Las mujeres adolescentes son las más vulneradas

La Misoginia Mata

Las normas y la desigualdad de género tienen un vínculo significativo en la vulnerabilidad de suicidio

 

 

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¿Cómo se explica que la principal causa de muerte de mujeres entre 15 a 19, en todo el mundo, sea el suicidio? 

Expertos en Salud mundial declararon  que «La razón más probable es la discriminación de género.»

En otras palabras, la misoginia mata.

Las estadísticas son impactantes:  un estudio recientemente publicado sobre el suicidio y realizado por la Organización Mundial de la Salud, alerta que el 71% es causada por el suicidio.

 También mostró que a nivel mundial, el suicidio es la segunda causa principal de muerte en las jóvenes con edades comprendidas entre  15 y 29 años de edad. Estos datos han llevado a notar un mal que afecta principalmente a las mujeres jóvenes.

Fue la Dr. Suzanne Petroni, directora senior de género, población y  desarrollo del Centro Internacional para la Investigación sobre la Mujer, quien se dio cuenta de la escalofriante estadística de un informe especial de la OMS sobre las adolescentes. En una sección sobre cómo la mortalidad materna había disminuído encontró el siguiente párrafo: «La mortalidad materna ocupa el segundo lugar entre las causas de muerte de mujeres entre los 15 a 19 años de edad en todo el mundo, sólo es superada por el suicidio.»

Petroni llamó a un amigo de la OMS para asegurarse de que la estadística era correcta y luego cavó un poco más profundo: y pudo comprobar que efectivamente el suicidio era la principal causa de muerte en  adolescentes y que más de dos mil de las que optaban por el suicidio, estaban embarazadas.

 La dra. Petroni postula: que «las normas y la desigualdad de género tienen un vínculo significativo en la vulnerabilidad de suicidio».

Petroni toma nota que durante la adolescencia es cuando los roles de género y la discriminación comienzan a intensificarse y que esto ocurre a nivel mundial. «Hay un aumento de la violencia, el matrimonio infantil, el abuso sexual, la explotación, las limitaciones en el control reproductivo y niñas excluidas de la educación y de la igualdad «afirma.

En El Salvador, por ejemplo – donde el aborto es completamente ilegal – el embarazo en la adolescencia (a menudo el resultado de ser víctima de una violación o incesto) es considerado una de las principales causas de suicidio.

Si tenemos en cuenta lo que la Organización Mundial de la Salud identifica como riesgos de suicidio: la discriminación, el abuso, la violencia y las relaciones conflictivas, se hace evidente, que se trata de los problemas que enfrentan las mujeres y de manera desproporcionada  las más jóvenes.

Latanya Mapp Frett, directora ejecutiva de Planificación de la Familia Mundial, declaró que «en todo el mundo, las niñas son a menudo infravaloradas o descuidadas por los gobiernos, las comunidades, e incluso por sus propias familias».

Estas conclusiones  se alinean con un estudio publicado a principios de este año sobre el papel del sexismo en temas de salud mental de las mujeres americanas Petroni y de Patel. Investigadores de la Universidad de Missouri-Kansas y la Universidad Estatal de Georgia encontraron que existía una relación entre el «malestar psicológico» de la mujer y temas como el acoso sexual, la objetivación y la violencia sexual.

Si consideramos el  impacto que el sexismo tiene en la salud mental, es lógico que también afectaría el riesgo de suicidio en mujeres jóvenes, sin importar donde vivan.

Las niñas maltratadas no viven en un sólo país. Viven niñas maltratadas en todos los países del mundo. Muchas víctimas de violación se suicidan, víctimas de violencia de género o maltrato sicológico. Y estas circunstancias, se dan en países desarrollados o no.

 Si bien, el sexismo es diferente y más extremo en algunos lugares que en otros. Ningún país está completamente libre de  misoginia violenta, y las estadísticas globales sobre las tasas en las que las mujeres jóvenes se suicidan cuentan una historia escalofriante.

 Algunas soluciones tangibles que ofrece Petroni: «hay que poner a las niñas en el centro del desarrollo y de las políticas públicas, reconociéndolas como personas con igualdad de derechos. Lo que  necesitamos sobre todo es lo más difícil de conseguir: la igualdad»


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