La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) pidió este miércoles por trigésima tercera vez y por aplastante mayoría el fin del embargo económico de Estados Unidos a Cuba, una imposición unilateral que ha denunciado desde 1992.
El resultado de la votación de 2025 —165 votos a favor, 7 en contra y 12 abstenciones— dejó en evidencia que algunos países de Latinoamérica le dieron la espalda a la isla antillana que enfrenta desde 1960 un bloqueo económico, comercial y financiero impuesto ordenado por Washington.
Esta imposición se ha venido a través de más de 6 décadas alcanzando a terceros países a partir de 1992, fecha en la que la Asamblea General emitió su primera petición a Estados Unidos para ponerle fin.
Aunque nuevamente una abrumadora mayoría de países votaron a favor de la propuesta de La Habana titulada «Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba», en esta ocasión se sumaron a los tradicionales votos en contra de EE.UU. uy su aliado Israel, un total de cinco países, entre los que figuran dos latinoamericanos, gobernados por mandatarios de la derecha.
Al momento de la votación, junto a Hungría, Macedonia del Norte y Ucrania, los representantes de Argentina y Paraguay le dieron la espalda a Cuba, rompiendo así el histórico consenso regional que durante más de tres décadas le ofreció un respaldo a la isla en su reclamo por poner fin al bloqueo impuesto por la Casa Blanca.
«La mayoría del mundo volvió a votar junto a Cuba, por la vida»
El texto, presentado por Cuba, reafirmó, entre otros principios, “la igualdad soberana de los Estados, la no intervención y no injerencia en sus asuntos internos y la libertad de comercio y navegación internacionales, consagrados en numerosos instrumentos jurídicos internacionales”.
Asimismo, planteó preocupación por disposiciones reglamentarias, como la promulgada por Estados Unidos el 12 de marzo de 1996, conocida como “Ley Helms-Burton”, “cuyos efectos extraterritoriales afectan a la soberanía de otros Estados, a los intereses legítimos de entidades o personas bajo su jurisdicción y a la libertad de comercio y navegación”.
Al respecto, exhortó a todos los Estados a que se abstengan de promulgar y aplicar leyes y medidas que los contravengan, instando a la derogación de ese tipo de medidas a quienes aún las impongan.
El documento también solicitó al Secretario General que, en consulta con los órganos y organismos pertinentes del sistema de las Naciones Unidas, preparara un informe sobre el cumplimiento de la resolución a la luz de los propósitos y principios de la Carta de la ONU y del derecho internacional y se lo presente en su octogésimo primer período de sesiones.
Al presentar la resolución, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, denunció el carácter ilegal, inhumano y extraterritorial del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos.
Indicó que esta política constituye un acto de castigo colectivo que viola los derechos humanos del pueblo cubano y obstaculiza su desarrollo en sectores esenciales como la salud, la energía y la alimentación.
En su exposición, el canciller cubano se refirió algunos efectos palpables del bloqueo, tales como la privación sistemática del uso de sistemas bancarios internacionales para cobros y pagos, lo cual limita el comercio exterior de Cuba, y el impedimento de acceso a financiamiento, inversión, remesas, tecnología, insumos y servicios sensibles, entre ellos la salud.
“Como se sabe el impacto de este tipo de agresión no es solo económico. Se aplica por diseño, con fría premeditación respecto a su impacto social y humanitario sobre millones de personas”, declaró el ministro.
Asimismo, reiteró que Cuba es un país de paz, comprometido con la cooperación y la autodeterminación de los pueblos, y llamó a la comunidad internacional a apoyar el proyecto de resolución como un acto de justicia y respeto a la soberanía nacional.
Tras la votación, el Presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, destacó que «la mayoría del mundo volvió a votar junto a Cuba, por la vida».
«Cuba digna, resiliente, sin ningún miedo al imperio revuelto, brutal, cínico y mentiroso, volvió a derrotar el bloqueo genocida de seis décadas», escribió el mandatario cubano en su cuenta de la red social X.
Argentina y Paraguay le dan la espalda a Cuba
El resultado de votación de Argentina había generado expectación en la prensa y en la opinión pública, y constituía una «prueba de fuego» para el recién nombrado ministro de Relaciones Exteriores, Pablo Quirno, quien comparte con el presidente de la nación austral, Javier Milei, un interés en complacer a Washington, por lo que se esperaba el rechazo del gobierno «libertario» a la resolución de La Habana.
En especial luego del conflicto se registró el año pasado en el seno de la administración del mandatario de extrema derecha cuando la entonces canciller argentina, Diana Moratino, votó a favor de la resolución de La Habana, lo generó que saliera del cargo tras un enfrentamiento con Miley, quien desde que asumió la presidencia en diciembre de 2023, ha alineado su diplomacia con Estados Unidos, Israel y la Unión Europea,
En octubre de 2024, la Asamblea General de la ONU aprobó el proyecto de resolución cubano por 187 votos a favor, entre los que se encontraba el de Argentina, mientras que hubo dos en contra (EE.UU. e Israel) y una abstención.
Junto Buenos Aires, la Asunción también voto en contra de levantar el bloqueo a Cuba, en sintonía con la línea del gobierno de derecha del presidente paraguayo, Santiago Peña.
En el plano internacional, Peña ha profundizado su alianza con la internacional ultraderechista presidida por Donald Trump. Además de mantener y ampliar los elogios a sus políticas, Peña ha sido enfático en su apoyo a la agresión genocida del Estado de Israel, y llegó a acoger y presidir la reunión del “Foro de Madrid” donde comparte liderazgo con la extrema derecha española comandada por Santiago Abascal.
Ecuador y Costa Rica: abstención al servicio de Washington
En el bloque de las 12 abstenciones, junto a Albania, Bosnia y Herzegovina, Chequia, Estonia, Letonia, Lituania, Marruecos, Moldavia, Rumanía y Polonia, destacaron dos latinoamericanos: Ecuador y Costa Rica.
El presidente ecuatoriano Daniel Noboa, en el poder desde noviembre de 2023, ha buscado reposicionar al país como un socio fiable de Estados Unidos y Europa, por lo que la abstención es vista como un distanciamiento de La Habana para evitar confrontaciones con la derecha internacional.
Una postura similar al del presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, quien ha mostrado estar interesado en mantener los lazos en un aliado y socio comercial como Washington .
Costa Rica, por su parte, mantuvo una postura coherente con su tradición democrática. San José no suele confrontar directamente a Cuba, pero tampoco respalda sus posturas en foros internacionales. Su abstención se interpretó como un mensaje de disconformidad con la falta de libertades en la isla, sin dramatizar el gesto con una votación negativa.
Impacto de la votación en el escenario latinoamericano
La votación de 2025 se produce en un momento tensión en América Latina, donde la ultraderecha busca ganar terreno y el progresismo se mantiene firme en su lucha por el respeto a los derechos humanos, la libertad, soberanía y autodeterminación de los pueblos.
 
						
 
										 
										 
										 
										 
										 
										 
										 
										