Jagua, Hanabanilla y Arimao también son de tribus aborígenes

Territorios cubanos con nombres indígenas

En la isla el dios sol se llamaba Huion y la luna Moroya

Por Luis Yañez

12/03/2018

Publicado en

Latinoamérica / Pueblos

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Sabías que los hermoso paisajes de Cuba que son conocidos a nivel mundial entre ellos Baconao, Guanaroca, son nombres de procedencia indígenas así como Jagua, Hanabanilla y Arimao y Yumurí y encierran leyendas como cualquier otro territorio de América Latina y el Caribe, pero los turistas que llegan a la isla ignoran esta riqueza ancestral.

En esta oportunidad te presentó solo dos leyendas que son enriquecedora y dan lugar a la imaginación y a la literatura infantil de cualquier región del planeta.

El Baconao conocido como un parque natural que posee una extensión de 800 kilómetros cuadrado y que ha sido declarado por la Unesco como Reserva Mundial de la Biosfera se encuentra a 20 kilómetros de la ciudad de Santiago y está integrado por tres regiones biogeográficas: La Sierra de La Gran Piedra, la de Santa María del Loreto y la Meseta de Santiago de Cuba.

La leyenda de Baconao proviene de un niño indígena que se sentaba en un árbol mágico llamado Bacona que otorgó al infante varias cualidades tales como tocar melodías con caracoles, natación y jugaba de Batos (béisbol).

Un día Baconao (niño) salió de la tribu a pasear por la villa y jamás se supo de él. Sin embargo, la música que el creaba con los caracoles se escuchaba en el bosque y los indígenas creyeron que el niño se había pasado a los árboles.

En cambio, Guanaroca es una laguna ubicada en la bahía de Cienfuegos y está protegida porque en ella reside una colonia de flamencos roisados y varias aves migratorias como otras especies endémicas de la nación.

Guanaroca es la compañera que da la luna (Moroya) al primer hombre llamado Hamao, quien fue creado por el dios Sol (Huion); esta pareja se amó con gran pasión y tuvieron su primer hijo conocido como Imao a quien su madre dio toda su dedicación, lo que hizo que Hamao enfermara de celos y lo asesinara. Posteriormente, lo escondió en el cuerpo de gran güiro y lo colgó de la rama de un árbol.

Guanaroca al despertar no encontró a su esposo ni hijo y por ello salió en su búsqueda, pero cansada de no hallar nada se fijó en un güiro cuando un pájaro negro la hizo mirar y al subir al árbol se dio cuenta que el cuerpo de Imao estaba dentro del árbol y sorprendida dejó caer el objeto, saliendo de él tortugas, peces y gran cantidad de agua, dando origen los ríos de Jagua. Mientras que la tortuga más grande se transformó en la península de Majagua y las de menos tamaño, de mayor a menor, crearon los demás cayos.

Las lágrimas saladas y abundantes del desconsolado llanto de la madre crearon la laguna y el laberinto a los que les dio nombre.

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