Opinión

La extradición de El Tomate

Queda esperar el regreso de Mauricio Toledo, evento que abrirá un nuevo capítulo en esta tragicomedia de la política mexicana

Por Onel Ortiz

27/12/2021

Publicado en

Columnas / México / Puebla

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El viernes 24 de diciembre las autoridades chilenas autorizaron la extradición de Mauricio Toledo a México para que sea juzgado por enriquecimiento ilícito y corrupción. El exalcalde de Coyoacán y exdiputado federal contrató a un selecto grupo de abogados para impedir su regreso, por lo menos les dio un millón de dólares. No fue suficiente para comprar su impunidad. Bien por la persistencia de la Fiscalía de la CDMX, por el apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores y por los jueces chilenos. 

A partir de su regreso se abrirá un nuevo capítulo en esta tragicomedia de la política mexicana. Como cualquier persona sujeta a proceso, Toledo es inocente hasta que la autoridad demuestre la culpabilidad de los delitos de que le acusan. En el camino que va de su extradición a la condena se dirán y se verán cosas realmente inauditas.

¿A qué regresa Mauricio Toledo? ¿A quiénes preocupa su regreso y lo que pueda declarar? Y ojo: ¿qué estará dispuesto a revelar o decir para obtener mejores condiciones de la autoridad? 

Durante los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard en la Ciudad de México, Toledo fue un personaje secundario. Operador de territorio, disputó y ganó Coyoacán a la gente de René Bejarano. Su inclusión en los primeros círculos de la política capitalina ocurrió en el gobierno de Miguel Ángel Mancera, cuando Toledo fue delegado, diputado local y desde el legislativo de la ciudad, pieza clave en el manejo de los recursos destinados a la reconstrucción de los daños provocados por el terremoto de 2017.

Como nunca antes en esta administración, la fiscalía capitalina tiene la oportunidad de dar un golpe a la corrupción de gobiernos pasados. Seguir la pista del dinero y la red de complicidades tejidas en torno de las aspiraciones presidenciales del entonces jefe de gobierno, que terminaron degradándose hasta una senaduría plurinominal panista y una artificial coordinación senatorial perredista. La justicia aconsejaría seguir todas las pistas y sus ramificaciones, pero la política apunta a un sólo objetivo, aquel personaje que exigía que propios y extraños lo llamaran “doctor”, pero que poco mostró como doctorante y sí, hizo gala de su mediocridad como gobernante y vileza como hombre.

¿Cómo enfrentará Toledo su proceso? ¿Lo hará estoico, aceptando la adversidad, la marea alta, el infierno de la cárcel y los sinsabores de la soledad? ¿Lo querrá hacer como informante o testigo colaborador, como le llaman ahora? ¿Cómo un soplón mentiroso, al estilo de Emilio Lozoya? A Toledo no se le conoce temple. Vamos, ni siquiera algún ejemplo de nobleza o de acción que no hay estado destinado a obtener votos o dinero. 

No hay portero, ni político sin suerte. Quizá Claudia Sheinbaum encuentre en la extradición y proceso de Toledo un puntal que afiance sus aspiraciones. Mientras que Marcelo Ebrard, perseguido durante la administración capitalina pasada, deguste por fin ese platillo que se come frío, porque en la política se perdona, pero no se olvida. 

La política es de bronce.

@onelortiz

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