La movilización de una flota naval estadounidense, que incluye buques de guerra y un submarino nuclear, en aguas del Caribe cercanas a Venezuela, ha encendido las alarmas en la región y ha sido denunciada por el gobierno del presidente de la nación latinoamericana, Nicolás Maduro como una «grave amenaza» contra la seguridad regional. Expertos internacionales, coinciden en señalar el elevado riesgo de la operación y sus potenciales consecuencias globales.
Tal es el caso del doctor en Ciencias Económicas Luis René Fernández Tabío, profesor titular del Centro de Investigaciones de Economía Internacional de la Universidad de La Habana, quien no dudó en calificar la situación de extrema gravedad.
Planteó que esta operación militar, sumada a los instrumentos de propaganda y acciones subversivas internas en la nación sudamericana «constituyen un enorme riesgo para la paz no solo regional sino también mundial, cualquiera sea su desenlace»
Para el académico cubano, la estrategia de del gobierno estadounidense es clara y apunta a lograr derrocar Maduro, quien resultó ganador en las elecciones celebradas el 28 de julio de 2024, con la finalidad de acceder al control de los recursos energéticos del país caribeño, que cuenta con las reservas probadas y certificadas más grandes de petróleo en el mundo.
«Washington intensificó su política de intervención con todos sus instrumentos de poder para derrocar al Gobierno de Caracas y realizar un llamado cambio de régimen que le permitiría recuperar el control sobre los enormes recursos de ese país, en primer lugar, el petróleo, pero también otras importantes riquezas naturales y minerales», advirtió en declaraciones a Sputnik.
El profesor y estudioso cubano del Centro de Investigaciones de Economía Internacional de la Universidad de La Habana consideró que en este caso «la peligrosidad es máxima y las consecuencias impredecibles».
Violación de los acuerdos internacionales
Fernández Tabío fundamentó su alerta en el claro incumplimiento del derecho internacional.
«Las acciones de amenaza para el uso de la fuerza sobre un país soberano no están avaladas por ningún instrumento de las relaciones internacionales», subrayó, citando expresamente la Carta de las Naciones Unidas y la Proclama de América Latina como Zona de Paz como los acuerdos fundamentales que prohíben el empleo de la fuerza.
No obstante, recordó que Estados Unidos «tiene una larga historia de agresiones e intervenciones de todo tipo, especialmente en nuestra región; no son avaladas por las normas del derecho internacional, pero han sido ejecutadas en los marcos del unilateralismo imperialista y distintas interpretaciones del llamado Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe».
La «guerra híbrida» y el pretexto del narcotráfico
El despliegue militar de EE.UU. se enmarca, según los analistas, en un capítulo más de lo que se conoce como guerra híbrida. Al respecto, Fernández Tabío señaló que esta se ejecuta con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico y otras falsas acusaciones a líderes de gobiernos no afines a Estados Unidos y se extiende por varios países de América Latina y el Caribe, como es el caso del presidente venezolano, Nicolás Maduro, a quien Washingto acusa de liderar una organización criminal dedicada al tráfico de drogas, sin presentar pruebas hasta la fecha,
Esta perspectiva es compartida por el profesor e investigador de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana, Pavel Alemán, quien recordó que si bien el Mar Caribe ha sido escenario de actividades ilícitas, la operación actual tiene un fin distinto.
Señaló que aunque ciertamente, existe una cooperación entre las agencias encargadas de perseguir a estas redes criminales, «esto no es lo que estamos viendo hoy»,
«Actualmente presenciamos el uso de las fuerzas armadas para presionar políticamente a Venezuela, el empleo coactivo del instrumento militar para ejercer presión sobre otro Estado», explicó.
Alemán también destacó que Estados Unidos rara vez actúa solo en este tipo de escenarios.
«Generalmente trata de legitimar, entre comillas, esa presencia con la intervención de otros actores que le respaldan, ya hemos conocido que el gobierno de Francia determinó movilizar algunos activos de su armada para asistir a esta especie de operación internacional, señaló a Sputnik.
Advirtió que no sería extraño que otras potencias como Países Bajos o Reino Unido, con intereses en la región, se sumen, así como países receptores que se están implicando más, «como es el caso de Trinidad y Tobago y Guyana que tiene un diferendo territorial con Venezuela».
Antecedentes históricos y un posible nuevo fracaso
Los expertos cubanos trazaron paralelos con operaciones militares pasadas de Estados Unidos en la región.
El doctor en Ciencias Históricas Ernesto Domínguez, del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de La Habana, señaló que la incursión actual es la continuidad de una larga historia y citó antecedentes como la invasión a Panamá en 1989 –bajo la acusación de narcotráfico contra Manuel Noriega–, el Plan Colombia en la década de 1990 o la reactivación de la Cuarta Flota en 2008.
Pavel Alemán fue más allá al afirmar que en el pasado reciente, Estados Unidos ha utilizado pretextos como el tema del narcotráfico o la supuesta posesión de armas de destrucción masiva para la puesta en marcha de operaciones militares de castigo en contra de estados soberanos, con el propósito, precisamente, de provocar cambios de gobierno y eliminar adversarios.
A pesar de la abrumadora presencia militar estadounidense, el profesor Fernández Tabío consideró que, en este caso, no funcionarán los pretextos y falsedades contra Niocolás maduro, mandatario electo democráticamente, por el pueblo venezolano.
«Pienso que el resultado más probable será otro fracaso del imperialismo, como ya fueron derrotados más de una vez planes y acciones semejantes en el caso de Cuba, en otros momentos históricos», afirmó.
Como contrapeso a la acción unilateral, el académico cubano puso sus expectativas en la diplomacia de otras potencias y en el rechazo mayoritario de la comunidad internacional. «Pese a los enormes riesgos y malos presagios, esperemos que este conflicto no se extienda e impere la paz, respaldada por la diplomacia efectiva de grandes potencias como China y Rusia que sirven de contrapeso en un multipolarismo en formación y declaran su rechazo a tales políticas del imperialismo estadounidense», sentenció.