Entrevista

Economista Rojas: “El Estado busca recaudar, el comerciante evadir”

El economista y profesor universitario Jesús Rafael Rojas supone que el comercio eludirá este impuesto. Además, recomienda colocar un monto mínimo a partir del cual comience a regir este impuesto. En Venezuela existen múltiples formas de pago y el dólar no es una moneda de curso legal en el país.

Por Luis Vera

01/04/2022

Publicado en

Entrevistas / Venezuela

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Caracas. – Para el economista y profesor universitario Jesús Rafael Rojas, el impuesto a las grandes transacciones financieras es un instrumento de observación en una economía que busca una recuperación de manera acelerada.

Sin embargo, para este catedrático de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela, la aplicación es una suerte de impuesto al valor agregado con una sobrealícuota.

Esto se traduce en una imposición a la economía de todos los sectores del país, cuyos actores tienen incentivos para intentar eludir la fórmula tributaria.

El experimentado docente conversó con el equipo de El Ciudadano y advirtió que el Gobierno debe tener una supervisión más fuerte sobre el pasivo tributario, de lo contrario verá frustrados los propósitos a razón de los cuales fue impulsada esta Ley en primer lugar.

-¿En qué consiste el impuesto a las grandes transacciones financieras?
-Como economista pudiera decir que todo se resume a una alícuota al Impuesto al Valor Agregado. En Venezuela la ley limita al IVA a un 16% de los montos como máximo nivel, y como quiera que en este momento se cobra esa alícuota el ITGTF le suma un 3%.

El ente recaudador debe aclarar y escuchar dudas del sector comercio para evitar evasiones.

-¿Y no era más fácil hacerle un aumento al IVA que aplicar otra ley impositiva?

-No, porque modificar la alícuota significa tener que reformar la Ley que define los límites del Impuesto al Valor Agregado, entre otras consecuencias.

-¿Eso quiere decir que el Gobierno busca aumentar su nivel de recaudación?

-En efecto. El Estado necesita mantener un control sobre el flujo de la divisa en medio de una economía dolarizada de facto. Pero también persigue incentivar la utilización como moneda de curso legal.

El ciudadano común que paga IVA también cancelará el IGTF en sus transacciones habituales.

-¿Qué otro objetivo persigue el Estado con este impuesto?

-Yo creo que al crear incentivos para la utilización del bolívar, busca reconstruir la confianza en esta moneda, confianza que quedó mancillada tras el reciente proceso hiperinflacionario. Considero, no obstante, que es demasiado temprano para una restauración plena de la confianza.

-¿Por qué se muestra tan cauteloso con esta ley?

-Porque las reglas del juego no están claras. No se puede pechar dentro del marco de una gran transacción financiera a un ciudadano común que compre en el mercado tres o cinco dólares de papas, zanahorias y verduras. Por otra parte, ni los propios comerciantes están suficientemente preparados para la recaudación, pues sus máquinas fiscales necesitan un proceso de adecuación y en otro porcentaje hasta comprar una nueva. Es importante resaltar que en Venezuela se manejan cerca de 2.800.000 dólares en el menudeo y apenas 20% está bancarizado. Pero, por otra parte, la existencia del bolívar físico no cubre la demanda del mercado; esto se traduce en que no hay bolívares suficientes para comprar dólares.

-Según su criterio ¿Qué hace falta para generar confianza en la moneda nacional?

-Son varias las medidas que deberían tomarse para que el bolívar vuelva a tener la confianza de la mayoría de la población. Esto incluye que se observe un compromiso por parte del Estado de no monetizar el gasto público, también debe existir un acceso más amplio al efectivo y finalmente debe haber transparencia en lo que respecta a las reservas y al volumen de emisión.

-Pero es que el Gobierno está impulsando el bolívar digital
-Efectivamente, pero no puede desaparecer el uso del efectivo porque aún no existen los mecanismos para ello. En el caso del metro, ya el pasaje es digital, pero el resto del transporte público, léase camionetas, Metrobús o carros por puesto, no cuenta con un sistema para prescindir del manejo de efectivo.

-¿Por qué colocar el impuesto a una moneda que no es la de curso legal en el país?

-Tengo una respuesta para eso, pero como economista no debo ser yo quien la proporcione. Te recomiendo que sea un abogado, o en su defecto un legislador, quien de su opinión al respecto.

-¿Sólo con los dólares se pagará ese impuesto?

-También incluye las criptomonedas. Pero lo destacable no es propiamente eso. Si una persona cancela un producto o servicio por un valor de 80 dólares y cancela 30 dólares en efectivo y el resto en su equivalente en bolívares no debe ser pechado con los 80 dólares sino por los 30. Y esto de manera fiscal aún no está bien definido, pero ese es el deber ser, ahora, si el valor del producto es cancelado completamente en su equivalente en bolívares o a través de una tarjeta de débito de una cuenta de protección de dólares o con una tarjeta de crédito internacional, tampoco debe ser pechado.

-Las primeras maneras se entienden, pero ¿Tarjeta de crédito internacional?

-Ese dinero no entra en el torrente financiero del país, por tanto, tampoco debe ser pechado.

-¿Conoce usted cuál es el flujo real de dólares en el país?

-Un estudio de una firma económica (Ecoanalítica) revela que el 60% de las negociaciones que se efectúan en Venezuela en estos momentos son en divisas.

-Un importador compra y paga en el exterior, al momento de declarar y cancelar la mercancía en el puerto ¿Paga por el total de la mercancía o se hace un equivalente?

-Ese importador ya compró y pagó impuestos en el país donde adquirió el producto. Ahora, al momento de nacionalizar paga otro impuesto relacionado con el valor de la mercancía. El hecho de haber comprado fuera no lo obliga a pagar el impuesto en dólares en Venezuela, puede pagar en bolívares o en petros según sea su capacidad.

-¿Por qué usted dice que el comerciante eludirá?

-Te lo voy a poner con un ejemplo: Tú vas a un restaurante y vas a pagar con divisas. El encargado o cajero te aceptará los dólares o euros y luego te facturará en bolívares. Para el ente recaudador, en este caso la Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria, esa transacción se efectuará en bolívares y declarará en bolívares, mientras la divisa en físico permanecerá al resguardo del comerciante. Otra podrá ser que al contribuyente le pechen con el 3% en bolívares y únicamente se declare el 16% legal, es decir que el comerciante realice una doble facturación, perjudicando al consumidor o usuario y al Estado. Es allí donde radica el peligro que advertimos al indicar que no aún no hay reglas claras del juego.

-¿Qué tiene que existir para que esta ley se pueda fortalecer?

-En primer lugar, las reglas claras del juego. En segundo lugar, el Estado debe hacer consideraciones especiales, porque hay comercios cuyo capital ni siquiera le permite comprar una máquina fiscal que está por el orden de los 3000 dólares. Debe colocar un monto mínimo de las operaciones para que sea realmente un impuesto a las grandes transacciones, de lo contrario todos estaríamos pagando esta tasa. Y seguramente habrá muchas incógnitas para responder a causa de una medida que apunta a la impopularidad.

-¿Entonces esto es un juego del gato y el ratón?

-El Estado busca recaudar, el comerciante evadir.

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