Los trajes van desde los 150 a 400 pesos

Vestir al Niño Dios, la fe que vence el desinterés de las nuevas generaciones

Vendedores coinciden en que la pandemia ha afectado su negocio de manera considerable, aunque también la falta de interés por parte de los jóvenes

Entre ropones blancos, beige, azules, verdes, rojos y morados, así como atuendos de San Judas Tadeo, San Martín Caballero, Santo Niño de Atocha o el Niño Doctor, don Ernesto Munguía aguarda con paciencia por algunos clientes en Almacenes Gallito.

A pesar de la pandemia, en su mesa pueden verse estambres, agujas, telas de satín, listones multicolores, lentejuela y diamantina, con los que sigue haciendo ropita para vestir a los Niños Dios y que puedan ser bendecidos el Día de la Candelaria.

Fuera del aparador, entre sillitas de madera y huaraches, relata que lleva toda una vida dedicado a esta labor que se ha ido alternando con la elaboración de uniformes. Con 30 años de experiencia, ha visto cómo poco a poco la costumbre de presentar a los Niños Dios ante la iglesia se está perdiendo con el tiempo.

Lo anterior, sumado a la crisis económica que dejó la covid-19; esto ha hecho que las casi 150 imágenes que vestían por día, entre 2016 y 2018, se redujeran a menos de 40.

“Pues la juventud ya no quiere continuar con esto, ya no creen en Dios. Nuestros buenos clientes son la gente grande.  Luego con el cierre de negocios se puso peor. Pero en esto le vamos a seguir hasta que ya no se venda nada, por amor y por fe»

Ernesto Munguía
(Dijo con un ápice de esperanza, aunque en sus ojos se notaba  la melancolía)

Oportunidad de agradecimiento

La tradición, para los seguidores de la iglesia católica, representa una oportunidad de agradecerle a Dios todas las cosas que hasta este momento les ha otorgado, de mantener la fe y pasar un momento especial en familia.

“A mí me da mucho gusto. Esta tradición es muy hermosa y se me alegra mi corazón al hacerlo; además, yo le enseñaré a mi hija lo que me inculcaron a mí, más en estos tiempos tan difíciles”, comentó Maribel Meneses, quien llegó a buscar en la tienda de Ernesto Munguía por un trajecito de San Judas y accesorios para su niño.

Los precios varían según la calidad de la tela pues un ropón sencillo puede encontrarse entre 150 y 400 pesos; por el contrario la ropa de gala se puede encontrar desde los 400 hasta los 800 pesos, por lo que una familia que tenga dos imágenes podría invertir hasta mil 600 pesos.

También depende del tamaño de la imagen, ya que los trajes y accesorios van de la talla 8 y hasta la 45, por los centímetros que mide la imagen.

Una ayuda económica

Otros vendedores como Alicia Sevilla, optan por rentar o pedir prestado un espacio en algún otro local, pues al ser una actividad de temporada es la forma más sencilla de ahorrar algunos pesos e invertirlos en material.

Desde una esquina del local 420 en Plaza La Victoria ofrece varios atuendos, pues los Niños Dios tienen su propio código de vestimenta, aunque en un intento de fomentar el respeto a la religión no cuenta con trajes estrafalarios.

“El proceso empieza desde que elegimos los modelos. Luego me pongo a tejer, a hacer el calzoncito, los zapatitos. Los vestuarios pueden ser los normales o hago algunos sobre diseño, aunque esos son más caros, aunque también hay cosas más baratitas. Lo importante es que cambien y arreglen a sus niños”

Alicia Sevilla
Vendedora
Los clientes piden desde ropones de bebé hasta trajes de San Juda Tadeo o el Niño Doctor./Foto: Humberto Aguirre

Recordó que desde hace 45 años, las fechas más fuertes para la vendimia son del 15 de enero al 15 de febrero, aunque espera que sea el primero de febrero el día más ajetreado.

También celebró que con la reapertura económica, los poblanos se animan a comprar más cosas, lo que hace que la economía de todos mejore. Añadió que la fe hará que la tradición no se acabe, pues las familias sabrán cómo pasarlo de generación en generación. 

Como marca la tradición mexicana para la Iglesia Católica, el próximo 2 de febrero se celebrará la presentación del Niño Dios ante la iglesia y la purificación de la Virgen María, que se realiza a los 40 días del nacimiento de Jesús. 

Foto principal: Humberto Aguirre

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