26M: Muere la Gran Coalición y el bipartidismo tras elecciones del Parlamento Europeo

Un total de 751 diputados integran el Parlamento del viejo continente

Por Ronald Ángel

29/05/2019

Publicado en

España / Mundo

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Europa

A pesar del freno dado a la ultraderecha, este sector radical igual registró un incremento en el Parlamento, aunque no cuenta con suficientes diputados para ejecutar sus objetivos


El domingo 26 de mayo se celebraron en Europa las elecciones para elegir a los 751 diputados que integran el Parlamento Europeo (PE).

La jornada concluyó con una notable tendencia que marcará la vida de la comunidad del viejo continente por al menos los próximos cinco años: el surgimiento de una nueva fuerza política que será decisiva para forjar pactos y que rompe con el bipartidismo que imperó durante décadas en la llamada «Gran Coalición», además de frenar el ascenso que venía teniendo la ultraderecha.

De acuerdo con varios análisis expuestos en distintos portales europeos, la nueva fuerza política que viene a cambiar significativamente la agenda de este parlamento son los diputados que integran el Grupo de la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa; y el Grupo de Los Verdes / Alianza Libre, quienes a pesar de abogar por la continuidad de la Comunidad, también ponen en primer plano temas que nunca han sido prioritarios para la región, como el ecológico y el resguardo del medio ambiente.

Explica el portal El Mundo que la principal conclusión que arrojan las elecciones europeas es que la gran coalición se rompe, pues los populares y socialdemócratas han perdido su mayoría absoluta; mientras que los liberales y verdes frenaron el ascenso de la ultraderecha.

El rompimiento de la Gran Coalición se da a pesar que el Partido Popular Europeo ganó de nuevo la mayoría de los escaños, 182 hasta el momento, algo que viene haciendo con notoriedad desde 1999, aunque la presencia de sus parlamentarios ahora registra un gran descenso con respecto al senado saliente en el que contaban con 216 eurodiputados.

De igual forma los socialdemócratas volvieron a obtener el segundo lugar con 150, pero también con una notable baja de 35 escaños menos con respecto a los 185 que tenía.

Pablo Suanzes, corresponsal de El Mundo en Bruselas, resalta lo siguiente:

“Muere la Europa de la Gran Coalición, del bipartidismo, el sistema que desde 1979 ha permitido a las dos grandes fuerzas controlar el hemiciclo, repartirse cargos y superar votaciones sin tener que escuchar a nadie más. Aunque no resulta sexy ni provoca grandes reacciones, estamos ante un cambio de paradigma gigantesco que abre las puertas no sólo a nuevos partidos, grupos y rostros, sino que incorpora de golpe a la agenda temas durante mucho tiempo secundarios”.

Ahora en este periplo europeo, donde cada diputado gana 84.000 euros al año, las cosas podrían cambiar. Al respecto, Suanzes considera que el concepto conocido hasta la fecha de la Unión Europea (UE) pudiera buscar trascender hacia otro ámbito menos tóxico y restrictivo.

“Europa, como concepto, como resumen de instituciones y representación, como conjunto de ideas abstractas pero legislaciones concretas, tiene pocas oportunidades de cantar victoria. Durante muchos años, con la crisis, se convirtió en algo tóxico, sinónimo de austeridad, de ortodoxia, de ajustes y rescates. Los gobiernos nacionales rehuían su contacto y le achacaban todos los males. Bruselas, chivo expiatorio de quienes nacionalizan los triunfos y externalizan los fracasos”, explica.

Suanzes agrega: “El domingo, esa Europa denostada y acosada por enemigos internos y externos mandó un mensaje de tibia ambición, un aviso de cambio inminente, una reivindicación de valores y unas gotas de ilusión. ‘Europa está de vuelta y es popular’, resumió pletórico el belga Guy Verhofstadt”.

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Participación y freno a la ultaderecha

De acuerdo con el análisis de Suansez, las elecciones obtuvieron al menos dos deseos importantes para la comunidad europea: el freno del auge de las fuerzas populistas, extremistas y escépticas a Europa, es decir, que no obtuvieran 30 % de los votos y con ello una minoría de bloqueo; y que la participación, que desde 1979 había caído en todas y cada una de las citas, remontara.

Ambos deseos se lograron, explica el periodista, quien añade que muchos analistas consideraban que estos comicios eran una especie de plebiscito sobre los proeuropa y los contra, así como un ultimátum entre avanzar o retroceder para la comunidad.

Pero, a pesar del freno dado a la ultraderecha, este sector radical igual registró un incremento dentro del parlamento. Eso sí, no cuenta con suficientes diputados para ejecutar sus objetivos

“Populistas, radicales, eurófobos y escépticos mejoran claramente, pasando de 154 a 172, insuficientes para bloquear el funcionamiento de la cámara y, por tanto, el proceso de toma de decisiones. Buena parte de sus rostros más conocidos salen escaldados: Nigel Farage (Reino Unido) y Matteo Salvini (Italia) crecen, pero Marine Le Pen (Francia) pierde porcentaje, respecto a las anteriores. El Partido de la Libertad de Austria se desploma, mientras Geert Wilders, en Países Bajos, no logra escaños”, describe Suansez.

Con respecto a la participación, se incrementó 8 puntos porcentuales con respecto al 2014 y llegó a 50,95 %, la cifra más alta desde hace 20 años, y la primera vez que una participación es mayor que en los comicios precedentes.

Esto es leído por Suanzes como “un respaldo potente a una Europa muy necesitada de alegrías y motivos para aplaudir”.

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¿Quiénes tienen notoriedad en la UE tras las elecciones?

Los legisladores Manfred Weber (Alemania) y Frans Timmermans (Países Bajos), dentro del parlamento; así como Ángela Merkel, Pedro Sánchez y Emmanuel Macron, son los nombres con peso tras los comicios europeos.

En el caso de Weber, ha sido reconocido como el gran ganador de la noche y se direcciona a ser el próximo presidente de la Comisión Europea. Según sus propias declaraciones, la “estabilidad” es lo que debe reinar para el próximo periodo.

Por su parte, Timmermans, apuesta por una «agenda progresista” y pudiera trabajar por “generar una amplia coalición que haga no innecesarios, pero sí quizás accesorios a los conservadores” populares, explica Suansez.

“Ángela Merkel gana y repite como fuerza más potente, en casa y en Estrasburgo. El PSOE de Pedro Sánchez da la campanada con una victoria aplastante y 20 escaños, muy por encima de los 12 del PP, los siete de Ciudadanos o los seis de Unidas Podemos y los tres de Vox (…) Los liberales de Alde, unidos a Emmanuel Macron, se consolidan como la tercera fuerza de la cámara, con 107 eurodiputados. Suficientes para reclamar con firmeza ser escuchados y contentados. Son en teoría la alianza natural de los dos primeros partidos, pero no ocultan que aspiran a cambiar las cosas completamente”, describe Suansez.

En el análisis, Suansez también explica que ahora -con la influencia notoria de Los Verdes– los partidos europeos deberán obligarse a ir al centro y buscar concretar pactos con ese sector que ha surgido para intentar mantener la hegemonía de su visión política.

“Los Verdes, aupados desde Alemania o Bélgica, fortísimos en el voto joven, se disparan desde los 52 de la última vez a 70 (escaños), lo que les puede convertir, en el argot político, en kingmakers, en decisivos para forjar pactos”, indica el periodista.

Pero Europa, de acuerdo con el análisis de Suansez, debe fijar su accionar próximo no en el futuro lejano sino en lo que ya es y lo que debe hacer para consolidarse como bloque.

El historiador Timothy Garton-Ash -citado por Suansez- sostiene que la UE no debe fundamentar su accionar en lo que serán a futuro sino en lo que son actualmente.

«La UE, como Francia, Alemania o Reino Unido, es una entidad política madura, que no necesita extraer su legitimidad de una utopía futura», dice Garton-Ash.

Por tal razón, agrega Suansez, “Europa ya es, ya ha conseguido cosas impensables hace unas décadas. La Unión Europea tiene una legitimidad propia y clara, y estas elecciones, convulsas, polémicas, cargadas por fin de contenido político y temas de los que hieren sensibilidades, han sido el mejor ejemplo”.

¿Cómo se agrupará Europa con el nuevo parlamento?

Para Suansez, no está claro aún cómo se organizarán los parlamentarios europeos en esta nueva etapa. Lo que sí es seguro es que tendrán que cargar con un peso creciente, una influencia notable, atención mediática y recursos.

En ese sentido, agrega el periodista, el futuro próximo del Parlamento europeo debe estar focalizado en abrir su trabajo hacia el entendimiento de todos los sectores y a la inclusión de los nuevos grupos de poder, para así trabajar en un sentido armónico con las exigencias cambiantes del viejo continente.

“Votaron, clarísimamente, pidiendo cambios profundos a todos los niveles. Tratar de reducirlo todo, o de forzarles a elegir entre dos ideas y dos ideas nada más, entre líderes distantes y sus cosmovisiones filosóficas, entre los debates políticos de la burbuja de Bruselas, está destinado al fracaso”, comenta Suansez.

Esa conclusión la fundamenta el periodista sobre la premisa que los ciudadanos europeos votan por una multiplicidad de factores que deben ser considerados para la próxima comisión parlamentaria.

“Votan por la paz, por el pasado y el futuro, por el Erasmus o el Interrail, por la eliminación de fronteras, el roaming o la moneda única. Votan por política nacional, por ideología o por simpatía. Por el clima o las ayudas agrícolas. Porque sí. Por llevar la contraria. Votan por lo que aman y lo que temen, por lo que conocen y lo que no quieren conocer. Por identidad y por (contra) las migraciones”, resaltó.

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