Otra vez la Ley de Violencia Intrafamiliar no protege a las mujeres

Valdivia: Mujer acusada de parricidio actuó en legítima defensa

Constanza lo intentó, se separó, denunció y obtuvo una medida cautelar que establecía que su agresor no se podía acercar a ella, ninguna de éstas medidas sirvieron.

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Por Mónica Quiróz Reyes, Coordinadora Feministas Valdivia

Al calor de la noche valdiviana, una noticia nos sobrecoge, los medios informan que una mujer había asesinado a su esposo de una estocada en el corazón.
Y he aquí las dos miradas, la simplona, moralista, y legalista, que se queda sólo con el titular, suponiendo un sinnúmero de causantes, alcohol, celos, etc., para este “Parricidio”, entonces obviamente la culpable es Constanza Romina Silva Arias, de 36 años.

Y está la otra mirada, la de quienes van develando, van mirando tras el dolor y el titular, a veces morboso e invasivo, y se va armando el cuadro de la agresión permanente, del insulto, de “pegar”, del “patear” a una mujer. Y ella lo intentó, se separó, denunció y obtuvo una medida cautelar que establecía que su agresor no se podía acercar a ella, entonces obviamente Constanza actuó en legítima defensa.

Personal de la Brigada de Homicidios de la PDI y la Fiscal Jefe de Valdivia, Tatiana Esquivel, llegaron hasta el lugar para realizar los primeros peritajes. En la instancia la fiscal dijo que se deberá determinar si el hecho fue producto de una acción de legítima defensa, es por ello que debe ser formalizada para que se pueda probar y establecer la motivación de este “triste final”. Hacemos hincapié en ello, pues la formalización es una instancia legal necesaria, NO significa que sea culpable de un acto deleznable como algunos ya opinan, lapidando y apedreando a la mala pécora.

Constanza ya había interpuesto una denuncia por violencia intrafamiliar en contra del fallecido. Debe causar cansancio la insistencia en dar un nombre, y es que no estamos de acuerdo, con eso de “despersonalizar”, que tan bien hacen algunos medios: “la mujer”. No es tan simple, tiene un nombre, merece respeto y el tratamiento requiere dignidad. Observamos que ante situaciones igualmente dolorosas de violaciones o agresiones a mujeres, los medios no indican el nombre del “hechor”, el tratamiento es distinto, ¿Parcialidad? ¿Es porque las malas somos las mujeres y los hombres “victimas”?

¿Cómo protegen las leyes a las mujeres contra la violencia?

Ha habido avances en la ley de Violencia Intrafamiliar (ley 20.066), que tiene por finalidad proteger a las mujeres del maltrato que afecte sus vidas o su integridad física o psíquica al interior de la familia o al interior del matrimonio. La Fiscalía investiga los delitos de violencia intrafamiliar, evalúa el riesgo de la víctima, adopta medidas de protección o solicita al Tribunal que decrete medidas cautelares.

La Fiscalía puede suministrar un teléfono temporal con número de emergencia, entregar alarmas de ruido, dar ubicación en casas de acogida, reforzar la seguridad del domicilio, otorgar contacto telefónico prioritario con la policía, ordenar rondas policiales periódicas, prohibir al agresor permanecer en el hogar común, prohibir al agresor de acercarse al domicilio, trabajo o lugar de estudios de la víctima, prohibirle tener o portar armas y ordenar su incautación; asegurar la entrega de pertenencias de la víctima, reservar la identidad del denunciante, entre otros medidas.

Nada sirvió, nada sirve. Recordamos cuando hace algunos meses, se trató de loca a Daniela González por encerrarse en su casa y poner carteles en su ventana:.»Estoy encerrada en mi casa esperando a mi asesino. El próximo femicidio aquí», dijo Daniela en marzo de 2015.

Son acciones desesperadas, gritos de auxilio, y constatamos que no sirven.

El 2 de enero se registró el primer femicidio del 2016: un hombre agredió en reiteradas ocasiones a su pareja, Claudia González Ovalle de 36 años, hasta matarla. Lo hizo frente a uno de sus tres hijos, de 5 años.

9 de enero de 2016: Temuco, una mujer recibió puñaladas en la espalda en presencia de su hijo de 17 años, quien no pudo salvarla.

Lunes 11 de enero: femicidio frustrado en Punta Arenas, la niña está grave, el “hechor” está muy sano, pero alega pérdida de memoria, nunca supo lo que hizo.

Así lamentablemente suma y sigue, siendo el corolario equívoco, el tratar al hombre maltratador, como enfermo, como si el pobre no tuviese control de lo que hace, al insultar al golpear, patear, sacar los ojos, quemar con ácido, acuchillar, mutilar.

Simple, cuando un hombre bebe en compañía de sus amigos, no los golpea ni los insulta, ergo tiene control y claridad respecto de sus acciones. No está enfermo. Cuando el profesional está cansado en el gimnasio, no golpea a su entrenador, pero vuelve a su casa, insulta, golpea, patea a su mujer y luego lava su auto o riega el jardín, No está enfermo, sabe lo que hace.

Lo acontecido en Valdivia es una muestra más de que la intervención del Estado es insuficiente, que las policías son insuficientes, que las medidas adoptadas por las fiscalías son insuficientes; Sernam no lo logra ¿Qué pasa?

Sucede que miramos para el lado, sucede que cuando escuchamos las discusiones es mejor subir el volumen de la tele, sucede que no hay sanción social a los maltratadores, sucede que los medios de comunicación en general no dan cabida a la discusión del tema, sucede que la parrilla televisiva lo ignora, salvo «La jueza» y son personas pobres, no importan. Sucede que cuando una famosilla se atreve a contarlo en algún programa de farándula, no accede a otro, se la descalifica en redes sociales y se la humilla. Sucede entonces, que una mujer cualquiera en una ciudad cualquiera, debe tomar una decisión, su vida o la mía.

En promedio cada 9 días una mujer es asesinada por su pareja o ex pareja.

Cada 2 ó 3 días una mujer logra salvar con vida de un ataque cometido por su pareja o ex pareja.

Quisiéramos que cuando las personas salimos a la calle en marchas silenciosas recordando a nuestras muertas a manos de quienes una vez las amaron, la gente se sume.

Quisiéramos que cuando los padres o madres ven situaciones “extrañas” en sus hijos, lo conversen, lo hablen, no los amparen.

Quisiéramos que nuestras adolescentes no crean ese reggaeton que vocifera que son solo carne y propiedad de alguno.

Quisiéramos que el comisario de la PDI no diga que el fallecido era la víctima

Con el respeto que nos merece la familia del fallecido, quisiéramos que en Valdivia, Constanza, sepa que no está sola, que somos muchas y muchos quienes la abrazamos.

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