Al servicio de la agenda norteamericana

Piñera utiliza la agresión contra Venezuela como puente para liderar la derecha latinoamericana

El presidente chileno compite por el liderazgo del Grupo de Lima, integrado por 14 naciones, siguiendo al pié de la letra la agenda trazada desde Washington. Su objetivo específico es hacerse con el liderazgo del bloque derechista de la región.

Por Leonardo Buitrago

16/01/2019

Publicado en

Chile / Política / Venezuela

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Desde el comienzo de su segundo mandato, Sebastián Piñera, ha dejado claro su interés en poder comandar la derecha en América Latina.

El presidente chileno pretende liderar el Grupo de Lima, integrado por 14 naciones, con el fin de ejecutar el guión marcado por Washington para la región.

Una vez que asumió el poder en marzo pasado mostró cuál sería su política exterior, claramente anti progresista. En  primer lugar suspendió la participación de Chile por tiempo indefinido dentro de la Unión de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur).

De este modo acompañó a Brasil, Argentina, Colombia, Paraguay y Perú en la decisión de retirarse de esta organización creada en 2008 para contrarrestar la influencia de Estados Unidos en la región.

En una carta enviada al canciller boliviano, Fernando Huanacuni, los seis países argumentaron que la entidad «ha estado a la deriva bajo la actual presidencia pro témpore de Bolivia», que es justamente un gobierno de izquierda.

En su intervención en la Cumbre de Las Américas realizada en Lima en abril de 2018,  cargó contra el presidente venezolano, Nicolás Maduro y señaló que en la nación caribeña “no hay democracia ni respeto por los Derechos Humanos”.

Asimismo, inauguró su mandato recibiendo en el Palacio de la Moneda a  Rosa María Payá,la nueva cara del anexionismo cubano.

El director de Contenidos y Estrategia de la Presidencia de Chile, Mauricio Rojas, afirmó que   Sebastián Piñera  “está perfectamente dispuesto” a asumir un liderazgo frente a los gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Cuba.

“No hay ninguna duda” dijo en declaraciones al portal Al Navío en las que adelantó que desde el Palacio de la Moneda se impulsará el aislamiento internacional, las condenas y el castigo a Nicolás Maduro, Daniel Ortega  y Raúl Castro”

“Hay que transformarlos en parias internacionales”, subrayó.

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Un canciller polémico

Para llevar a cabo su política internacional anti izquierda y congraciarse con Washington, Piñera nombró canciller a Roberto Ampuero.

Piñera llegó con la idea de ser el líder regional, de eso no hay duda. Y no es casualidad que, en el inicio de su gobierno y para enfrentar ese escenario, haya elegido un ministro de Relaciones Exteriores que en casi toda su carrera enfrentó a los socialismos reales”, indicó Cristóbal Bellolio, analista de la Universidad Adolfo Ibáñez, al referirse a Ampuero, citado por La Nación.

El escritor, quien fue ministro de Cultura en el primer gobierno de Piñera y rechaza el avance de una izquierda «radical» y «populista» en América Latina, responsabilizándola de debilitar el desarrollo democrático” de las sociedades.

Califica de «dictador» a Nicolás Maduro y a Raúl Castro, lo que llama la atención teniendo en cuenta que hasta los 23 años fue militante de la Juventud Comunista a la que renunció en la década de los setenta, para convertirse en liberal.

A los 17 años me hice comunista, a los 18 ingresé a las Juventudes Comunistas, era muy joven y me dejé llevar por el espíritu de la época, algunas cosas que había leído, el diario El Siglo e  información sobre países socialistas”, relató en una entrevista radial.

Sin embargo su “conversión” ideológica quedó clara luego que en 2009 apoyó explícitamente la campaña de Piñera.

Ampuero, quien es persona no grata en Cuba, también es conocido por haber hecho eco de una noticia falsa, un supuesto mensaje en Twitter del presidente venezolano, Nicolás Maduro, en apoyo a Alejandro Guillier.

¿Aliado o rival del Bolsonaro?

En la carrera por convertirse en el líder derechista de  Latinoamérica,  Piñera dejó atrás al mandatario argentino Mauricio Macri, cuya aceptación cayó en picada debido a la debacle económica que atraviesa esta nación y que se contrapone con la imagen de estabilidad que tiene Chile en el extranjero.

Sin embargo, la llegada al poder e Brasil del polémico Jair Bolsonaro agitó las aguas en la región, por su pragmatismo económico y conservadurismo político.

El “nuevo Trump”, como se le conoce  por sus similitudes con el mandatario norteamericano es un contendiente a temer en la carrera por el liderazgo conservador. 

“El objetivo de Piñera es fortalecer la posición de Chile como líder de la democracia liberal en la región. Pero que este liderazgo, de este mundo de derecha que se levanta contra la corrupción e ineficiencia del socialismo, lo represente Bolsonaro, es un problema para Piñera, que es mucho más moderado”, plantea el analista Cristóbal Bellolio.

“El diseño original de Piñera era el de trabajar junto a Kuczynski y Macri en un frente común del sur a favor del mercado, pero ahora es inviable por la posición de debilidad de Macri y con Kuczynski fuera de carrera. A Piñera le faltan aliados y Bolsonaro podría ser uno, pero esa relación genera bastante incertidumbre por su condición de ultraderechista y porque proviene de un país que no considera al resto de los países de Latinoamérica como pares”, plantea Patricio Navia, politólogo y profesor de la Universidad de Nueva York.

Sin embargo, Piñera ha tratado con cordialidad a su homólogo brasileño, y lo ha llenado de halagos.

«Lo que yo he visto en materia de cómo va a enfrentar el tema del desarrollo de Brasil, creo que apunta en la dirección correcta«, sostuvo el mandatario chileno.

Asimismo, expresó sus ganas de concretar una serie de proyectos pendientes con Brasil, que generen beneficios para ambos países.

“Tenemos un acuerdo para un tratado de libre comercio con Brasil y vamos a acordar con el presidente Bolsonaro acelerar la aprobación en los dos congresos” dijo Piñera el pasado 1 de enero durante el acto de juramentación del nuevo mandatario brasileño.

Por su parte, Bolsonaro se declaró  admirador de la economía de libre mercado totalmente abierta de Chile, un modelo que piensa incorporar en Brasil.

Complacer a Trump

Para liderar la derecha latinoamericana, Sebastián Piñera debe tener el visto bueno del gobierno de Estados Unidos y alinearse al diseño del mandatario norteamericano, Donald Trump.

Durante su intervención en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, celebrada en septiembre pasado, el presidente chileno enfiló sus baterías contra los gobiernos de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia.

Posteriormente, en un encuentro con Trump en el que ambos presidentes evaluaron temas como el comercio, inversión, colaboración en materia de energía, tecnología y ciberseguridad, Piñera afirmó que quiere mantener y mejorar las relaciones con el país norteamericano.

Además, agregó que ambas naciones tienen “grandes coincidencias en los valores y en los principios, como el valor de la libertad, la democracia y el respeto a los derechos humanos”.

En un acto trístemente famoso, durante la reunión Piñera exhibió  un papel impreso que tenía las banderas de Chile y Estados Unidos.

En él, se podía ver una bandera estadounidense grande, y, al centro, una chilena pequeña, formada con la última de las 50 estrellas en la parte de la derecha y abajo del emblema patrio norteamericano, y dos de sus 13 bandas: una blanca y una roja.

Esta imagen se viralizó por las redes, provocando durísimas críticas, pues el  acto se interpretó como una muestra de «sumisión» ante la nación norteamericana.

Agresión a Venezuela

El interés de Piñera por seguir los mandatos de Washington son más que evidentes en las acciones injerencistas perpetradas contra el gobierno de Nicolás Maduro.

Como miembro del Grupo de Lima, Chile no reconoce y cataloga de ilegítimo el mandato presidencial de Maduro para el periodo 2019-2015 , quien fue juramentado por el Tribunal Supremo de ese país el pasado 10 de enero.rupo de Lima

«Chile no reconoce la legitimidad del régimen de Nicolás Maduro, que llega al poder de forma ilegítima, como resultado de una elección que no cumplió con los requisitos mínimos y necesarios para ser una elección libre, democrática, transparente y con la presencia de observadores internacionales», refiere un comunicado firmado por el Ejecutivo.

Asimismo, ratificó su respaldo a la Asamblea Nacional en desacato y su presidente, Juan Guaidó, quien en un una acción golpista fue nombrado presidente interino ante la supuesta ilegitimidad de Maduro, con el fin de liderar un gobierno de transición que convoque a nuevas elecciones.

Junto con su homólogo colombiano, Iván Duque, el presidente chileno impulsa la creación de la Prosur, una instancia que tiene por objetivo suplantar a la Unasur y contribuir con el derrocamiento de Maduro.

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