Las promociones en la BUAP: oscuras e inexplicables

¿Por qué un docente con 15 o más años de antigüedad debe competir para ser promovido?

Por El Ciudadano México

06/10/2022

Publicado en

Columnas / México / Puebla

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Por Guadalupe Grajales

Verdaderamente el proceso de promoción en la BUAP es todo menos transparente.

No sabemos con qué criterios se abrieron dos plazas para cada unidad académica, con excepción de los complejos regionales en los que se abrieron 4.

No sabemos con qué criterios se determinaron las categorías de las plazas abiertas para cada unidad académica.

No sabemos por qué en la convocatoria aparecen 9 preparatorias y en los Resultados Previos aparecen 10.

No sabemos con qué criterios se elaboró el llamado Instrumento de Evaluación y quién lo aprobó.

No sabemos por qué la Comisión de Dictaminación Académica (CODIMA) debe informar a las vicerrectorías de docencia y de investigación el resultado de las evaluaciones antes que al Consejo de Unidad quien fue el que la nombró, y mucho menos que estas vicerrectorías sean las que verifiquen el cumplimiento de lo establecido en la convocatoria y en el Reglamento de Ingreso, Permanencia y Promoción del Personal Académico (RIPPPA), cuando son los Consejos de Unidad los que tienen esta atribución de acuerdo con la fracción XXII del artículo 106 del Estatuto Orgánico de la BUAP.

No sabemos por qué se ocultan los nombres de los docentes que obtuvieron la promoción cuando el artículo 101 fracción IV del RIPPPA señala la obligación del director de la unidad académica de publicar la lista de los docentes que pueden solicitar su definitividad, un proceso absolutamente similar al de la promoción y en el que la CODIMA cumple las mismas funciones.

La única información con la que contamos es la convocatoria y un listado ciego de docentes que obtuvieron y que no obtuvieron la promoción buscada.

Con base en esta información obtuvimos una estimación porcentual del resultado del proceso de evaluación curricular para efectos de obtener una promoción. 

De entrada les podemos decir que se “abrieron” 18 plazas en las nueve unidades de nivel medio superior, 50 plazas en las Facultades, 20 en los Complejos Regionales y 10 en los Institutos. Pongo ‘abrieron’ entre comillas porque el número de plazas por unidad académica no varió, no se aumentó, sólo se ofreció promover a las personas a una categoría distinta.

Se presentaron 966 solicitudes de las cuales fueron rechazadas 666 y aceptadas 300, equivalentes al 31% de total. En otras palabras, de cada 10 docentes, sólo 3 obtuvieron su promoción.

Pero este es el promedio global, pues las diferencias entre las unidades académicas son enormes y requieren de explicación. Por ejemplo, las facultades de Artes Plásticas, Enfermería y Ciencias Agrícolas concedieron el 100% de las promociones solicitadas, “carro completo”. En cambio en la Facultad de Administración sólo se promovió a 2 de cada 10, por debajo del promedio global.

El Complejo Regional Sur concedió 13 promociones, el número más alto junto con la Facultad de Ingeniería, aunque ésta equiparó el promedio global de 3 promociones de cada 10, pero ¡el Complejo Sur lo dobló! 6 de cada 10. Le sigue el Complejo Nororiental con 10 promociones, 3.4 de cada 10. A pesar de las 4 plazas abiertas para cada Complejo, el doble de todas las demás unidades, el del Centro tiene 5 promociones equivalentes a 2 de cada 10.

En el nivel medio superior sobresale el Bachillerato 5 de mayo con 5 promociones equivalentes a 7 de cada 10. Más del doble del promedio global; y la 2 de Octubre, la Calderón y la Benito Juárez con 7, 6 y 5 promociones respectivamente equivalentes a 2 de cada 10, por debajo del promedio global.

Entre los institutos, el de Ciencias Sociales y Humanidades concedió 4 promociones equivalentes a 3.3 de cada 10, el promedio más bajo en este grupo, y el de Fisiología concedió 5 promociones equivalentes a 7 de cada 10, el más alto y 4 puntos por encima del promedio global.

Sin embargo, los números no nos explican lo más importante: ¿por qué un docente que tiene 15 años o más trabajando en la universidad, con todas las credenciales académicas y todas las “certificaciones” habidas y por haber NO OBTIENE SU PROMOCIÓN?

Es indudablemente claro que este sistema de promociones es un FRACASO en términos globales e individuales. Es increíble que a mitad de la evaluación y después de emitida la convocatoria el “instrumento de evaluación” haya sido modificado. ¿Qué pasó? ¿Se pusieron a hacer sus cuentas y se dieron cuenta de que los pre-elegidos no iban a lograrlo? Y no sólo eso ¿Sabían que a los no pre-elegidos se les pierden las evidencias en la nube? Nubarrones vemos nosotros sobre el futuro laboral de las y los docentes con estas prácticas corporativistas, clientelares y punitivas de la administración central. 

¿Qué papel cumple aquí el sindicato de trabajadores académicos? ¿No debería velar por el respeto a sus derechos laborales?

Este sistema eufemísticamente llamado de promoción, lleno de irregularidades y absolutamente opaco debe suprimirse. La promoción es un derecho y no tiene por qué sujetarse a la competencia entre los que la solicitan. Los derechos se ejercen, no se mendigan. 

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