La vegetación urbana reduce el cambio climático ¿Cuáles son las tendencias en Chile y el mundo?

Más de alguna vez hemos escuchado la frase “Islas de Calor” en referencia a las ciudades, ámbito donde la vegetación urbana cumple el importante rol de absorber la radiación que viene del sol, impidiendo con su sombra que el suelo y las paredes de los edificios se calienten

Por mauriciomorales

26/08/2015

Publicado en

Chile / Medio Ambiente / Regiones

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Más de alguna vez hemos escuchado la frase “Islas de Calor” en referencia a las ciudades, ámbito donde la vegetación urbana cumple el importante rol de absorber la radiación que viene del sol, impidiendo con su sombra que el suelo y las paredes de los edificios se calienten. Esta intercepción de la radiación solar que realizan las copas de los árboles es de gran relevancia, ya que los rayos que vienen directamente del sol, en la forma de radiación de onda corta, al rebotar en el suelo calientan los gases de efecto invernadero. Es importante señalar que no se intenta con lo señalado minimizar las demás funciones que cumplen los árboles urbanos, generando enormes beneficios a las ciudades y sus habitantes, como el secuestro de carbono, generación de oxígeno, captura de material particulado contaminante suspendido en el aire que respiramos, regulación del viento, disminución de la temperatura local, etc.

Pero ¿cómo la vegetación urbana reduce el cambio climático? El calor que emana del suelo y las paredes de los edificios, al ser calentados por el sol, es el responsable de elevar la temperatura de los gases que producen el efecto invernadero, ya que esa energía retorna a la atmósfera en forma de radiación de onda larga. La vegetación urbana en todas sus formas captura los rayos solares, siendo los árboles quienes reducen el albedo en mayor medida. Sabemos que cuanto más clara sea una superficie donde impactan los rayos del sol, más luz se reflejara y de igual forma, mientras más oscura sea esa superficie menos luz se reflejara. Éste es el principal argumento que justifica la sustitución del concepto tradicional de áreas verdes por el concepto más amplio de vegetación urbana.

Pero falta mucho por hacer. La preocupación por los efectos del cambio climático, sobre todo en un país como Chile donde la desertificación es tan evidente y amplia, no se ha expresado aún en las creación de coordinaciones que debieran existir con el fin de disponer de una planificación que permita abordar de forma integrada todos los componentes que la vegetación urbana posee. Sabemos que los parques urbanos dependen del Ministerio de la Vivienda, que las Quebradas Parques dependen del Ministerio de Obras Públicas, que los Bosques Urbanos dependen del Ministerio de Bienes Nacionales o están en terrenos de privados, que las áreas silvestres protegidas serán administradas por el Ministerio de Medio Ambiente, donde destaca el Monumento Natural Cerro Ñielol ubicado en la ciudad de Temuco. Sabemos también que el principal proyecto estatal de arborización urbana del país se encuentra radicado en el Ministerio de Agricultura. Es muy probable que la solución a esta falta de coordinación esté radicada en la activación de las funciones públicas que respecto de este tema tienen asignados los Gobiernos Regionales.

Sabemos que en los últimos 100 años diversas profesiones han trabajado en la optimización del enfoque de áreas verdes en base a la construcción de parques urbanos, con resultados evidentemente poco alentadores. Parte de esa estrategia consiste en la eliminación de la vegetación periurbana para después de urbanizar esos terrenos atrapados por sucesivas expansiones del límite urbano, intentar reponer los bosques perdidos utilizando estándares de más baja calidad ambiental en base a los cuales se estructuran los parques urbanos. El resultado son menos árboles, menos biodiversidad y menos paisaje. Además, a las comunas pobres se les donan pequeños arbolitos forestales sin presencia para ser establecidos en calles y avenidas. ¿Acaso los barrios pobres no merecen árboles urbanos que cumplan con estándares mínimos de calidad ? Cabe preguntarse también ¿para qué plantar árboles urbanos si luego los mutilarán con la Poda del Alcalde?

Efectivamente, vemos a los Gobiernos Regionales invirtiendo en bicicletas públicas, creación de parques urbanos, etc, pero no se observa que aprovechen la oportunidad de incrementar su aporte a la lucha contra el cambio climático por medio de la articulación de Planes Regionales de Vegetación Urbana, los que permitirían reforzar las iniciativas ideadas para disminuir el calentamiento global. Solo para poner en perspectiva este problema, señalar que el mundo científico ha llegado al consenso de que en los últimos 10.000 años la temperatura del planeta se ha incrementado en 1°C por cada milenio. Esta afirmación nos pone en alerta y coincide con las predicciones para Chile que señalan que en la zona centro norte la temperatura se incrementará entre 1° y 1,5 °C en los próximos 20 años.

Entonces ¿Qué se gana con crear Planes Regionales de Vegetación Urbana? Lo primero que resulta es que las instituciones públicas vinculadas comiencen a luchar contra el cambio climático generando una disminución de la temperatura promedio en nuestras ciudades. En segundo lugar se define un nuevo estándar de más alta calidad para las intervenciones verdes que se realizan en las urbes. Luego, se produce una mejor y mayor vinculación con los ciudadanos, los que participan de forma efectiva en la implementación de esta política pública. Se genera una mayor sinergia y ampliación en el uso de los recursos públicos y privados, junto con una mayor presencia de biodiversidad local en toda la trama verde que se implemente.

Sin duda, lo que está expectante frente a la posibilidad de dar coherencia a las teselas verdes repartidas en cada una de nuestras ciudades es lo mismo que logró Curitiba, que no es otra cosa que incrementar notablemente su sostenibilidad.

Por Santiago JM Del Pozo Donoso
Ingeniero Forestal
@santiagodelpozo

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