Propiedad intelectual ¿Estamos bien informados?

Un importante conflicto de intereses se está viviendo en torno a la producción intelectual y los derechos de autor

Un importante conflicto de intereses se está viviendo en torno a la producción intelectual y los derechos de autor. La nueva ley que propone un equilibrio entre los autores y los consumidores ya está en el Congreso, pero aún hay quienes se oponen a esta iniciativa. Por ahora, lo que podemos hacer es informarnos, pues hay ciertas cosas que todos deberíamos saber.

La rutina normal de un estudiante de periodismo comienza temprano, con un viaje en micro o metro. Generalmente para soportar la lata –y también para despertar- nos vamos escuchando música en un reproductor de mp3. Al llegar a la universidad asistimos a clases y a veces tenemos que pasar por la biblioteca para sacar algún libro que necesitamos fotocopiar. En la tarde, lo más probable es que tengamos que escribir algún texto, y para argumentar, casi siempre recurrimos a citas o referencias de textos. Y como siempre nos hacen exponer, seguramente tengamos que hacer un power point con hartas imágenes de apoyo que sacamos de Google. Al final del día, lo más probable es que naveguemos por un par de páginas interesantes y revisemos si el último disco de nuestro artista preferido ya se terminó de bajar.

La forma de vida de un universitario común y corriente es, a efectos de la ley de propiedad intelectual, completamente ilegal. Y eso, muy pocos lo saben.

Cuando bajamos imágenes o música de Internet, estamos cometiendo un delito. Cuando fotocopiamos un libro o transcribimos una cita de más de diez líneas, también. Incluso cuando abrimos una página web estamos siendo piratas, porque cada vez que cargamos un sitio, estamos reproduciendo un contenido que pertenece a alguien, a quien no hemos pedido autorización.

La ley de propiedad intelectual vigente no considera las enormes implicancias de las nuevas tecnologías. Es por eso que la ONG Derechos Digitales está encabezando esta importante cruzada por equilibrar los intereses entre autores, industrias culturales y el público que consume la creación intelectual.

Los artistas se deben a su público. Eso parece haber quedado en el olvido en estos tiempos en que el mercado y los intereses comerciales dominan la cultura. La idea de esta nueva ley es que la regulación no se ejerza a través de la ilegalidad, sino que se regule el mercado teniendo en cuenta la apertura de las tecnologías a favor de la liberalización de la cultura.

Ojo. No se trata de considerar legal la venta de cds piratas en las calles. Se trata de democratizar la creatividad y el acceso a la cultura, a la par con la democratización de las tecnologías. Que pasemos de “todos los derechos reservados” a “algunos derechos reservados”, que sean decididos por los propios autores. Un dato no menor: los artistas en nuestro país se llevan entre el 6% y el 8% de las ganancias por cada disco vendido, mientras que, por ejemplo, los puntos de venta de discos, se llevan cerca del 50%.

La ley existente no protege a los autores, protege a la industria. La nueva propuesta apela a un trato justo para todos, en donde se vele por los intereses de artistas y consumidores, y no sólo un trato justo para las industrias. Que la balanza encuentre un equilibrio en un mundo en donde las leyes del pasado no pueden aplicarse en un contexto de liberación cultural.

Como estudiante de periodismo, los invito a informarse correctamente, ojalá leyendo sobre ambos lados de la moneda para entender el asunto y apoyar esta propuesta. Todos somos parte de esto y una de las mejores maneras de hacerlo, es con el poder de la información.

Alejandra Yermanny

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