Poblanos haciendo cultura

María Eugenia Jiménez Melo: artista plástica, flâneur urbana, vocera de lo abstracto

Maru es una artista en todo sentido: está interesada en explorar el lenguaje artístico en todos sus sentidos; no sólo a mimetizar, a expresar

Por Alexia Stuebing

23/05/2021

Publicado en

Artes / Cultura / México / Portada / Puebla

0 0


Maru camina por las calles, observando bajo la lupa artística, mirando y absorbiendo el pasado, presente y futuro que muestra la urbe entre sus venas de asfalto. Mientras camina, Maru encuentra momentos vertidos en objetos, encuentra situaciones curiosas, rituales, acciones el paso del tiempo. 

No es muy diferente a cuando se encuentra con una obra en su cabeza. Surge una idea, una palabra, una frase y todo comienza. La contemplación misma es parte de proceso creativo; encontrar caminos viables para llevarlo a lo visual, para experimentar, explorar más allá de la mimética o la delimitación de un estilo. 

¿Quién es Maru? 

María Eugenia Jiménez Melo es una artista plástica y maestra, tanto de artes como de lenguas. Ha encontrado en esta combinación, de artes e idiomas, un principio maravilloso: “El arte como idioma”; quizás puede sonar como algo un tanto obvio. 

El arte es en sí mismo una expresión, un objeto que habla; pero un idioma o un lenguaje es más que la formulación lógica de una frase, es aquello que nos convierte en humanos. El arte como aquello que nos hace humanos. Es una idea bella que requiere una exploración infinita; una labor que Maru no tiene problema en asumir. 

Maru se encontró con el arte en un momento de decisión; estaba debatiéndose entre escoger una carrera como abogada o como diseñadora gráfica. Al final la respuesta llegó como una carrera en Artes Plásticas, casi como un accidente. Porque tal como Maru cuenta, cuando niña nunca fue tan afín al dibujo ni a las manualidades, sino que era más afín al diseño, a los collages. 

Sobre el proceso y el quehacer artístico de Maru 

El quehacer artístico de Maru ha estado en un constante estado de crecimiento y exploración. Para ella los procesos creativos cambian a lo largo del tiempo, al igual que lo hacemos nosotros; a veces hay piezas que requieren su propio proceso, otras que necesitan gestarse por más tiempo, u otros que una vez desarrollados no hacen justicia al proceso mental que buscan representar. Para Maru siempre hay varias líneas creativas abiertas. 

Sus técnicas varían de acuerdo al proyecto en manos: desde los acrílicos y el óleo, hasta la fotografía, juego y arte-acción. Ella considera que la creatividad como un ejercicio humano es algo primordial; algo con lo que se siente muy alineada y que busca compartir con sus alumnos. Me parece fascinante la forma en que habla de una especie de divorcio entre el proceso mental, la parte creativa y la salida artística. 

Cuando hablamos del encierro covidiento, lo primero que me dice es que para ella la pandemia ha venido a relucir las cualidades creativas y de readaptación que tenemos como sociedad. Si bien en un principio para ella representó un bloqueo artístico y un sobrecogimiento personal, fue también parte de una transformación necesaria. 

Maru y su interés por los derechos humanos 

La verdad me sorprendió un poco cuando Maru me dijo que en algún punto estaba interesada en estudiar Derecho, pero en retrospectiva es sólo algo lógico. Siempre su acercamiento en clase (oh sí, Maru fue mi maestra) era amable, realmente te escucha cuando hablas y realmente se interesa por desarrollar tu creatividad (ojo: TU creatividad, no aquella impuesta por alguna gran academia o por la demanda popular, la tuya, la propia). 

Maru, para mí, es una persona activa y participativa dentro de los temas importantes de los derechos humanos de la sociedad que la rodea. En pocas palabras: una activista. Cuando le pregunto si se considera como tal me comenta que a veces hay términos que no hacen justicia, o que son algo vastos; para ella su activismo es hacer lo que le gusta. 

Me habla sobre cómo sí se considera feminista, a pesar de no estar muy actualizada con el tema y de no compartir todo lo que los feminismos contemporáneos sustentan. Igual hablamos de su acercamiento con la comunidad indígena tsotsil. Maru forma parte de una organización preciosa llamada Yo’on Ixim (Corazón de maíz), la cual está sumamente involucrada con el desarrollo y apoyo de la comunidad tsotsil. 

Cuenta que en 1994 la insurrección zapatista fue un abrir de ojos para que ella, y mucha gente de su generación, pudiera enterarse de muchas cosas ocultas a la mirada pública. En 1999 tuvo la oportunidad de estar en un municipio autónomo rebelde zapatista, y fue una completa transformación a su perspectiva de las cosas. 

Para Maru el ser indígena en México resulta un factor importante que puede condicionar tu vida, y esto lo dice con pesar porque es cierto. La manera en la que te ves puede determinar cómo seas tratado, al menos en una sociedad como la mexicana. Aún así ella reconoce y admira muchas actitudes de estas comunidades, muchas cosas que deberíamos replicar en la urbe. 

Mientras Maru camina 

Cuando hablamos de la pandemia Maru me contó que comenzó a desarrollar una especie de bitácora fotográfica en Instagram, firmada bajo el nombre de usuario de @mientras_camino_11. En ella ha encontrado una salida para compartir todo aquello que le provoca curiosidad al caminar: huesos, hojas, atardeceres, murales, construcciones, perros, naturaleza urbana, stickers

Para Maru esta no es como tal una salida artística, pero yo creo que es algo aún más íntimo. Porque mostrarle al mundo las cosas que ves, y tal cómo tú las aprecias, es algo mucho más sagrado (quizás) que el arte mismo.

También te puede interesar:

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones

Comparte ✌️

Comenta 💬