Escritor y soldado partisano que luchó contra el fascismo

En la muerte de un escritor o artista se muestra la tristeza de familiares y amigos, nunca la de los lectores que, desde luego, extrañarán las palabras

Por Flor Coca

23/07/2022

Publicado en

Artes / México / Portada secundaria / Puebla

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Vasco Patrolini

Hace muchos años, recibí un regalo que nunca pensé se convertiría en uno de mis libros más preciados, su título: Crónica de pobres amantes. El autor de esa extraordinaria novela es Vasco Pratolini, quien nació en Florencia, Italia en 1913. Su familia era pobre y es un niño que sufre dos pérdidas con muy poco tiempo de diferencia. Cuando tiene menos de dos años, su padre parte a la guerra y cuando es solo un pequeño de cinco, su madre muere al nacer su hermano. Por ello, él y su hermano son separados. Vasco se queda con su abuela y el bebé es adoptado por una rica familia florentina. Unos años después cuando es un adolescente buscará su propia vida. Y como en sus novelas, ejerció distintos empleos antes de dedicarse a la literatura.

Aunque nunca estudió, su inteligencia y la lectura en la que se cobijó cuando enfermo de tuberculosis y pasó encerrado en un hospital casi dos años, los que le permitieron decidirse por las letras, ya que su compañía eran los libros. Tiempo después funda junto con un amigo la revista Campo di Marte, publicación que fue censurada por el gobierno fascista y clausurada meses después de su aparición. Y es que Vasco desde muy joven toma partido por la resistencia antifascista y así lo hace saber en sus escritos.

Los personajes de Pratolini en su crónica de pobres amantes es entrañable. Es una calle, Vía del Corno, una calle pobre y en la que nos relata la vida de sus habitantes. Hay alguien que en esa calle no es pobre. La señora. Una mujer que, sin salir de su casa, dirige los destinos de los habitantes y su cama en la que cura las heridas de su juventud desordenada, es enterada de todos lo que pasa en ella. La señora ayuda a sus vecinos a cambio de afecto y de convertirlos en sus incondicionales. Viven en la calle las llamadas ángeles custodios. 4 mujeres jóvenes que fueron bautizadas así cuando un día la señora, en el balcón de la casa las ve caminando hacia la iglesia y eso le parecieron. Ellas son Milena, con un padre que trabaja en un juzgado, Aurora, hija de un barrendero, Bianca, de un dulcero ambulante y Clara, de un hombre que cava tumbas. Pratolini nos cuenta la historia de las cuatro en su novela. En ella, existen las dos posturas sociales enfrentadas en la vida real en Italia. Carlino, camisa negra y fascista convencido y, Maciste el hombre a quien todo el vecindario respeta y admira. Un hombre solidario trabajador y que lucha en contra de los fascistas valientemente. Vasco Pratolini es también autor de Las muchachas de Sanfrediano, Metello, Il Quartiere. La constancia de la razón. Son los primeros años de la década de los cuarenta y Pratolini, convertido en periodista y escritor, se integra a la resistencia partisana en defensa de su país. Los partisanos que luchan en contra del fascismo y la invasión nazi a Italia en la segunda guerra mundial, hoy todavía son recordados con el canto de Bella Ciao. Una canción que narra la despedida de un guerrillero partisano a su amor. Terminada la guerra, el escritor regresa a trabajar como periodista en La Setimana. En 1945, cuando la guerra termina y la alegría se extiende por toda Italia, el escritor escribe casi furiosamente otra de sus grandes novelas: Crónica de mi familia. Él se encuentra devastado por la muerte de su hermano que a los 27 años pierde la batalla ante una enfermedad que poco a poco va mermando sus facultades. En esta novela cuenta la desgarradora historia de la separación de los dos hermanos al morir su madre. Cuando Vasco y su abuela visitan al bebé que queda al cuidado de una rica familia en las colinas de Florencia. Todo lo que el siente ante esa separación que divide sus vidas y los aleja a pesar del cariño.

“Ir a verte a Villa Rossa, era prepararse para un rito. Antes de tocar la campanilla de la puerta de servicio, la abuela sacaba de su escote un pañuelo, lo humedecía con saliva, siempre encontraba alguna marca de suciedad en mi rostro, me sacudía el polvo de los zapatos, hacía que me sonara la nariz.” Relata. Es una larga conversación con su hermano Ferruccio a quien cuenta todo el sufrimiento por la separación. Algunas veces lo veían, otras no, debido a las estrictas reglas de la casa en la que habitaba Dante, que era su nombre cuando nació y fue cambiado por Ferruccio, cuando fue adoptado, el nombre era de alcurnia.

Desde la primera vez que leí Crónica de pobres amantes, nunca presté ese libro, pese a mi costumbre de compartirlos con amigos y familia. Ese no quería perderlo, tampoco Crónica de mi familia, que también sigue conmigo. Y Metello y el Quartire, esperarán un poco para ser leídos, cuando reanude las clases de italiano y pueda disfrutarlos.

Pratolini, quien siempre fue autodidacta, colaboró como guionista en el cine italiano en varias películas. Sus novelas Crónica de pobres antes fue filmada y protagonizada por el Marcello Mastroinani, También Crónica de mi familia y otras de sus novelas.

Eduardo Galeano, el gran escritor uruguayo dijo acerca de la novela de Pratolini: “Leí Crónica de mi familia a los catorce años y me marcó para siempre. Puse el libro a circular entre mis más amigos, para compartir esas páginas maravillosas, y en el camino de la generosidad perdí el libro, aunque mi memoria supo guardarlo, casi línea por línea.” Dijo

El escritor italiano murió en Roma, ciudad en la que llegó a vivir en los primeros años de 1950, de un paro cardiaco a la edad de 78 años. A veces se narra la muerte de un escritor o artista y se muestra la tristeza de familiares y amigos, nunca la de los lectores que, desde luego, extrañarán las palabras de quien nos hizo soñar, llorar y disfrutar las historias que nos contó.

Verano de 2022

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Ilustración: Iván Castillo

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