Sobrevivir: Las enseñanzas que deja la increíble hazaña de los niños indígenas perdidos en la selva de Colombia

"No se puede eludir una característica única de los indígenas, de la que hoy deberíamos aprender: la relación de armonía y respeto con la naturaleza, con la madre tierra..."

Sobrevivir: Las enseñanzas que deja la increíble hazaña de los niños indígenas perdidos en la selva de Colombia

Autor: Absalón Opazo

Por Carmen Paz Castro Montenegro

Una niña de trece años y sus tres hermanos han logrado sobrevivir tras permanecer 40 días extraviados en la espesa selva colombiana. El menor tiene un año y cuando cayó el avión monomotor en que viajaban tenía sólo 11 meses. Los otros cuentan 4 y 9 años.

Los pequeños indígenas se mantuvieron vivos, primero comiendo yuca, y luego frutas y raíces de plantas. La temperatura oscilaba entre los 18 y 25 grados. Ese fue un factor crucial para que se salvaran.

Mientras lo que pudo ser una tragedia estaba en marcha, tanto las comunidades indígenas como los equipos de salvataje permanecieron en silencio. Abocados a lo que parecía imposible buscaron incansablemente a los niños, quienes parecían condenados a lo peor.

En medio de la operación un perrito guía y buscador, Wilson, también se extravió en la espesa selva. Así, se sumaron además los esfuerzos para pesquisar las huellas del animalito, las que finalmente condujeron a los niños perdidos por más de cinco semanas.

Ahora a salvo y a través de portavoces, los chiquitos nos cuentan que están contentos.

Tantas lecciones como emociones nos gatillan este hecho extraordinario. Sólo algunas para compartir. La hermana mayor, de 13 años, fue líder y guía para cuidar a su grupo. Este rol no es extraño dado que acostumbradamente, en el día a día, esta adolescente indígena se encarga de su familia mientras los padres trabajan.

De seguro, ese talento, criterio y mesura, en esta oportunidad, le sirvieron para dar una pelea que desde el inicio parecía destinada al fracaso. Su condición de niña mujer fue, sin duda, determinante.

Y más allá de ello, no se puede eludir una característica única de los indígenas, de la que hoy deberíamos aprender: la relación de armonía y respeto con la naturaleza, con la madre tierra.

Esos niños rescatados en medio de la selva conocen el valor de la tierra, de sus frutos y plantas. Saben reproducirlos y cuidarlos. Aman su entorno y han sido enseñados a respetar su hábitat.

Con tremenda alegría y respeto hay que saludarles por ese ejemplo de sobrevivencia que nos entregan, y por sus talentos cuyos ingredientes innegables son la sabiduría, astucia y valentía.

Chapó por esos pequeños sabios que nos inyectan esperanza y alegría de vivir.

Por Carmen Paz Castro Montenegro

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