Ochenta y un razones para seguir luchando

Cuando ya se cumple un año de la peor tragedia carcelaria vivida en Chile, los familiares de los 81 reos muertos en el incendio de la Cárcel San Miguel alzan la voz para denunciar la hipocresía que ayer mató a sus familiares y que hoy aqueja al resto del país

Cuando ya se cumple un año de la peor tragedia carcelaria vivida en Chile, los familiares de los 81 reos muertos en el incendio de la Cárcel San Miguel alzan la voz para denunciar la hipocresía que ayer mató a sus familiares y que hoy aqueja al resto del país. “La solución no está en construir más cárceles (…) Lo que tienen que hacer es invertir, gastar la plata que no quieren gastar en educación”, recordaron.

Al 2010 de Chile se le llamó el año de las tragedias. Cuando aún no terminaba el verano, un terremoto de 8.8 grados de magnitud sacudió la zona centro y sur del país, derribando hogares y destruyendo ciudades. El desastre fue acompañado de un fuerte tsunami que impactó las cosas chilenas, generando consecuencias en gran parte del Pacífico Sur. Semanas después, el Gobierno de Sebastián Piñera confirmó la muerte de 525 personas y 25 desaparecidos.

A dos años de la catástrofe, según lo denunciado por los diputados Patricio Hales (PPD) y Carlos Montes (PS), sólo se han construido 5.440 viviendas para los damnificados del terremoto –muchos de los cuales siguen viviendo en campamentos con baños comunitarios y sin acceso directo al agua potable-. Por su parte, el jefe de reconstrucción urbana del Ministerio de Vivienda, Francisco Irrarázabal, se defendió de las críticas otorgando una triste noticia para las víctimas del terremoto: “En un programa tan amplio, con tantas regiones, yo creo que uno siempre puede buscar algún indicador que sea particularmente malo, así que estamos trabajando para cumplir las metas y esperamos terminar la reconstrucción hacia diciembre de 2013”.

Su anuncio sella el tercer invierno sin hogar definitivo para los damnificados que, desde el sur, ya han agotado su paciencia. La promesa de Sebastián Piñera auguraba 100 mil viviendas terminadas a fines de julio del 2011.

Sin embargo, en agosto del mismo fatídico 2010 –como muchas veces le denominó la prensa tradicional- la noticia de 33 mineros atrapados en el derrumbe de la mina San José sacudió a todo el mundo, revelando las paupérrimas condiciones de trabajo en la minería chilena. Sin embargo, durante 70 días, un show mediático acompañó los intentos del Gobierno por rescatar a los trabajadores encerrados, destacándose la solidaridad del pueblo chileno y la esperanza de las familias de las víctimas.

Un año después y terminado el espectáculo, una escasa cobertura periodística rodeó la millonaria demanda que 31 de los 33 mineros decidieron impulsar contra el Estado. Hoy, casi la mitad de ellos está cesante y sólo 4 se sintieron capacitados para volver a la minería, mientras que el resto debe invertir parte de su capital en tratamientos psicológicos para superar el trauma de la tragedia.

El batatazo final sucedería un 8 de diciembre, cuando un incendio en la Cárcel San Miguel terminó con la vida de 81 personas. Entonces, y con menos disposición a convertir el suceso en un hecho mediático, diversas autoridades aparecieron en televisión lamentando otra tragedia más para el doloroso año de Chile.

“Nuestro interés no está tanto en mirar hacia atrás, para buscar responsabilidades, sino que juntos mirar hacia adelante, para ver cómo hacemos, en forma eficaz, oportuna y exitosa esta gran reforma, que se la debemos no solamente a nuestros reclusos, sino que también a toda nuestra sociedad”, aseguró el Mandatario.

Hoy, cuando se cumple un año desde la tragedia, el mismo Piñera se ausentó del homenaje que los familiares de los 81 reos levantaron para recordar a sus muertos. Al igual que los damnificados del terremoto y los 33 mineros de Atacama, ellos buscan que el país abandone su mira anécdotica, pueda establecer responsabilidades y comience a luchar.

 

ABRAMOS TODAS LAS REJAS

“Hay un tema claro: el incendio fue ocasionado por los internos. Por tanto, hay una autorresponsabilidad”, declaró hoy el ministro de Justicia, Teodoro Ribera, al periódico La Tercera.

Sus palabras hacen eco en la desesperación de los familiares de la Agrupación “81 razones para luchar”, quienes realizan periódicamente actividades no sólo para recordar a sus muertos, sino para exigir justicia para quienes están hoy tras las rejas. La organización, liderada por el vocero César Pizarro, ha participado de un recorrido por diversos recintos carcelarios de Santiago,  llamado “La ruta de la Cana”. Desde esa instancia, los familiares de los 81 reos de San Miguel pretenden compartir su testimonio con los presos.

“Como siempre tenemos eso que les hace temblar a los asesinos carceleros. Para nosotros existe la esperanza, el amor, la tolerancia y la solidaridad y hemos ido creando lazos y vínculos hermosos entre las familias y mucha gente externa que se ha acercado a darnos su amor y apoyo, el cual nos da un pequeño rayo de luz”, escriben en su blog, desde donde exponen algunas fotos y comunicados sobre sus actividades.

Durante el homenaje, el titular de Justicia anunció que el Gobierno sigue interesado en reducir los niveles de hacinamiento al interior de las cárceles chilenas. Sin embargo, apuntó que “nuestros esfuerzos están para disminuir al máximo los riesgos. Esto se tiene que mejorar haciendo un uso racional de las cárceles, construyendo nuevos penales y creando penas alternativas. Para las nuevas cárceles estamos hablando de estructuras de 100 millones de dólares, pero es probable que no logremos concluir las cárceles dada la magnitud de las mismas”. 

El lugar del accidente fue reacondicionado y es habitado hoy por 155 mujeres que fueron sentenciadas a prisión preventiva, condición que, en algunos casos, ha sido duramente criticada por quienes han cuestionado que se prive de libertad a personas que según el derecho son inocentes.

Al finalizar el homenaje, el anuncio del ministro Ribera fue criticado por el vocero de la Agrupación. “Es un mero saludo a la bandera. Estuvimos 11 meses pidiendo una serie de cosas y ahora vienen con eso. Por qué tuvieron que morir 81 personas para que el Estado invierta. ¿Por qué no lo hicieron antes? La solución no está en construir más cárceles, como han dicho las autoridades. Lo que tienen que hacer es invertir, gastar la plata que no quieren gastar en educación”, afirmó Pizarro.

Por ahora, la pelea de “81 razones x luchar” va más allá de la búsqueda de justicia. Es también contra el olvido de las autoridades y el desgaste de todos aquellos que han salido durante este año y los anteriores a denunciar las injusticias de Chile. Para que nunca más la muerte de 81 hombres pase a ser una anécdota del país de las tragedias. “Tengan la tranquilidad que cada vez que salimos a la calle o a algún lugar tenemos en la mente y el corazón a los 81 compañeros que partieron y a las 81 familias que sufrimos a diario la impotencia del desamparo del Estado. A demostrar el descontento, a levantar la vista y sacar la fuerza del corazón. Recordemos que tenemos 81 razones x luchar. Fuerza y arriba los que luchan”.

Por Vanessa Vargas Rojas

El Ciudadano

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