En la provincia argentina de Corrientes, la potencia del movimiento transfeminista se desplegó durante tres días durante el desarrollo del 38º Encuentro Plurinacional de Mujeres, Travestis, Lesbianas, Intersex, Binarias y No Binarios.
El evento, que se erigió como un espacio de resistencia y contó con la participación de más de 70 mil mujeres, culminó este lunes con la elección de Córdoba como sede del próximo encuentro y la lectura de conclusiones de los talleres en la que se trazó una agenda común contra las políticas de ajuste del gobierno ultraderechista de Javier Milei.
Los Encuentros Plurinacionales de Mujeres y Diversidades, que nacieron en 1986 en la ciudad de Buenos Aires (con el nombre de Encuentro de Mujeres y en 2022 se modificó) son concebidos como grandes hechos políticos que marcan el pulso del movimiento transfeminista y definen la agenda que se evalúa y articula año a año.
En la edición de este año se presentaron reclamos, en contra de los femicidios, por el fin de los discursos de odio, contra el ataque a las políticas de género, a la falta de presupuesto el extractivismo y la explotación del río Paraná.
«Fue el marco perfecto para contener, por un lado, la potencia de las mujeres trabajadoras, la bronca de las víctimas de violencia de género, la indignación por los recortes en las políticas de género, la furia trava, y por el otro, para contribuir a pensar en el futuro del transfeminismo y sus construcciones posibles. indicaron las enviadas especiales Aldana Somoza y Maby Sosa en un artículo publicado por El Tiempo Argentino, en colaboración con la Agencia Presentes y Es tiempo de Travestis, de la radio cooperativa Mega 98.1, de Corrientes.
«¡Basta de Femicidios!»
En el marco del encuentro, miles de personas colmaron el pasado sábado las calles de Corrientes en una marcha multitudinaria que recorrió 5 kilómetros desde la rotonda Poncho Verde hasta la Costanera Sur.

La columna, encabezada por la comisión organizadora, portaba una bandera con el rostro de Joan Peña, un niño de cinco años desaparecido en junio de 2024 en Corrientes y cuyo paradero aún se desconoce, recordando que la trata de personas es una de las lacerantes problemáticas que afligen al movimiento. Detrás, una marea de consignas mezclaba el reclamo por el aborto legal, la exigencia de «¡Basta de Femicidios!» y cánticos contra el gobierno del denominado «libertario».
“Nos encontramos en la Marcha y vinimos a trabajar muchísimo para que dejen de matarnos, para que deje de haber hambre y para que las mujeres y diversidades dejemos de pasar todo lo que nos pasa en el gobierno de Milei”, resumió Virginia, referente del Bachillerato Popular Mocha Celis, captando el sentimiento generalizado.
Durante la masiva movilización se denunció el incremento de violencias habilitado por discursos de odio que se han institucionalizado desde organismos del Estado y se traducen en agresiones directas contra mujeres, diversidades sexuales y la comunidad LGBTIQ+.
De hecho, la consigna: “Qué momento, qué momento, a pesar de todo les hicimos el Encuentro”, cobró una nueva dimensión luego de dos años de permanentes ataques por parte del gobierno ultraderechista de La Libertad Avanza al movimiento transfeminista.

En la marcha también se pudo observar la bandera wiphala de los pueblos originarios, que llevaron sus reclamos contra las políticas extractivistas de saqueo y contra sus comunidades de los distintos gobiernos, así como banderas de Palestina en repudio al genocidio que lleva adelante Israel en Gaza, que ha dejado más de 69 mil personas asesinadas, en su mayoría mujeres y niños.

Trabajadoras organizadas: El sindicalismo como trinchera
La segunda jornada se desarrolló el Parque Camba Cua donde las trabajadoras formales y no formales que se convocaron en el bloque sindical feminista alzaron su voz contra la amenaza de una reforma laboral y previsional que, bajo mandato del Fondo Monetario Internacional (FMI), las dejaría en una situación de mayor precariedad.
“Estamos en los lugares donde los salarios son los más bajos en general. Tenemos que seguir dando pelea en un contexto muy adverso donde tenemos que discutir un proyecto sabiendo que la salida gremial sin salida política no alcanza”, indicó Carla Gaudensi, secretaria general de la Federación Argentina de Trabajadoras de Prensa.
En sus declaraciones profundizó en la situación que atraviesa el sector. “Estamos en un foco de ataque de este gobierno pero no solamente por ser comunicadoras, también por ser trabajadoras organizadas. Muchas compañeras y muchos compañeros también están en la precariedad pero nosotras principalmente estamos en la precariedad y cada vez que se feminiza más nuestra actividad más se precariza”, explicó.
Desde dentro de los medios estatales Lorena Tapia Garzón denunció qué “en la tv pública lo que sucede hoy es que hay censura”.
Mientras que otra trabajadora del mismo canal señaló que “quienes laburamos en los medios públicos venimos sufriendo el salario planchado hace casi 13 meses”.

“Por salir a hacer una cobertura nos atacan, por poner algo en redes nos atacan porque estamos en el blanco mucho más profundo cuando somos mujeres, cuando somos disidencias, cuando queremos alzar nuestra voz, porque lo que no podemos permitir es que nadie hable por nosotras”, planteó.
Por su parte, Dina Sánchez, referente de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), amplió el foco hacia la economía informal.
“Tenemos que levantar la agenda de nuestro sindicato y de nuestra economía popular. Porque creemos que es fundamental discutir sobre las nuevas formas de organizar el trabajo. Hay un sector que nace de la informalidad, y son los modelos que se han impuesto en nuestra sociedad”. argumentó.
Sánchez también reclamó por la visibilización de los trabajos de cuidado, aún mayoritariamente a cargo de mujeres y diversidades.

Defensoras de la tierra y pueblos originarios denuncian persecución estatal
El domingo al mediodía, el mismo Parque Camba Cua fue escenario de la tradicional asamblea del Abya Yala, donde defensoras de la tierra y de los pueblos originarios visibilizaron la persecución estatal y el extractivismo como una expresión más del patriarcado.
“No le tenemos miedo al estado argentino y su represión”, afirmó Luciana Jaramillo del Lof Winkul Mapu declaró. alñ tiempo qie denunció el encarcelamiento de los lonkos Juan Pablo Colhuan y Facundo Jones Huala.
“Defender el territorio no es terrorismo”, enfatizó.
Por su parte, Lizzette Sánchez Díaz, nieta de la dirigenta mapuche y defensora territorial Julia Chuñil Catricura, alzó la voz para exigir verdad y justicia, a un año de la desaparición forzada de su abuela, quien fue vista por última vez el 8 de noviembre de 2024 en la región de Los Ríos, al sur de Chile.
“No solo la asesinaron, asesinaron años de sabiduría, trabajo y amor a la tierra. No queremos más Julias, no queremos más Macarenas Valdez, y justo la coincidencia que son mujeres nuestras lamien asesinadas. Y no hay justicia para ellas”, afirmó la nieta de la presidenta de la comunidad indígena Putreguel de Máfil.
Francisca Droguett, defensora del agua, conectó la lucha ecologista con la transfeminista.
“Somos cuerpo de agua, somos naturaleza (…) el extractivismo también es patriarcado”, dijo, denunciando el alto porcentaje de femicidios y travesticidios en las zonas de minería.
“En la tormenta, feminismo es crear refugios y este es el nuestro”, planteó, citada en el artículo publicado por El Tiempo Argentino.
Desde Salta, María Emilia Díaz, de la comunidad chorote, y Pia Ceballos, militante trans del pueblo wichí, hablaron del abandono estatal.
“Sufrimos hambre, desnutrición y falta de agua”, denunció Díaz, mientras que Ceballos renovó el compromiso desde su identidad.
“Como travesti renovamos nuestro compromiso, defendemos el agua, nuestro territorio y la tierra. La existencia trans existe en todas las instancias de nuestra vida porque somos sobrevivientes”. indicó.

Transfeminismo en pie de lucha
Con la elección de Córdoba como sede del 39º Encuentro, el movimiento transfeminista demostró una vez más su vitalidad y su capacidad de autoconvocatoria.
El mensaje que deja Corrientes es claro: en un contexto donde las mujeres y diversidades son el principal objetivo de la ultraderecha—en particular del gobierno de Javier Milei—el transfeminismo no tiene opción más que unirse, juntar fuerzas y apelar a su capacidad de convocatoria. La furia se tradujo en un plan de lucha colectivo. La historia, una vez más, se escribe en plural.
*Imagen destacada: Agencia Presentes.

