“Dime de qué presumes y te diré de qué careces”

Luis Almagro, el corrupto operador político al mando de la OEA

Aunque Almagro advierte sobre los peligros de la corrupción para la democracia latinoamericana, lo cierto es que es el centro de varios escándalos relacionados con esta práctica, tanto en su paso por la Cancillería uruguaya, como en sus funciones al frente de la organización.

Por oscarfernandez

11/09/2018

Publicado en

Latinoamérica / Política

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Dime de qué presumes y te diré de qué careces” es un refrán que puede aplicarse a Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), quien a pesar de mantener un discurso anti corrupción, ha sido acusado de malversación de fondos públicos y cuestionado por las malas prácticas en esta institución.

Aunque Almagro advierte sobre los peligros de la corrupción para la democracia latinoamericana, lo cierto es que es el centro de varios escándalos relacionados con esta práctica, tanto en su paso por la Cancillería uruguaya, como en sus funciones al frente de la organización.

El discurso anti-corrupción de Almagro pierde peso ante las acusaciones en su contra

Desde que fue elegido para asumir el cargo en marzo de 2015, con 33 votos a favor, el uruguayo ha demostrado que su interés, más que defender la paz y estabilidad política de la región, se centra en contribuir a restaurar los gobiernos conservadores.

Almagro llegó a ocupar estar posición gracias a su experiencia como ministro de Relaciones Exteriores, durante el gobierno de José “Pepe” Mujica (2010-2015).

A pesar de haber desarrollado su carrera política como militante del partido de izquierda, Frente Amplio, una vez que llegó a Secretaría de la OEA, decidió obviar las violaciones de derechos humanos, violencia y corrupción de algunas naciones para centrarse en atacar a los gobiernos progresistas de Latinoamérica.

Esta conducta fue rechazada por el expresidente Mujica, quien incluso decidió romper cualquier tipo de relación con él.

“Lamento el rumbo por el que enfilaste y lo sé irreversible, por eso ahora formalmente te digo adiós y me despido”, indicó en una carta difundida por la prensa.

Almagro antes de cambiar de frente político, junto al ex-presidente Mujica

Sin rastro de los viáticos

En abril pasado se hicieron públicas una serie de denuncias sobre el mal uso de fondos públicos que realizó Almagro mientras estuvo al frente de la Cancillería de Uruguay.

En concreto se le acusa de no rendir cuentas por 250 mil dólares que se le entregaron para viáticos cuando ejerció ese cargo entre 2010 y 2015, de los cuales solo devolvió alrededor de 12 mil, un 5%.

La acusación presentada por Partido Comunista del Uruguay (PCU), explica que en varios viajes que hizo tenía cubierto los pagos de pasajes, estadía, alimentación y movilización, por lo que gran parte de los fondos quedaron en su bolsillo.

Luis Almagro se ha valido de su cargo para engrosa su patrimonio personal

En esos cinco años, Almagro viajó 121 veces y solamente en 16 oportunidades devolvió parte del dinero, sin explicar en qué los gastó, tal y como quedó plasmado en las planillas oficiales.

El diputado del PCU, Gerardo Núñez, indicó que estos 250.000 dólares entregados a Almagro por concepto de viáticos, «representan lo que un trabajador uruguayo va a ganar en 40 años».

https://www.youtube.com/watch?v=z5U34TkAsLg (video de Núñez)

Ante esta denuncia, el secretario general de la OEA se limitó a decir que la misma carecía de fundamento.

«Me consta que no he cometido ni media falta administrativa y ni remotamente he faltado al más elemental principio ético”, señaló.

 

Corrupción en Honduras

En abril pasado, Almagro pronunció un discurso sobre la necesidad de combatir la corrupción en la región, mientras estaba en la palestra un escándalo sobre las malas prácticas perpetradas por la OEA en Honduras.

Durante la VIII Cumbre de las Américas, anunció el nombramiento del brasileño Luiz Antonio Guimarães Marrey como nuevo vocero de la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad (Maccih) que mantiene la organización en el país centroamericano.

Esta acción constituyó un intento por minimizar la denuncia realizada por el anterior director de la Maccih, el peruano Juan Jiménez, quien había renunciado en febrero.

Esta misión se instaló en Honduras en abril del 2016, con la finalidad de contribuir en la lucha contra la impunidad en este país.

Jiménez criticó las acciones de Almagro y denunció su complicidad con varias irregularidades en el funcionamiento de esta instancia.

Asimismo, calificó de pasiva la posición de la OEA respecto a la crisis política hondureña, que a finales del año pasado llegó a su cenit con denuncias de fraude en las elecciones generales, en las que resultó reelecto el actual mandatario, Juan Orlando Hernández.

Condenó que Almagro decidiera subestimar un informe de la misión de observación electoral de la OEA, que detectó irregularidades en dichos comicios.

“Lo que no podemos permitir es que haya corrupción en la Maccih”, añadió Jiménez tras revelar que Almagro ni siquiera lo recibió durante una visita a Washington para abordar el desarrollo del proyecto y explicarle que “estaba recibiendo presiones y amenazas” con motivo de sus investigaciones.

También cuestionó que el 25 % de todo el personal de la misión se encuentra en la sede central de la OEA en Washington y no tiene ninguna responsabilidad en el terreno de Honduras.

 

Vehículo para instaurar el orden conservador.

Afianzar la paz y la seguridad del continente son parte de los objetivos de la OEA. Sin embargo, la labor de su secretario general, Luis Almagro, dista mucho de este cometido.

Bajo su gestión se conformó el llamado “Grupo de Lima”, que congrega a 12 países americanos (Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú), con el objetivo de actuar como una instancia política regional que permita instaurar el orden conservador.

Las preocupaciones del Grupo de Lima pasan por operar una selectiva agenda que divide el continente en amigos y enemigos, con un marcado sesgo ideológico.

Aislamiento de Venezuela

Entre otros propósitos, este grupo busca aislar a Venezuela de la misma manera que en su momento se hizo con Cuba.

Desde el seno de la OEA, Almagro ha condenado la gobernabilidad del presidente venezolano, Nicolás Maduro, a quien ha llegado a tildar de “criminal” y “dictador”.

Antes de alinearse con la campaña contra Maduro, Almagro mostraba muy buena disposición hacia el proyecto venezolano

También ha pedido “endurecer” las sanciones económicas y políticas impuestas por Washington y la Unión Europea (UE), bajo el pretexto de que son una forma de contribuir con “el retorno de la democracia” a ese país.

Ha tratado, sin éxito, de concretar la aplicación de la Carta Democrática Interamericana para lograr la expulsión de Venezuela del organismo internacional con el argumento de una «crisis humanitaria» provocada por el gobierno de Maduro.

Incluso busca propiciar una investigación contra el país ante la Corte Penal Internacional, por la supuesta violación de los derechos humanos.

Persecución de líderes de izquierda

Otro de los puntos clave de la gestión de Almagro, es su respaldo a la persecución política de líderes de izquierda como  el expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva,  a quien se le acusa de caso de corrupción con la empresa brasilera Oderbretch, con el interés de frenar su postulación a los próximos comicios presidenciales.

Almagro y Temer reunidos en medio del huracán judicial que ha bloqueado la participación del ex-presidente Lula da Silva en los comicios presidenciales

También es cuestionada su injerencia frente a la crisis de gobernabilidad de Perú.

En marzo pasado, Pedro Pablo Kuzcynski decidió renunciar a la presidencia de esta nación, ante las amenazas de destitución por la implicación en un caso de corrupción en la que también está ligada Odebrecht.

Ante la posibilidad de que el Congreso peruano aprobara la vacancia de Kuzcynski, la OEA decidió enviar una misión de acompañamiento. Sin embargo, la actuación del organismo no escapó a la polémica y se puso seriamente en duda su imparcialidad.

En un video expuesto por el congresista Moisés Mamani, se muestra al también parlamentario Kenji Fujimori, comentando sobre las supuestas presiones de Almagro para evitar que se implantara la vacancia contra Kuzcynski

«Yo me he reunido con el señor Almagro -le dice Kenji a Mamani-. ¿Sabes qué me dijo él? ‘Gracias a ti y a todo tu grupo evitarás el golpe’», plantea el material audiovisual, tal y como reseña el diario peruano El Correo.

A pesar de que reconoció que sostuvo reuniones con los congresistas, el secretario general de OEA descartó los señalamientos.

“Estuve reunido (con los parlamentarios), pero no me puedo hacer cargo de las interpretaciones que hacen los que se reúnen conmigo”, acotó para luego aclarar que “tampoco hubo el menor acto de intervención” en la política interna.

La intervención de Almagro se considera clave en el blindaje que casi le permite a PPK continuar al mando del gobierno peruano, tras ser acusado de corrupción por el parlamento

Al referirse tanto al caso de Lula como al de Kuzcynski, Almagro indicó que “lo peor que puede ocurrir con la corrupción es que no sea juzgada”.

“Los sistemas políticos están tratando de curarse, de operar para sacarse las partes podridas y sanar las infecciones. Lo que estamos viviendo es un desarrollo, un crecimiento del sistema democrático. Esa es la esencia de lo que está pasando en el continente”, indicó en una entrevista concedida al País de España.

Sin embargo, Almagro decidió obviar la crisis económica que atraviesa Argentina, el incremento desmesurado de los índices de violencia en México, el asesinato de líderes defensores de derechos humanos en Colombia y la crisis migratoria de Estados Unidos, entre otros muchos casos de corrupción y violencia ante los que la ONU prefiere simplemente hacer la vista gorda.

https://www.elciudadano.cl/latino-america/nicaragua-no-recibira-a-grupo-de-trabajo-de-la-oea/08/17/

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