A 50 años de impunidad

¿Qué pasó en la Matanza del Jueves de Corpus de 1971?; a 50 años de «El Halconazo»

El 10 de junio de 1971 sucedió una de las represiones militares más terribles de la historia mexicana: "El Halconazo".

Por Alexia Stuebing

10/06/2021

Publicado en

Historia / México / País / Portada

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El 10 de junio de 1971, hace 50 años, se llevaba a cabo la «Matanza del Jueves de Corpus» o, mejor conocida como «El Halconazo». Un segundo genocidio estudiantil saldo de la Guerra Sucia en México; provocado por un grupo paramilitar entrenado para reprimir insurrecciones sociales.

México: arrastrando conflictos históricos

Habríamos de comenzar con un panorama internacional y nacional; los cuales fueron clave para empezar a comprender el cómo, cuándo y porqué de los movimientos estudiantiles de finales de los 60.

En el ámbito global surgió la llamada Revolución Cultural de 1968. Los sesenta y setenta son décadas conocidas por sus grandes cambios en cuanto a la mentalidad y los preceptos sociales se refiere; la liberación sexual; grandes conflictos bélicos y altos contrastes.

En México comenzó a explotar un fuerte hartazgo sociopolítico existente desde la mismísima Revolución de 1910. Mismo que tuvo como consecuencia un despertar entre los jóvenes, universitarios, obreros, jornaleros y otros sectores sindicalizados contra las autoridades gubernamentales.

Surgieron varios movimientos «que principalmente reclamaban el cumplimiento de los pactos supuestamente concretados con la lucha armada, como la distribución equitativa de la riqueza, la desaparición de caciquismos, adecuadas condiciones de salubridad, justa retribución económica por el trabajo, entre otras».

Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
Huelga ferrocarrilera de 1959.

Respecto a los movimientos estudiantiles

Si bien los movimientos estudiantiles fueron una constante en toda América Latina durante esa época, en México comenzó a crecer desde septiembre de 1968, en el corazón de la CDMX: la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En sus manifestaciones apelaban por los intereses de varios sectores y los propios, los cuales habían sido mermados por las autoridades. Fue durante la Marcha del Silencio del 13 de septiembre de 1968, que se demostró que el movimiento era también de carácter civil; confirmado gracias a la afluencia de más de 250 mil personas.

Durante el resto de septiembre se suscitaron hechos históricos en las instalaciones de la UNAM, las cuales fueron tomadas por cuerpos del Ejército; reprimiendo al movimiento en más de una forma.

Previo al «Halconazo». 1971.

2 de octubre, no se olvida

Para el 2 de octubre se convoca a un mitin en la Plaza de las Tres Culturas; dando pie a la tragedia conocida como la «Masacre de Tlatelolco». Una represión militar contra los manifestantes, en su mayoría estudiantes, que dejó un saldo de cientos de muertos y heridos, miles de detenidos y un cálculo indeterminado de personas desaparecidas.

«Se sabe que se coordinaron más de ocho mil efectivos del Ejército, granaderos, policías, judiciales y miembros del batallón Olimpia, perteneciente al estado mayor presidencial, que en esos momentos vestían de civil y con un guante blanco en la mano izquierda. Los efectivos contaban además con más de 300 vehículos, entre tanques y jeeps con metralletas»

Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM

Además del despliegue militar exagerado y agresivo durante el ataque en la Plaza de las Tres Culturas, se realizó una búsqueda irracional en los departamentos de civiles; donde el uso de fuerza y armas fue exacerbado y violento como nunca antes se había visto en la historia democrática del país.

A este suceso le siguieron un sinfín de acciones insurrectas por parte de los aliados y miembros de este movimiento socio-estudiantil.

Militares en Plaza de las Tres Culturas, 1968.

«Halconazo» y más represiones militares

El 10 de junio de 1971, un Jueves de Corpus de acuerdo al calendario católico, se convocó a una nueva manifestación. En esta ocasión, el gobierno mexicano ya tenía en mente nuevas tácticas represivas; las cuales se materializaron con el grupo paramilitar bautizado como «Los Halcones».

Una agrupación élite del Ejército mexicano, entrenado por el gobierno estadounidense y comandado por el poder Ejecutivo, cuyo fin era frenar acciones similares a las manifestaciones del 10 de junio.

El objetivo primordial era retomar las calles que les fueron arrebatadas con sangre en el 68, además de acuerpar a los compatriotas regiomontanos en su lucha desde la capital. En cuanto iniciaron las marchas, la policía se limitó a concentrar a los protestantes.

Mientras que un segundo grupo de civiles, armados con palos de bambú (usados como armas kendo) y armas de fuego, comenzaron a atacar a los estudiantes, en una clara intención por someter y oprimir la protesta.

Este combate dejó, según los datos oficiales, más de 30 muertos; sin embargo es un dato poco conocido y al que se le suman la alevosía por parte de los «Halcones» al perseguir hasta las últimas instancias a varios de los heridos, albergados en hospitales y clínicas.

«Halconazo». 1971.

Impunidad a 50 años

A 50 años del “halconazo”, continúa la impunidad de los responsables y la represión del gobierno, denunciaron el Comité Central del Partido Democrático Popular Revolucionario (PDPR) y la Comandancia General del Ejército Popular Revolucionario (CG-EPR). (Apro)

Entre los culpables han sido identificados y señalados, los expresidentes Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo y Miguel de la Madrid Hurtado, además de varios altos mandos del Ejército y la Policía federal.

Luis Echeverria Alvarez,1969 durante las Olimpiadas (AP Photo)

A pesar del descontento y hartazgo aún remanente de estas actitudes irracionales de las autoridades gubernamentales, ninguna persona ha sido sancionada por estos actos o cualquiera de los que comprenden la Guerra Sucia.

Ni siquiera la fugaz vida que hubo de la Fiscalía Especial para la Atención de Hechos Probables Constitutivos de Delitos Federales cometidos Directa o Indirectamente por Servidores Públicos en contra de Personas Vinculadas con Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP); fue una medida mínima que no hizo más que achispar la inconformidad con que vivimos gracias a estos acontecimientos.

El «Halconazo» y el cine mexicano

«La Matanza del Jueves de Corpus», o como se le conoce también «El Halconazo» de 1971 es uno de los hechos menos representados en la cultura pop mexicana. Tanto la cinta El Bulto, de Gabriel Retes; y Roma, de Alfonso Cuarón, abordan esta temática.

En Roma, Cuarón nos demuestra «la utilidad del cine como medio de denuncia, como catalizador de la memoria colectiva y como medio de difusión de la historia». A lo largo del largometraje el trasfondo social engloba la situación del «Halconazo» desde un punto de vista crítico pero igual pasajero.

Mientras que El Bulto, el acontecimiento es un punto de partida para la vida del personaje; sin embargo ambas cintas carecen de profundidad respecto a la temática. Como si sólo pasaran por un costado de la historia.

«Roma», Alfonso Cuarón. 2018.

Una breve reflexión

Siempre había repudiado amargamente a las materias escolares de Historia y Derecho. Ambas llegaron a mí en forma de docentes sin el mínimo sentido vocacional que requiere dicha labor; llegaron también de forma atropellada y torpe, sin un sentido real de veracidad sino de cumplimiento por un programa escolar.

No sabría decir si fue la falta de una invitación cálida o el nulo interés de mi parte por informarme respecto al pasado y presente del Estado mexicano y sus representantes; pero la verdad es que mi vida había estado ensombrecida por ejes de ignorancia y cierta apatía hacia lo que pasa en México.

Hoy me encuentro ante una epifanía, la cual me atrevo a compartir porque creo que se trata del despojo de un mal que, considero, acecha a una gran mayoría poblacional: se trata de la memoria histórica.

Quizás puede sonar tonto pensar que he descubierto tal como la memoria, pero ojo; porque si bien la memoria es un elemento crucial de la mente y el quehacer humano, es también un «ente» engañoso, selectivo y parcial.

La memoria histórica es una cualidad casi divina entre los mexicanos; quienes olvidamos y perdonamos sin mayor reparo. Hoy me uno a la disidencia histórica y encuentro sentido en porqué materias como Historia y Derecho, no sólo deberían ser impartidas por aquellos que realmente la comprendan, sino por aquellos que hayan encontrado esta misma epifanía que hoy comparto.

Marcha de 13 de agosto

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