Programas de reinserción social transforman la vida de exguerrilleros en Colombia

Los diálogos entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Gobierno colombiano continúan por tercer año consecutivo en un esfuerzo por alcanzar la paz, y hasta que esa voluntad haga acto de presencia en la mesa de negociaciones, en el país se llevan adelante innovadores programas de reinserción social de miembros de los grupos armados que han cambiado sus vidas en beneficio para la sociedad.

Por Meritxell Freixas

17/08/2015

Publicado en

Latinoamérica

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Quienes en su día combatieron en diferentes grupos armados del conflicto colombiano hoy trabajan juntos, pese a las diferencias ideológicas iniciales, en el marco del programa de reconciliación, o lo que es lo mismo: la salida de milicianos de grupos armados ilegales en el país y su reinserción en la sociedad. En estos programas participan el Gobierno y entidades privadas a través de la financiación de proyectos empresariales.

«Con ayuda de psicólogos y charlas nos fuimos mezclando y dejando esas diferencias de un lado. Yo quiero que mis hijos tengan esa oportunidad que yo no tuve. Que hagan algo que verdaderamente sea un ejemplo de vida», comentó a RT Jimmy Andrés Díaz, exmiliciano de las FARC. A sus 22 años Jimmy fue detenido y se topó con dos alternativas: cumplir condena en la cárcel o entrar en un programa de reinserción social.

Este joven aprendió a trabajar el metal en una fábrica de ensambles de tejados y, ahora, asegura que jamás daría marcha atrás. Por su parte, Manuel Francisco Ballesta Correa, compañero de Jimmy, y exmiliciano de un grupo rival, abandonó las armas por voluntad propia cuando nació su primer hijo y afirma que en este programa encontró la manera de eximir sus actos del pasado.

«Cuando yo estaba en las autodefensas cumplía una serie de condiciones y exigencias. Igualmente es aquí. Pero son dos cosas totalmente diferentes. Mientras en el pasado yo ocasionaba daño y dolor a las personas y familias, hoy en día, con nuestros productos y nuestras máquinas ofrecemos tranquilidad y un poco de paz a las familias», agregó Manuel, exintegrante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Aunque los expertos explican que para los guerrilleros es difícil abandonar los grupos armados, porque en ellos ven una salida a la pobreza y por el estigma de ‘malos’ que ellos mismos tienen y la sociedad. «Cuando vienes con ese estigma de que tú eres malo, de que has hecho cosas malas y que la sociedad te excluye, reintegrarte a la sociedad tiene que ser así, con valores, con trabajo, con esfuerzo», explica Camilo Andrés Rosero, asesor empresarial de la Fundación Carvajal, una de las entidades privadas que apoya este tipo de programas en el país.

No obstante Manuel, quien a pesar de tener tres veces menos ingresos económicos que cuando estaba en las autodefensas, asegura que la tranquilidad y la estabilidad que ha encontrado en estas iniciativas de reinserción social no se pagan con dinero. Además confía que las negociaciones del proceso de paz que se llevan a cabo en Cuba pueden llegar a buen puerto, porque «cuando hay voluntad, hay resultados».

Fuente: RT

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