativo, e incluso en la Corte Suprema y de Apelaciones.

COMUNICADO DE LAS FAMILIAS

“Concluye una larga espera que como familia hemos vivido desde diciembre de 1976, fecha en que Fernando Ortiz, Horacio Cepeda, Lincoyán Berríos y otros ocho compañeros militantes del Partido Comunista; Armando Portilla, Fernando Navarro, Luis Lazo, Reinalda Pereira, Waldo Pizarro, Héctor Veliz, Lisandro Cruz y Edgar Pinto; dos compañeros del MIR, Santiago Araya y Carlos Duran, fueron detenidos y hechos desaparecer por agentes de la DINA (Dirección Nacional de Inteligencia). Hoy sabemos que fueron llevados al cuartel de calle Simón Bolívar donde fueron asesinados.

“Tras años de investigación los restos de nuestros familiares han sido identificados y hoy nos aprontamos a darles sepultura, queremos compartir este momento tan significativo con quienes los conocieron en sus distintas etapas de la vida, quienes les abrieron las puertas de la clandestinidad, los compañeros de partido y todos los amigos y amigas que nos han acompañado a lo largo de estos casi treinta y seis años en la búsqueda de la verdad y la exigencia de justicia.

“La detención de nuestros familiares miembros de la dirección del PC, pareciera ser la culminación de la política de exterminio en contra del partido, que comenzó a fines de 1975 y terminó a inicios de 1976, conducida por la DINA. Noventa militantes fueron detenidos y hechos desaparecer, la mayoría de ellos integrantes de las comisiones nacionales y de las dirección del Partido.

“A partir de las detenciones comenzamos un largo peregrinar que ya habían recorrido otros familiares: postas, hospitales, comisarías, cementerios, morgues y sin ningún resultado. Los recursos de amparo que presentamos fueron infructuosos.

“Conseguimos que la Corte Suprema, en febrero de 1977, nombrara a Álvaro Huancaíno como ministro en visita, sin embargo, él cerro el sumario, ya que la información emanada de los organismos sociales establecía que nuestros familiares se habían ido a Argentina por el paso Los Libertadores.

“Los primeros avances en la investigación los vemos solo cuando asume el ministro Carlos Cerda, quien logra establecer la falsedad de los documentos sobre el lado argentino. El ministro Cerda se ve comprometido con no dejar impune los hechos cometidos con nuestros familiares, fue reemplazado por el juez Manuel Celedonio, quien aplicó la amnistía y sobreseyó definitivamente la causa. Sobreseimiento que fue confirmado por la Corte Suprema en 1979.

“Tras once años de lucha y búsqueda de nueva información, en el contexto de la Mesa de Diálogo del año 2000, lograríamos obtener de las fuerzas armadas, nuevos antecedentes sobre el paradero de seis de nuestros familiares: Lincoyán Berríos, Horacio Cepeda, Fernando Navarro, Fernando Ortiz, Héctor Veliz y Luis Lazo Santander. Todos ellos habían sido arrojados a un foso de la mina Los Bronces, en la cuesta Barriga.

“Durante dos meses se buscaron sus restos en esta mina, se encontraron cerca de 200 pequeñas osamentas, ya que se había producido en el años 1979 la exhumación de restos por parte de la CNI -Central Nacional de Inteligencia, organismo que reemplazó a la DINA-. Las osamentas encontradas no lograron ser identificadas hasta el mes de julio del 2012 y es en ese proceso que logramos reconocer a nuestros familiares.

“En julio del 2002 logramos interponer una nueva querella criminal, la que fue tramitada por diversos jueces, pero solo en el año 2007 -cuando nuestra causa es asumida por el ministro Víctor Montillo- quien investiga el caso calle Conferencia y que descubriera el paso de nuestros familiares y varios detenidos en diciembre de 1976 por el cuartel Simón Bolívar.

“El cuartel Simón Bolívar fue un lugar de exterminio, porque ninguno de los detenidos que pasó por este recinto salió con vida. Los métodos aquí utilizados develan el horror con el que actuaron los agentes de la dictadura de Pinochet. El mismo Víctor Montillo falleció a fines de marzo de 2011 y en la actualidad la causa permanece en estado de sumario y es tarea ahora del ministro Miguel Vásquez hacer justicia condenando a los asesinos y torturadores con penas que sean acordes a los horrendos crímenes cometidos por ellos.

“Hoy, aunque tenemos sentimientos de profundo dolor, podemos decir que hemos sido más tenaces que los agentes represores y no cesaremos hasta obtener la condena de estos asesinos. Seguiremos luchando por la vida, porque esto hemos sido, luchadoras y luchadores por la vida, todas nosotras y nosotros, nuestras hijas e hijos, nuestros nietos y nietas, pese al dolor y la ausencia hemos optado por la vida, hoy estamos aquí para dar sepultura a los pequeños fragmentos de las osamentas encontradas que corresponden a nuestros familiares Fernando Ortiz, Horacio Cepeda, Lincoyán Berríos.

“Han transcurrido 36 años de su detención y desaparición, 36 años de lucha constante en la búsqueda de la verdad y exigencia de la justicia, 36 años por mantener la memoria histórica de nuestro país, para que los horrores y violaciones a los DDHH cometidos durante la dictadura militar no sean jamás olvidados y no vuelvan a repetirse. Todos quienes nos han acompañado durante estos años, también han optado por la vida y la solidaridad, hemos sentido su cariño y amor durante este largo tiempo y les damos las gracias por ello”.

CBH

Twitter: @Cesar_inBH

El Ciudadano

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