Plaza de la democracia

Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, frente al espejo

¿Será posible que el nuevo Consejo Universitario de la BUAP supere las limitaciones que impuso el liberalismo a través de programas?

Por Alfonso Yáñez Delgado

17/11/2021

Publicado en

Columnas / México / Puebla

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Después de muchas objeciones de profesores, estudiantes y técnicos, la Universidad Nacional Autónoma de México por medio de la computación llevó a cabo la elección de 258 nuevos integrantes del Consejo Universitario que está conformado por 333 consejeros; 20 por ciento accede exoficio, como el rector y los directores de facultades, institutos y escuelas.

 De acuerdo con la legislación de la UNAM, el Consejo es la máxima autoridad para aprobar normas, mejorar la organización y el funcionamiento de la institución. Previo a la elección, varios integrantes de esa comunidad universitaria expresaron su inconformidad e hicieron suyas las expresiones del presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador en el sentido de que la máxima institución universitaria del país desde hace varias décadas camina por los senderos del neoliberalismo.

El profesor Miguel Rangel Aguilera al cuestionar el proceso de elección afirmó que los directores de escuelas, institutos y facultades suelen tomar el control de las elecciones, “como sucede desde hace varios años en la BUAP” (Guadalupe Grajales), para elegir candidatos e inducir al voto corporativo e incluso amedrentar a candidatos incómodos; para todo esto utilizan la infraestructura oficial; esto lleva a un alto índice de abstencionismo. Desde luego este tipo de Consejo Universitario lleva a la aceptación, en parte de la institución, de la corriente neoliberal.

Por otra parte, el doctor Ismael Ledesma Mateos quien fuera fundador de la Escuela de Biología de la BUAP y hoy reconocido profesor de la UNAM sobre lo expresado por el presidente López Obrador, opinó:

 “Efectivamente, la UNAM se derechizó, guardó silencio ante el neoliberalismo, mantuvo estructuras autoritarias y antidemocráticas como la junta de gobierno, y sin denostar su gran calidad académica, es un ejemplo del modelo de un régimen anquilosado, con el PRI y el PAN enraizados. Cuando era joven, con Chucho Bonilla y Armando Pinto publicábamos en la BUAP un periódico estudiantil que se llamaba La Pulga Roja. Ahí escribí un artículo donde criticaba a mi escuela, la ENEP Iztacala de la UNAM, donde la crítica y la actividad política no existían. Una escuela “bonita”, para niños bien portados.

Yo fui expulsado del Partido Comunista Mexicano (PCM) en 1981, que al poco tiempo desapareció para dar lugar al PSUM. Un día daba clase en Iztacala y llegó a mi salón un profesor de la Facultad de Economía de la UNAM para pedirme que hiciera una célula para ese partido. Yo le dije que me habían expulsado del PCM, pero él me dijo que era otro partido. Hice la célula, pero no me afilié a ese partido. Por mucho tiempo no tuve ya militancia partidista, hasta que con Manuel Camacho Solís y Marcelo Ebrard hicimos el Partido de Centro Democrático (PCD), que fue un fracaso: ni el registro conservamos, pero fue una rica experiencia.

“Mezclo la historia de mis vivencias políticas con las universidades donde me formé. Todo es parte de la vivencia y la existencia. Por ello me indigna que los reaccionarios derechistas hablen a favor de una universidad que siempre han despreciado y odiado, postura que solo obedece a sus intenciones perversas en contra del presidente López Obrador. La UNAM está más allá de todo ello, con una larga y maravillosa historia.

“El Padre Ubú no tendría que decir nada de este tema, aunque le hubiera gustado la idea de imponer una estructura autoritaria como es la Junta de Gobierno y la Fundación UNAM. Sobre de ello habrá mucho que discutir”.

Para mirarnos al espejo, dice Tatiana Coll, investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional “hay mirar las meritocracias formadas en las evaluaciones cuantitativas, mercantilizadas, las simulaciones y las luchas por acumular puntos y constancias. Los sistemas de certificación. La seudocalidad  y excelencia pragmática, competitiva y eficientista. La verdadera defensa de nuestras universidades está en construir alternativas, dar sentido a nuestra autonomía y luchar por transformar nosotros nuestras universidades.”

¿Será posible que el nuevo Consejo Universitario de la BUAP supere las limitaciones que impuso el liberalismo a través de programas que correspondían al conservadurismo internacional que se impuso a la universidad poblana?  Es posible, es deseable.

Foto: Agencia Enfoque

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