El gurú de Bolsonaro

Olavo Carvalho, el astrólogo, filósofo y youtuber anticomunista detrás del neoconservadurismo brasileño

Su propuesta ideológica mezcla la defensa del ultraderechismo económico con el conservadurismo moral. Es tan influyente que ya logró “nombrar” a dos ministros del Gabinete.

Por Leonardo Buitrago

11/01/2019

Publicado en

Latinoamérica / Política

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“Brasil es un país de mayoría conservadora y cristiana, eso ya fue comprobado por diversas investigaciones (…) pero ¿cómo es posible que un país de mayoría conservadora no tenga un partido conservador, una TV conservadora, una universidad conservadora, un diario conservador?» preguntaba Olavo de Carvalho antes las elecciones de octubre pasado . Ahora puede decir que su discípulo, Jair Bolsonaro, ocupa  la presidencia para ejercer un gobierno de ultraderecha.

Este hombre de 71 años, quien no es militar ni político, sino un filósofo, astrólogo y youtuber que vive recluido desde 2005 en un bosque de Richmond, Virginia (Estados Unidos), ha sido catalogado como el gurú del presidente brasileño.

Fui su partero” dice sobre el ultra derechista, a pesar que afirma que ha hablado por teléfono con Bolsonaro un par de ocasiones.

Sin embargo, su libro «Lo mínimo que se necesita saber para no ser un idiota» estaba destacado, junto con la Biblia y la Constitución, en el escritorio Bolsonaro cuando ofreció su discurso tras ganar los comicios de octubre.

Flavio Bolsonaro, senador electo e hijo mayor del nuevo presidente y su hermano Eduardo hicieron peregrinajes a Rich­mond para participar en transmisiones de YouTube al lado de Carvalho y escucharle denunciar un imaginario complot comunista para destruir los valores de la familia y de la civilización judeocristiana.

Este concepto es parte del movimiento que lidera Bolsonaro en Brasil y que mezcla la defensa del ultraderechismo económico con el conservadurismo moral.

De astrólogo a filósofo y de musulmán a cristiano

Antes de convertirse en el referente filosófico  de la nueva derecha brasileña, Olavo de Carvalho se dedicó a la astrología y creó la  Escuela Júpiter para formar brasileños que supieran interpretar los comportamientos terrenales a través de los cuerpos celestes. Luego fue parte de una comunidad musulmana sufí, una variante esotérica del islam ,aunque en la actualidad critica  la expansión de esta religión por Europa.

Olavo de Carvalho también se dedicó al periodismo, y escribió para numerosos medios (entre ellos, O’Globo y Folha de San Pablo, dos sitios a los que actualmente dirige sus textos), y fundó el sitio Mídia Sem Máscara (Medio sin máscara), el cual se presentaba como un sitio de análisis de medios.

Además de filósofo, Carvalho es escritor  y ha publicado 18 libros entre los que figuran: El imbécil colectivo. Novedades inculturales brasileñas y Lo mínimo que usted necesita saber para no ser un idiota.

Aunque construyó su carrera como autodidacta, sin educación formal en filosofía, se caracteriza por criticar el trabajo de los intelectuales en las universidades. Incluso decidió que sus hijos no fueran a la escuela, su hija Heloisa de 49 años le sigue reprochando que aprendió a leer en la adolescencia.

Sin embargo, el desprecio a lo académico es recíproco en las facultades de Brasil, donde sus textos son ignorados o despreciados.

“Solo tengo interés en leerlo para entender cómo es posible que la nueva derecha le tenga como un ídolo y que influya en tanta gente en Brasil”, afirma José Arthur Giannoti, profesor emérito de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de São Paulo, citado por el diario El País.

Sus ideas son esparcidas a través de un blog que cuenta más de medio millón de seguidores y en el que aborda sus temas favoritos: el antiglobalismo, el anticomunismo, el negacionismo del cambio climático, la defensa de la dictadura militar, las libertades individuales y el cristianismo.

“Cree que el inversionista húngaro George Soros, Facebook y China son parte de una conspiración globalista. Y comparó a Bolsonaro con George Washington. También denosta a figuras que ocupan un lugar destacado en la historia de las ciencias. A Isaac Newton lo acusa de haber «diseminado el virus de la ignorancia en la Tierra«, dice que Giordano Bruno «no hizo ningún descubrimiento importante» y que «no fue condenado por sus teorías científicas sino por sus prácticas de brujería», y de Galileo que sólo introdujo el charlatanismo», refiere el analista Gustavo Sierra , citado por Infobae.

Entre sus objetivos está el combate al movimiento gay, la globalización y la ideología de género. Asimismo, niega los efectos del  virus del Sida, define a la inquisición como un “invento de los protestantes” y está convencido de que “no hay intelectuales de la izquierda” que puedan rebatirlo.

Dentro de sus ideas más ocurrente aseguró en 2008 que el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, estaba “apoyado enfáticamente por Al Qaeda, Hamás, la Organización para la Liberación de Palestina, Ahmadineyad, Gadafi, Fidel Castro, Chávez y todas las fuerzas procomunistas y pro terroristas del mundo. Mientras que en  las pasadas elecciones acusó al candidato del Partido de los Trabajadore (PT) , Fernando Haddad, de hacer apología del incesto. Fue desmentido y acabó borrando el mensaje”, reseña El País.

Filósofo de internet

Mención aparte merece la  carrera de Carvalho como conferencista, personaje de las redes y youtuber.

El filósofo de 71 años cuenta con un perfil en Facebook con más de 540.000 seguidores, y en su web ofrece un seminario de filosofía online por 60 reales (unos 20 dólares) mensuales, por el cual han pasado más de 12.000 alumnos.

En su canal en YouTube publica  decenas de videos en los que responde preguntas de seguidores sobre diversos problemas del pensamiento.

“Con frases muy cortas y directas, conceptos básicos del tipo de los que se viralizan hoy en las redes y muchas, muchas fake news. Es una especie de youtuber de la filosofía instantánea”,  así lo describe el analista de medios Filipe Vilicic.

 

Mientras que el investigador Fabricio Pontin, de la Universidad La Salle de Porto Alegre lo describe como el “típico polemista latinoamericano”.

“Ha hecho un camino muy atípico, saliendo de Brasil hace más de diez años, sin regresar al país, y creando una audiencia propia con canales de internet y un curso de filosofía online para un público formado por gente de alto y también de menor poder adquisitivo. Tiene características conspirativas, con un discurso anticomunista, anti académico, pero con gran contenido de los clásicos que la gente percibe como contradicción. Es visto como un gurú, una figura intelectual con carisma. Hay un argumento antisistémico, un conservadurismo y un discurso anti diversidad de género muy intensos«,  dijo en declaraciones a Sputnik.

Furibundo anticomunista

Durante la década de 1960 Carvalho estuvo vinculado con el Partido Comunista y se manifestó en contra de la dictadura. Sin embargo hoy es un furibundo anticomunista y enemigo de todo movimiento de izquierda o progresista.

Se considera con potestad para “acusar” a cualquiera de militar en esta corriente como si se tratara de una plaga o peligro para la sociedad.

En sus textos y alocuciones aboga porque el comunismo sea expulsado definitivamente de Brasil, a pesar de que nunca ha habido un gobierno identificado con esa ideología en la historia del país.

Tal y como hace su discípulo, Jair  Bolsonaro, el filósofo defiende a la dictadura de 1964-1985,  y afirma que cumplió con su tarea de evitar lo que hubiera sido «la mayor revolución comunista en la historia de las Américas».

No obstante, plantea que el  mayor “error” de este período fue “torturar a los opositores en lugar de asesinarlos”.

“Vemos toda la miseria que crearon esos tipos. Mira, ¿cuántos comunistas había en Brasil en ese entonces? ¿20.000? Matas a 20.000 personas en ese entonces, y habrías salvado a 70.000 brasileños al año”, dijo en una entrevista con Americas Quarterly.

En su visión ultraderechista, acusa a los marxista  de  intentar  destruir  la propiedad privada para destruir la familia.

“Como no les  resultó fácil (…) entonces, ¿qué hicieron estos hijos de puta? Invirtieron 180 grados la teoría marxista de la estructura y la superestructura. En lugar de destruir la propiedad privada para destruir la familia, promovieron la destrucción de la familia para, en algún momento, destruir la propiedad privada (…) oportunismo rastrero, ‘vagabundo’, sinvergüenza”, afirmó en uno de sus textos.

Inspiración de Bolsonaro

Aunque al ser consultado por la BBC sobre  su preferencia política, Olavo de Carvalho afirmó ser de derecha, indicó no tener compromiso con ninguna línea en particular.

Al preguntársele cuál había sido la razón detrás del resurgir de la derecha brasileña respondió sin modestia: «C’est moi»(Soy yo).

Esta afirmación no carece de sentido ya que sus ideas encontraron cabida dentro de la campaña de desprestigio y acoso judicial perpetrada contra el progresista Partido de los Trabajadores (PT), su principal líder, el expresidente  Luiz Inácio Lula da Silva ( 2003-2011) y quien lo sucedió en el poder y fue destituida en un juicio político, Dilma Rousseff (2011-2016).

De hecho en abril de 2015, en una protesta Dilma Rousseff  que tuvo lugar en la avenida Paulista, una encuesta reveló que 64,1% de los presentes estaba de acuerdo con la afirmación “El PT quiere establecer un régimen comunista en Brasil” , mientras que otro 55,9% apoyó la frase “El Foro de San Pablo quiere crear una dictadura bolivariana en Brasil” .

Esta percepción, aunada a casos de corrupción, pobreza y debilitamiento económico, permitieron que el pensamiento de Carvalho sea parte del gobierno de ultraderecha que rige a Brasil en la actualidad.

Influencia en Planalto

Para Carvalho a la derecha le corresponde ahora construir una representación institucional, desde medios hasta instituciones. Un proceso que a su juicio debe ser liderado por su discípulo, Jair Bolsonaro.

La influencia del gurú ya es más que evidente en las primeras acciones que ha tomado el nuevo jefe de Estado brasileño, entre las que figuran  la destitución de funcionarios que defiendan ideales «comunistas» y el compromiso de “combatir la ideología de género”.

El ministro de la Presidencia, Onyx Lorenzoni, indicó que la decisión de despedir a los funcionarios no alineados con las ideas de Bolsonaro es parte del «compromiso» que el presidente adoptó durante su campaña electoral.

«No tiene sentido tener un Gobierno como el que tenemos ahora con personas que defiendan otras ideas u otra forma de organización de la sociedad(…) la sociedad dijo basta a las ideas socialistas y comunistas que en los últimos 30 años nos han llevado al caos actual», dijo a la prensa.

Por su parte, el propio Bolsonaro  ratificó su oferta electoral de “combatir la ideología de género”.

«Vamos a unir al pueblo, valorizar la familia, respetar las religiones y nuestras tradiciones judeocristianas, combatir la ideología de género, conservando nuestros valores. Brasil volverá a ser un país libre de las amarras ideológicas», subrayó en un guiño a los lineamientos de su asesor Carvalho.

Bolsonaro también indicó que cumplirá  su promesa de liberar la posesión de armas y desarrollar su planes económicos de ajustes y privatizaciones, ideas que defiende su mentor.

Ministros a la medida

La influencia de gurú y filósofo es palpable en el nombramiento de dos ministros del Gabinete presidencial, Ernesto Araújo (Relaciones Exteriores) y  Ricardo Vélez Rodríguez( Educación), quienes son  afines a su corriente.

Carvalho sacó del anonimato al diplomático de Araújo y lo recomendó al círculo íntimo de Bolsonaro, quien  lo nombró de inmediato como su ministro de Relaciones Exteriores.

Carvalho conoció las ideas de Araújo a través de su blog «Cambio climático, una conspiración marxista».

«Empecé a leer el blog y dije: ¡Este tipo es un genio! ¡Tiene que ser el canciller!», relató Carvalho al editor de la revista Americas Quarterly. «Entiende que el riesgo del globalismo es real … es cristiano, y hará lo mejor que pueda».

Posteriormente, Araújo  alabó al filósofo  en declaraciones a la revista conservadora estadounidense The New Criterion.

«La Divina Providencia unió las ideas de Olavo de Carvalho y la determinación y el patriotismo del presidente Jair Bolsonaro», afirmó.

El nuevo canciller se define un escéptico del cambio climático, un enemigo feroz del marxismo cultural y un fanático de presidente estadounidense, Donald Trump, a quien califica como «salvador» de la civilización occidental, su fe cristiana y sus tradiciones nacionales”.

En contraposición se opone radicalmente al  «globalismo», promovido por el «marxismo cultural», por lo que se comprometió a erradicar ese mecanismo implantado en la cancillería por el Partido de los Trabajadores (PT).

En este sentido, avanzó que su meta es extirpar la ideología del PT de las relaciones externas y eso incluye ponerle fin a la «transferencia brutal de poder económico en favor de países no democráticos y marxistas”

Otro de objetivos es retirar a Brasil del Pacto Global de Migración por ser «un instrumento inadecuado para lidiar con el problema», siguiendo así la línea de países conservadores como Australia, Israel, Italia o Chile.

«El Gobierno Bolsonaro se disociará del Pacto Global de Migración lanzado en Marrakech, un instrumento inadecuado para lidiar con el problema. La inmigración no debe ser tratada como una cuestión global, sino de acuerdo con la realidad y la soberanía de cada país», dijo citado por EFE.

Su visión sobre el cambio climático no ha estado exenta de polémicas, ya  que  el ministro acusó a los científicos que prevén serias dificultades en el mundo por los cambios climáticos de tan sólo buscar «esparcir miedo para obtener más poder».

Su postura sobre el tema fue fundamental para que Bolsonaro decidiera que Brasil no sería sede de la Cumbre del Clima del 2019 (COP 25) tal y como estaba estipulado.

Araújo se propone a dar un giro a la política exterior brasileña y advirtió que pretende darle una nueva dimensión al Mercosur, haciéndolo más flexible, moderno y provechoso para sus miembros.

Reforma educativa

El poder e influencia de Carvalho dentro del Gabinete presidencial se reafirmó con la escogencia de Ricardo Vélez Rodríguez, un filósofo y profesor emérito de la Escuela de Comando del Estado mayor del Ejército, que el mismo recomendó  a Bolsonaro como ministro de Educación.

Ese puesto iba a ser ocupado , Mozart Ramos, un moderado de origen colombiano, doctor en química y ex rector de una universidad federal. Sin embargo sus posturas chocaron contra la llamada «bancada evangélica«, el bloque de diputados y senadores que representa los intereses de ese sector religioso.

Ahora Vélez tendrá a su cargo la tarea  encomendada por el nuevo presidente de combatir la «basura marxista» que según él está instalada en el sistema educativo brasileño para entonces poder «formar ciudadanos y no militantes políticos«.

El autor colombiano, quien reside en Brasil desde 1979, coincide con este planteamiento ya que es defensor del  proyecto Escuela sin Partido, que agrupa a los sectores más duros de la derecha política y religiosa brasileña y  para los que la escuela pública se ha convertido en un centro de adoctrinamiento político de la izquierda.

Vélez Rodríguez, plantea que en las aulas se ha intentado » desmontar los valores tradicionales de nuestra sociedad, en lo que se refiere a la preservación de la vida, de la familia, de la religión, de la ciudadanía, en suma, del patriotismo». educación moral de los ciudadanos estudiantes».

Al igual que  Carvalho y que Ernesto Araújo, el ministro Vélez Rodríguez aborrece«el globalismo» y sus consecuencias culturales como «la locura propuesta de la educación de género».

Desde las redes sociales, el titular de Educación convoca a la sociedad a «levantarse»  contra «esa maldad, ese crimen contra nuestras familias”.

¿Carvalho embajador?

Con la llegada a la presidencia de Brasil por parte de Jair Bolsonaro las ideas de Carvalho, que durante años estuvieron limitadas a sus publicaciones y videos difundidos en Internet, por fin han llegado al poder y tendrán injerencia en la vida y destino de los  más de 210 millones de personas que habitan en la nación suramericana.

Sus ambiciones no se limitan a ser el gurú o asesor presidencial, sino que ha manifestado que el único puesto que le gustaría ocupar es el de embajador de Brasil en Washington.

Mientras que espera  el nombramiento Carvalho, seguirá  viviendo en su casa campestre de Virginia, junto a su esposa 25 años más joven y su mastín inglés llamado Big Mac, contemplando su colección de armas y alimentando su odio contra la izquierda y la globalización.

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