Junto a la Casa Rosada en Buenos Aires

Cristina y Evo reemplazan a Colón por la revolucionaria Juana Azurduy

La escultura, que fue donada por el Estado boliviano y costó un millón de dólares, fue inaugurada este miércoles por Fernández y por el presidente de Bolivia, Evo Morales.

Por Andrea Peña

17/07/2015

Publicado en

Latinoamérica

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azurduy

Durante 92 años al lado de la Casa Rosada de Argentina, se erigió un monumento a Cristóbal Colón. Fue entre 1921 y 2013. Pero hace dos años la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, quiso quitarla y reemplazarla por una estatua de una mujer que luchó por la independencia de Argentina y Bolivia, Juana Azurduy. La escultura, que fue donada por el Estado boliviano y costó un millón de dólares, fue inaugurada este miércoles  por Fernández y por el presidente de Bolivia, Evo Morales.

«No es una decisión caprichosa”, explicó la jefa de Estado de Argentina, «Nosotros tratamos a todo el mundo con mucho respeto. Queremos sacar a Cristóbal Colón para instalar al lado de la Casa Rosada, la representación de toda la historia de los argentinos, de toda la sangre derramada… queremos poner a ‘la’ Juana Azurduy, esa heroína de la independencia”, declaró  Fernández cuando promovió la idea del cambio de Colón por Azurduy. Este miércoles, sin embargo, no volvió a dar explicaciones al respecto y dio un discurso en el que señaló que tanto ella como Morales, han sufrido presuntos intentos de golpes de Estado en los gobiernos que comenzaron en 2007 y 2006, respectivamente.

La heroína

Juana Azurduy nació en 1870 en la intendencia de Potosí, en el entonces Virreinato del Río de la Plata y la actual Bolivia. Era hija de un terratienente blanco y de una ‘chola’ (mestiza). Junto con su esposo, Manuel Padilla, participó de la Revolución de Chuquisaca (actual Bolivia) en 1809. A partir de entonces ambos combatieron y lideraron ejércitos y guerrillas revolucionarias contra España. El general Manuel Belgrano, héroe de la independencia de Argentina, entregó su sable a Azurduy en honor a su lucha. La esposa devenida militar en aquellos comienzos del siglo XIX perdió en las batallas a su esposo y a cinco de sus seis hijos. Argentina declaró su independencia en 1816 y Bolivia, en 1825. Para entonces Azurduy había dejado la lucha y estaba hundida en la pobreza. Simón Bolívar la visitó y dijo: “Este país no debería llamarse Bolivia en mi homenaje, sino Padilla o Azurduy, porque son ellos los que lo hicieron libre”. La ascendió a coronel y le dio una pensión, que más tarde otros gobiernos le quitarían. Murió pobre a los 81 años en Sucre en 1862 y fue enterrada en una fosa común. Cien años después, el Gobierno de Victor Paz Estenssoro recuperó sus restos y los colocó en un mausoleo en aquella misma ciudad.

Fernández no criticó en público a Colón, pero reivindicó a Azurduy como «heroína»

Morales y Fernández la siguieron reivindicando. El presidente boliviano la nombró “mariscala” y creó el Bono Juana Azurduy, una subvención para mujeres embarazadas y niños menores de dos años que busca reducir la desnutrición y la mortalidad materno-infantil. En tanto, Fernández, la ascendió a general y decidió ponerla en la plaza donde estaba Colón y que llevaba el nombre del navegante genovés que inició la conquista española de América. Ahora la plaza se llama como la revolucionaria.

El monumento a Colón fue dividido en partes y trasladado a la avenida Costanera Norte de Buenos Aires, frente al río de la Plata. Allí quiere emplazarla el alcalde porteño y candidato presidencial conservador, Mauricio Macri. Tanto opositores como colectivos de descendientes de italianos protestaron en su momento por la decisión de Fernández de desplazar la figura de Colón.

El artista argentino Andrés Zerneri esculpió la figura de bronce de Azurduy, que pesa 25 toneladas y mide nueve metros de alto. Con un espectáculo que incluyó bailes bolivianos, quedó inaugurada este miércoles en Buenos Aires

No solo Fernández ha querido retirar a Colón. Entre 2004 y 2009, el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quitó todas las esculturas que del italiano había en Caracas. En su programa de televisión dijo una vez: «Cristóbal Colón fue el jefe de una invasión que produjo, no una matanza, sino un genocidio. Noventa millones de aborígenes vivían en esta tierra, 200 años después quedaban tres millones. ¿Qué fue eso? Un genocidio. (Su estatua) estaba ahí, señalando el rumbo. ¿Cómo nos va a señalar el rumbo Cristóbal Colón? Ahí hay que poner un indio”.

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