La ola homofóbica se toma calles de Chile y el mundo en nombre de valores y la familia

Marcha por los Valores y la Familia se llamó la manifestación que sectores religiosos y conservadores realizaron el sábado pasado en Santiago

Por Cesarius

05/08/2011

Publicado en

Género / Justicia y DD.HH / Portada

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Marcha por los Valores y la Familia se llamó la manifestación que sectores religiosos y conservadores realizaron el sábado pasado en Santiago. Las críticas se extendieron rápidamente por las redes sociales, ya que muchos consideraron que dicha actividad, más que defender la familia, incentiva la intolerancia contra las minorías sexuales, justo en el momento en que en nuestro país se acerca la discusión sobre uniones de parejas del mismo sexo.

Pero Chile no es el único país donde sectores homofóbicos expresan su rechazo contra la comunidad homosexual. Los casos en el mundo son variados, muchas veces en un tono que no descarta la violencia ni la negación de los derechos humanos fundamentales.

Aunque han pasado varios días desde que casi mil personas (aunque sus organizadores contabilizaron cinco mil) se congregaran en la Plaza Italia de Santiago para marchar “por los valores y la familia” los coletazos aún se extienden: Este martes el artista francés Yann Tiersen criticó a la organización convocante –Transforma Chile– por utilizar en los videos de promoción (ver más abajo) su canción “J’y Suis Jamais Alle”.

El músico –autor del aplaudido soundtrack de la película Ameliè– declaró a través de un comunicado estar en desacuerdo con las ideas del video, así como estar estudiando acciones legales por utilizar su canción sin autorización. Pero las críticas a la actividad comenzaron varios días antes de su concreción, de mano de organizaciones de la diversidad sexual y de amplios sectores ciudadanos que, a través de facebook y twitter, condenaron la manifestación por las implicancias negativas que ésta tiene en la sociedad chilena.

HOMOFOBIA CAMUFLADA

No deja de ser interesante que en la marcha del sábado se viese a organizaciones cristianas, parlamentarios como la diputada María Angélica Cristi o personajes infantiles como “El gato Juanito”, marchando hasta La Moneda junto a grupos de inspiración nacional socialista como el Frente Orden Nacional (FON).

Aunque Salvador Salazar, presidente de Muévete Chile, uno de los organizadores, enfatizó que la actividad no era una marcha anti gay, y si “una marcha positiva a favor de la familia y del matrimonio entre un hombre y una mujer», organizaciones como el  Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) calificaron como “un engaño” la convocatoria, ya que esta tuvo dos caras: “Una de odio, lo cual felizmente logró ser conocida por muchas personas, y otra más masiva, de tipo amable, que engañó y confundió a otras».

El Movilh acusó a la manifestación de «incitar al odio y la violencia», así como de tratar de  «anormales, inmorales y pervertidos” a las familias compuestas por personas del mismo género, “lo que resulta inaceptable en el marco de cualquier ejercicio democrático».

Además recalcaron la presencia de “grupos neonazis que con gritos se refirieron a las personas homosexuales como invertidas” y criticaron la presencia de la diputada de la Alianza en “un evento donde claramente se daña la dignidad de personas sólo por amar a otras de su mismo sexo».

«La igualdad tiene que ser igualdad para todos. Cuando ellos hicieron su marcha, nadie los molestó», respondió la Cristi. Más tarde, escribió en su twitter: «Muy alegre la marcha por la familia en Plaza Italia«.

Al respecto, el vocero de Transforma Chile, Agustín Zamora, manifestó en televisión que le llamaba «muchísimo la atención que los que más emplean la palabra tolerancia, no han tenido la capacidad para aceptar también la diversidad de opiniones y conceptos, en los cuales tenemos diferencias que son por todos conocidas», recalcando que la marcha no era contra el mundo homosexual, sino de “homenaje a la familia”, que ellos la conciben sólo entre un hombre y una mujer.

Zamora es conductor del programa Conciencia de Valores -que se transmite semanalmente por Artv, LIV, UCV, y tres canales de cable VTR de la V, VI y  VIII regiones- en el que desfila la selección del conservadurismo nacional, opinando de temas de la realidad social bajo un prisma claramente reaccionario.

En el programa lo acompañan Alfredo Vicuña, profesor de Oratoria, y conductor del programa “Tiempo Para Conversar” de Radio Agricultura (el que manifestó en el último programa que las movilizaciones estudiantiles eran producto del influjo de infiltrados marxistas); y Javiera de la Plaza, psicóloga UDP, “experta en asertividad”, quien trabajó como consultora de empresas como El Mercurio, Celulosa Arauco y Constitución (Celco), Minera Disputada de Las Condes, Laboratorio Merck, entre otras.

TRENDING TOPIC

Las reacciones a favor y en contra de la marcha no se hicieron esperar, siendo columnistas de medios y miles de personas, a través de redes como facebook y twitter, los que animaron el debate.

El periodista Rodrigo Guendelman declaró en una columna su “nausea y vergüenza” respecto a la iniciativa, que se presenta como “una acción que demuestre la fuerza ciudadana de los valores de la familia y el matrimonio”, pero que leyendo la convocatoria se encuentran reflexiones como la siguiente: “¿Con qué argumentos jurídicos y legales se podrá impedir el día de mañana que se reconozcan derechos a los que ejercen su sexualidad con niños o con animales?”.

Además enfatizó en que quienes dirigen, “que se supone están muy preocupados por la discriminación que ejercen los homosexuales, son curiosamente contrarios a la Ley Anti Discriminación”.

La idea de los organizadores en cuanto que “ahora más que nunca, debemos aumentar la presión sobre los grupos parlamentarios para que rechacen la ley de no discriminación y proyectos como el Acuerdo de Vida en Común (AVC), que son una autopista para el ‘matrimonio’ homosexual y la adopción de niños por parejas del mismo sexo”, parece  darle la razón al periodista.

“Es peligroso pensar que alguien puede imponer su propia y excluyente noción de familia a los demás. Eso resulta tan fascista como arrogante y derechamente violento”, concluyó

En el mismo sitio web, Rodrigo Ross, director ejecutivo de Muévete Chile, respondió a Guendelman en el siguiente tono: “La familia es una por naturaleza, no por dogma ni por imposición de nadie. Todos los seres humanos venimos de un padre y una madre (aunque existen alternativas artificiales, nunca dejarán de ser artificiales). La condición entonces, para la perpetuación de nuestra especie, depende enteramente de la familia que los periodistas como el señor Guendelman tildarían de ‘tradicional’”.

Y añadió: “Las uniones homosexuales son, como otros tipos de unión, una de carácter estrictamente afectivo. Y si por razones de afectividad o no discriminación fuéramos abrir la institución del matrimonio a otros tipos de unión, ¿cómo podríamos después negarle ese mismo derecho a otras personas que, con los mismos argumentos, quieran casarse entre tres? (única y mínima fórmula para formalizar la unión de personas bisexuales)”.

Por su parte el analista político Patricio Navia –hijo de un pastor adventista- señaló en un programa de televisión por cable que lamentaba que fuesen, principalmente, sectores evangélicos los que convocaran a la manifestación, ya que éstos habían sido discriminados por mucho tiempo por la dominancia católica.

En Twitter el debate fue intenso, convirtiéndose rápidamente en trending topic (tema del momento) nacional. Luis Larraín, el rostro gay de la campaña presidencial de Sebastián Piñera y ex funcionario de La Moneda, escribió: «Vivan las familias! De 0, 1 u 8 hijos. Tradicionales, monoparentales u homoparentales. Religiosas o ateas. Vivan todas!».

Otros fueron más irónicos: «Último minuto, escribió @cokep, finaliza la #marchaporlafamilia. A los asistentes se les ruega acercarse a su pastor más cercano y cancelar el 10%. Gracias».

HOMOFOBIA INTERNACIONAL

Sin embargo –y lamentablemente- las declaraciones y acciones homofóbicas identificadas a nivel global son numerosas, aunque -afortunadamente- las nacionales estén muy distantes de la violencia explícita que estas otras tienen.

A principios de 2009, Hugo Santiago, obispo católico de la diócesis de Santo Tomé, Argentina (país que cumplió recientemente un año de aplicación de la Ley de Matrimonio Igualitario) manifestó durante una homilía que la homosexualidad es “algo antinatural, que se pretende enseñar en las escuelas como algo cultural de libre elección, y que es una enfermedad que se puede tratar y curar con médicos, psicólogos y sacerdotes”, siguiendo las directrices de instituciones como la Universidad de Los Andes en Chile, que sorprendió hace un tiempo con terapias que prometían “curar” la homosexualidad.

El mismo año, a través de Twitter, fanáticos religiosos estadounidenses propagaron mensajes en que culpaban de la inminente pandemia de influenza AH1N1 a la legalización del matrimonio gay en algunos estados de ese país y en general, a la tolerancia con la comunidad gay.

Hace pocos meses, en una concentración promovida por el senador republicano estadounidense, Rubén Díaz, y la Organización Nacional del Matrimonio, se incitó a matar a los homosexuales.

El pastor que presidió el acto manifestó que las personas lesbianas, gays, transexuales y bisexuales estaban llevándole la contraria a Dios y, además de ello, no se arrepentían por no seguir las supuestas palabras de dicho, por lo que “son dignos de muerte”. Segundos después, Díaz tomó el micrófono, intentando desvincularse de las declaraciones del exaltado sacerdote.

En España, Pío Moa, ex-miembro del grupo antifranquista de acción armada, Grapo– hoy devenido en revisionista y defensor del dictador español- escribió un artículo en el que acusaba a la izquierda de “hipócrita” por escandalizarse de los casos de pederastia en la Iglesia Católica cuando, según él, la sociedad laica es la verdadera responsable de que la pederastia se haya convertido en un plaga, “al igual que otros muchos fenómenos concomitantes: la crisis de la familia, las familias monoparentales, los ‘matrimonios’ homosexuales, la prostitución a muchísimos niveles, el aborto masivo, o la formación de amplias bolsas de consumo de drogas.”

En Italia, Gaetano Saya, ultraderechista heredero del fascismo histórico, señaló: “Hay que expulsar a todos los inmigrantes, porque son un peligro para la pureza de nuestra raza. Los maricas, en cambio, pueden trabajar tranquilamente, pero deben permanecer lo más escondidos posible”.

Saya, líder del Partido Nacionalista Italiano, instó a la formación de la Guardia Nacional Italiana, para “patrullar las calles y limpiarlas de morralla”.

Pero la realeza tampoco se escapa. Rompiendo la tradicional neutralidad a la que se debe, Isabel II de Inglaterra, manifestó su rechazo a la  ordenación de sacerdotes gay y su apoyo al ala más integrista de la Comunión Anglicana que de la que ella es Gobernadora Suprema, dejando así en entredicho su discurso de apertura del Parlamento en defensa de la Ley de Igualdad propiciada por el Partido Laborista.

Y en Puerto Rico, José Soto, alcalde de Canóvanas, cuando Ricky Martin “salió del closet” y publicó un libro en el que daba su testimonio, dijo a la prensa que éste promovía la “mariconería” y que puede confundir a los adolescentes que pasan por “la etapa de identificación”, aclarando, paradójicamente, que no era contrario a la homosexualidad,

Vale decir que en Latinoamérica, a pesar del trabajo realizado por los distintos gobiernos para fortalecer la igualdad, Navi Pillay, alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, durante el último “Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia” afirmó que los crímenes de odio contra lesbianas, hombres homosexuales, bisexuales y personas transgénero están aumentando alrededor del mundo y en nuestro continente.

En un Informe señaló que 539 personas trans fueron asesinadas en Latinoamérica, entre 2008 y 2010; mientras que 50 activistas LGBT fueron asesinados sólo en el año 2010.

En México, entre 1995 y 2005 se produjeron 400 crímenes homo/lesbo/transfóbicos, y en 2011 ya van 19.

En Brasil, 260 personas LGBT fueron asesinadas en 2010; Adriana Almeyda fue asesinada por ser lesbiana, en marzo de 2011.

En Honduras, 171 homicidios de personas LGBT se produjeron en los últimos cinco años, mientras que en Colombia 127 personas fueron asesinadas entre 2008 y 2009.

Además, la homosexualidad es considerada un delito en Barbados, Belice, Jamaica, Guyana y Trinidad y Tobago; las instituciones para “curar” a gays y lesbianas son frecuentes en Ecuador, Perú y México; y un decreto impide que gays y lesbianas formen parte del cuerpo de seguridad, en Panamá.

EL TERROR EN ÁFRICA Y ASIA

La situación en Oriente es inmensamente más siniestra. En India, Swami Baba Ramdev, un conocido gurú hindú, apeló ante el máximo Tribunal de ese país para que revise el dictamen judicial de la Corte Suprema de Nueva Delhi, que  despenalizó la homosexualidad, anteriormente prohibida según las leyes indias.

El místico, insiste en que la homosexualidad “puede tratarse” con yoga, ”como cualquier otro defecto congénito” y afirma dicha práctica y los ejercicios de respiración conocidos como pranayama pueden ser útiles para “curar” los comportamientos homosexuales.

En la mayoría de los países musulmanes se persigue la homosexualidad legalmente y se penaliza severamente. Ocho son los países que castigan con  pena de muerte los actos homosexuales: Afganistán, Arabia Saudí, Irán, Mauritania, Pakistán, Sudán, Yemen y algunos estados del norte de Nigeria. En otros, la homosexualidad es castigada con cadena perpetua o penas de prisión, sumado al escarnio social que eso conlleva.

Trágicamente célebres en estos países son las ejecuciones públicas, como lecciones ejemplificadotas. El 25 de febrero de 1998 un tanque militar talibán aplastó por 30 minutos a cinco hombres acusados de prácticas homosexuales. El 22 de marzo del mismo año, dos jóvenes de 18 y 22 años fueron aplastados hasta la muerte, por una pala excavadora. Ambas matanzas se realizaron ante la presencia de público, y en la primera de ellas estuvo presente el líder talibán Mohamed Omar.

En Irán, la homosexualidad está perseguida desde la llegada al poder de los ayatollahs en 1979, sumando a 2011 más de 4 mil muertos, según organismos de derechos humanos.

En países africanos como Uganda la situación llega a niveles grotescos. A fines de enero pasado, un periódico publicó el “top-100 de homosexuales” con sus fotos y datos personales,  incitando a los lectores a su ahorcamiento, acusando que “los gays están reclutando niños mediante redadas en las escuelas”.

En Kenia, Isaiah Osugo, responsable nacional de las prisiones, anunció la instalación de cámaras en los dormitorios de las cárceles, para evitar sexo entre los presos. Además, se incluyó la negativa de introducir condones o visitas maritales.

En Malawi se conoció el año pasado el caso de una pareja gay sentenciada a 14 años de prisión por celebrar una boda simbólica. El juez justificó la sentencia como “un escarmiento y una forma de que otra gente no siga su horrible ejemplo”.

Uno de los casos más brutales fue el conocido hace poco en Sudáfrica. Aquí, se encontró sin vida el cuerpo de Noxolo Nogwaza, activista lesbiana de 24 años, violada y asesinada en el marco de numerosos crímenes cometidos contra mujeres lesbianas en ese país.

Según fuentes de la organización a la que pertenecía, la joven fue golpeada hasta dejar su rostro irreconocible, tenía heridas por todo el cuerpo producidas por fragmentos de vidrio y en sus genitales se encontró una botella vacía y un preservativo usado. Tres años antes, la joven Eudy Simelane había corrido exactamente la misma mala suerte, una violación correctiva y asesinato.

A pesar que en nuestro país los niveles de homofobia e intolerancia son menores, recientemente conocimos el caso de la transgénera porteña, Sandy, quien fue atacada con un bate de béisbol provocándole heridas que la tuvieron al borde de la muerte. Si bien la marcha realizada el sábado pasado se enmarca en un contexto público y pacífico, debemos ser muy precavidos antes de descartar que, entre las señoras del barrio alto y los pastores evangélicos, no se escondan potenciales asesinos dispuestos a barrer todo signo de “desviación o anormalidad”.

Por Cristóbal Cornejo
El Ciudadano

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