La Raya: el lujo coreano que se pesca en Chile y ha generado sobreexplotación

Académico de la Facultad de Ciencias UACh se encuentra desarrollando un estudio que permitirá entregar información clave para su manejo sustentable

Por mauriciomorales

15/04/2015

Publicado en

Chile / Medio Ambiente / Regiones

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Académico de la Facultad de Ciencias UACh se encuentra desarrollando un estudio que permitirá entregar información clave para su manejo sustentable. Aunque muchos no lo saben, esta especie se encuentra en veda en nuestro país desde hace dos años.

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“En Corea y en toda el Asia generalmente se comercializan y consumen las rayas. Los coreanos me han dicho que para ellos es el equivalente al cordero en Navidad y de hecho todas las cenas de las familias importantes están relacionadas con este pez. Sin embargo ha generado un impacto importante porque en Asia las poblaciones locales prácticamente están extinguidas por lo tanto los nuevos mercados son África y Sudamérica, entre otros”.

Así lo indica el profesor Julio Lamilla, académico de la Facultad de Ciencias de la Universidad Austral de Chile, quien se encuentra trabajando en un proyecto de la Subsecretaría de Pesca que  busca determinar si las poblaciones de raya en Chile –todas las cuales se exportan a Corea- son una o varias y eso  es imprescindible para el manejo porque si se sobreexplotan mucho los bancos o cardúmenes es muy probable que se provoquen extinciones locales.

“Si es que es una sola población no tendría problemas pero si son varias poblaciones tenemos el problema de que podríamos estar exterminando la raya en algunas zonas”, dice. Aunque muchos no lo saben, la raya lleva dos años de veda.

El también reconocido experto internacional en tiburones comenta que “desde aproximadamente el año 2000 barcos coreanos pidieron permiso para capturar rayas. A nosotros nunca nos han interesado las rayas y quizá por ello permitimos que se sobreexplotara. Se sacaban alrededor de 2.000 ó 4.000 toneladas de raya en esos años pero la cantidad empezó a declinar. Ahora los pescadores artesanales la extraen en diferentes localidades, no obstante los números han bajado drásticamente. Eso nos puso en alerta para poder hacer un buen manejo y las estimaciones de cuota en este momento no van más allá de 600 toneladas”.

Precios justos para pescadores

Al ser un producto escaso, la pesca de raya se convierte en un negocio lucrativo pero no para los pescadores que apenas ganan $1.500 por kilo y $30.000 por cada raya que pescan. Muy lejos de lo que reciben los intermediarios que, de acuerdo a los datos obtenidos por el profesor Lamilla en Aduana, reciben en el puerto de Valparaíso aproximadamente $30.000 por kilo. “Entonces de $1.500 a $30.000 hay una gran diferencia que ganan los intermediarios que son todos coreanos, la mayoría subsidiados por el gobierno de ese país para poder comprar rayas directamente”, comenta.

Por ello, la idea es explotar de forma sustentable este recurso pero además mejorar el precio en playa para los pescadores. En la Región de Los Ríos, por ejemplo, trabajan fundamentalmente con raya y con congrio los pescadores de caleta Amargo quienes se verían beneficiados con una iniciativa como ésta.

Aprendizaje en Australia

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En el marco de este proyecto, el académico viajó en febrero a la Universidad de Queensland (Australia, con la cual la UACh tiene convenio) para capacitarse con expertos de este importante centro de estudios en la utilización de los datos genéticos para estimar identificación de individuos y poblaciones de rayas. “Tenemos un problema de identificación de especies porque las rayas se parecen mucho de una especie a otra. Con estas técnicas vamos a tener una certeza en la identificación que hacemos visualmente. De acuerdo a la distribución de la frecuencia vamos a determinar si pertenecen a una o varias poblaciones. Si se determinara que son varias poblaciones y que están en diferentes regiones del país podríamos hablar de un manejo local más que un manejo nacional”, indicó.

“Estamos trabajando una técnica nueva genética para poder determinar cuánto son los animales que están en el agua. Eso es muy difícil de hacer en pescados porque generalmente están todos debajo del agua y no se ven, entonces hay métodos para estimar las poblaciones. En sardinas y anchovetas es bien conocido el método que se llama evaluación hidroacústica que es un crucero que hace el Abate Molina que se demora como 15 días, es carísimo y tienen que contratar un barco. También hay otro método que es de marcaje y recaptura pero no todos los animales pueden ser marcados y recapturados, por lo tanto es difícil. Entonces los métodos para evaluar poblaciones soy muy caros y costosos. Sin embargo, actualmente tenemos la alternativa de hacerlo mediante el análisis de frecuencias génicas lo que implica un muestreo relativamente barato y muy rápido en el tiempo”, agregó el investigador.

Por último, el profesor Lamilla destacó el manejo basado en investigación que hacen en Australia, diferente a lo que sucede en Chile donde “muchas veces se hace con consideraciones sociales y políticas”, explicó.

Por Prensa UACh

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