Petro dispara contra EE.UU.: “Los gringos están en la olla si invaden Venezuela”

El mandatario colombiano advirtió que una intervención convertiría a Venezuela en un “caso Siria” y arrastraría a Colombia. El ALBA-TCP respaldó a Maduro, rechazó el despliegue militar de EE.UU. en el Caribe y pidió una reunión urgente de cancilleres de la CELAC.

Petro dispara contra EE.UU.: “Los gringos están en la olla si invaden Venezuela”

Autor: El Ciudadano

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, advirtió que una eventual invasión de Estados Unidos a Venezuela convertiría a ese país “en el caso de Siria” y arrastraría a Colombia a un escenario similar. Su reacción se produjo tras el despliegue de buques de guerra de Washington en aguas del Caribe, cercanas a ambos países sudamericanos. “Los gringos están en la olla si piensan que invadiendo Venezuela resuelven su problema. Meten a Venezuela en el caso de Siria, sólo que con el problema de que arrastran a Colombia a lo mismo”, dijo el mandatario, acusando que los movimientos bélicos buscan “apoderarse de la riqueza del subsuelo” venezolano.

Caracas llama a la movilización global

En paralelo, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, llamó a los movimientos sociales del mundo a defender “el derecho del pueblo venezolano a la soberanía, la paz y la autodeterminación”. Maduro recibió además el respaldo “absoluto” de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP), que denunció una “nefasta ofensiva de persecución política y judicial promovida desde Estados Unidos”.

Declaración del ALBA-TCP

En su XIII Cumbre Extraordinaria, este 20 de agosto, los jefes de Estado y de Gobierno del ALBA-TCP aprobaron una declaración con nueve puntos centrales:

  • Respaldo pleno a Maduro y denuncia de acusaciones “infundadas” impulsadas desde EE.UU., que —según el bloque— buscan deslegitimar gobiernos soberanos y abrir la puerta a intervenciones.
  • Rechazo categórico al despliegue de fuerzas militares estadounidenses en el Caribe bajo “pretextos falsos”, por considerarlo contrario al Derecho Internacional y a la Carta de la ONU.
  • Exigencia de cese inmediato de cualquier amenaza o acción militar que vulnere la integridad y la independencia de los Estados latinoamericanos y caribeños, privilegiando la solución pacífica de controversias.
  • Condena al reforzamiento del bloqueo contra Cuba, por generar graves perjuicios al pueblo cubano y vulnerar normas internacionales.
  • Denuncia de medidas coercitivas unilaterales, bloqueos y campañas mediáticas que afecten la paz y la seguridad regionales.
  • Reafirmación del carácter antiimperialista y solidario del ALBA-TCP y del compromiso con la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz adoptada por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
  • Respaldo al llamado del propio Petro —en su calidad de presidente pro tempore de la CELAC— a una reunión urgente de cancilleres para fijar una posición regional ante las amenazas de agresión e injerencia contra Venezuela.
  • Compromiso con la defensa de la soberanía, la autodeterminación y la unidad regional frente a cualquier intento de intervención extranjera.
  • Afirmación de que la paz verdadera requiere justicia social, legalidad internacional y respeto a la soberanía de los pueblos.

Bolivia y Cuba cierran filas

El presidente de Bolivia, Luis Arce, calificó de “infamia” la supuesta vinculación de Maduro con el narcotráfico y denunció el uso recurrente de la “lucha antidrogas” como herramienta de intervención. Desde La Habana, Miguel Díaz-Canel criticó el despliegue en el Caribe, que —dijo— se presenta con un argumento “falso y desproporcionado” de combate a cárteles, apuntando a Estados Unidos como el “Estado más narco”.

A su vez, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Jorge Rodríguez, aseguró que Caracas lidera la lucha continental contra el narcotráfico y advirtió: “extranjero que entre a Venezuela sin permiso, no sale, queda preso”, en alusión a cualquier incursión sin autorización del Estado.

Señal de Washington y ecos regionales

Mientras el Caribe se militariza, desde Buenos Aires el jefe del Comando Sur de Estados Unidos, Alvin Holsey, alertó sobre la “expansión autoritaria” de China en la región y afirmó que pasos estratégicos como el Estrecho de Magallanes y el Paso Drake podrían usarse por Pekín para “proyectar poder” y “desafiar la soberanía” o la neutralidad antártica. Sus declaraciones añaden otra capa geopolítica a un tablero ya tensionado por la disputa en torno a Venezuela.

¿Qué viene ahora?

El cruce de declaraciones y el respaldo regional condensado en la declaración del ALBA-TCP empujan el foco hacia el terreno diplomático. Si prospera el llamado de la CELAC a una reunión urgente de cancilleres, los gobiernos de la región deberán definir si impulsan una salida basada en la no intervención, la desescalada militar y la mediación política. La advertencia de Petro sobre un posible “caso Siria” para Venezuela y su arrastre sobre Colombia subraya lo que está en juego: evitar que la coyuntura derive en un conflicto de alto impacto humanitario y regional, y reafirmar —o no— la “Zona de Paz” en América Latina y el Caribe.


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