Los protocolos son parte de la solución pero no la solución en sí

Propuestas para prevenir la violencia infantil en las escuelas de Puebla

Cualquier indicio de violencia infantil puede ser útil para detectarla; pero la prevención es parte de la verdadera solución a este problema.

Por Alexia Stuebing

04/06/2021

Publicado en

Educación / México / Portada / Puebla

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El rol del personal educativo en la prevención, detección y atención de la violencia infantil es de suma importancia. ¿Qué haría falta para que los docentes asuman este papel clave para poner fin a esta situación?

María de Rocío Luna López, directora general de un centro educativo infantil, fundado en 2005 en Cholula, platicó con El Ciudadano sobre su perspectiva y acciones frente a la violencia infantil, desde su puesto como directora y como una persona que trabaja con docentes y niños.

En la estancia donde es directora, trabajan con pequeños de uno a cuatro años de edad, es decir, primeras infancias/formación básica, donde el protocolo institucional es muy estricto

Hay filtros a la entrada y la salida en los que, en compañía de un adulto responsable del menor, se hace una revisión física del pequeño: tanto de su arreglo personal como de la limpieza de sus genitales. Esto con el propósito de verificar que se les den los cuidados necesarios y en busca de marcas que delaten algún tipo de violencia.

Previo a la cancelación y desmantelamiento de programas públicos del cuidado infantil, había una línea directa para canalizar apoyo mediante el DIF. Ahora los procesos para encauzar un caso no son tan directos pero el proceso se sigue respetando: las docentes detectan un caso, se entabla un diálogo con los padres de familia o los tutores del menor y se reporta ante las autoridades.

Como parte de la detección de esta violencia, las docentes y el personal educativo de la estancia, están en constante observación de los cambios de conducta de los pequeños: si un niño alegre de repente comienza a cambiar a actuar raro, con tristeza, violencia o simplemente de un modo inusual; si presenta reacciones exageradas a cualquier roce o si muestra marcas de golpes como moretones o cicatrices. Tal como lo dictamina el manual.

Cualquier indicio, por más mínimo que sea puede aparentar, es parte crucial de la detección de violencia infantil.

Rocío concuerda con que acciones preventivas son necesarias para la degradación, y posterior erradicación, de este tipo de violencia. Entre las medidas que toman están:

  • Talleres para padres de familia en el que se les faciliten herramientas y estrategias para que apliquen en casa.
  • Capacitaciones y reuniones entre docentes.
  • Atención psicológica y emocional especializada para los pequeños.
  • Perspectiva humana ante las problemáticas que pueda tener cada docente o personal del centro.
  • Buscar que las mujeres que ingresen como docentes en el centro, tengan un perfil muy específico que encaje con los valores y principios de la institución.
  • Entrevista con una psicóloga a padres de familia y/o tutores previa a la inscripción e ingreso, para discutir los antecedentes biológicos y familiares del pequeño.
  • Enseñanzas respecto a la autoprotección y autocuidado de los pequeños.
    • Tienen un ejercicio con aros en el que les enseñan a los niños un “Escudo de la dignidad”; para que aprendan a respetar su genitales y los de los demás.

De nuevo la pregunta persiste: ¿cómo se le enseña a alguien a tener perspectiva humana en su trabajo? Trabajar con niñas, niños y adolescentes es sin duda extenuante; las circunstancias que se viven en el aula son cambiantes.

Rocío menciona que el aspecto psicológico en la enseñanza es primordial; para ella, una buena orientación psicológica puede contribuir a estabilizar muchos casos complicados.

El centro infantil que ella dirige es un buen ejemplo de la ejecución del manual. Menciona que trabajar con niños es algo muy gratificante pero a la vez muy exigente. Hablando con ella se percibe que su trabajo no es sólo una fuente de ingreso, es una vocación.

Si bien las materias escolares pueden planearse con detalle y anticipación, una situación de violencia infantil nunca podrá solucionarse con la misma practicidad que un ejercicio de matemáticas o un experimento científico.

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