Alemania vive una creciente tensión política y social ante el avance de la extrema derecha. Según una encuesta del instituto Ipsos, el 46% de la población apoya prohibir legalmente a Alternativa para Alemania (AfD), mientras que el 44% se opone.
El conflicto se intensificó tras la clasificación oficial del partido como una amenaza a la democracia. La Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV) calificó recientemente a la AfD como una organización “manifiestamente extremista de derecha”. Aunque dicha clasificación fue suspendida temporalmente por una orden judicial, permite al Estado activar medidas especiales de vigilancia.
División geográfica e ideológica
La encuesta muestra una fuerte polarización entre el este y el oeste del país. En el este, solo el 32% apoya la prohibición, mientras que el 57% la rechaza. En el oeste, el 50% respalda la medida, frente a un 41% en contra.
Los votantes progresistas son los más favorables a prohibir a la AfD. El 82% de los simpatizantes de Los Verdes, el 81% de La Izquierda y el 72% del SPD coinciden en que el partido debe ser disuelto. Incluso en el bloque conservador CDU/CSU hay un empate técnico: 50% a favor y 41% en contra. Entre los votantes de la AfD, el rechazo a la medida es casi absoluto: 97%.
Neonazismo y apología del odio racial
El partido ha sido vinculado con discursos de odio y referentes del nazismo. En 2024, dirigentes de la AfD participaron en una reunión secreta donde se discutió la expulsión masiva de personas migrantes, usando el término “remigración”, asociado históricamente al lenguaje neonazi.
Casos como los de Björn Höcke o Maximilian Krah han encendido las alarmas democráticas. Höcke ha usado públicamente lemas del Tercer Reich, y Krah minimizó los crímenes cometidos por las SS. El ala juvenil del partido ya fue clasificada como extremista.
Protestas masivas exigen acción del Estado
Más de 60 ciudades alemanas salieron a las calles el 11 de mayo para exigir la ilegalización de la AfD. Las movilizaciones fueron convocadas por colectivos como Zusammen gegen Rechts (“Juntos contra la derecha”) y Menschenwürde verteidigen – AfD-Verbot Jetzt! (“¡Defendamos la dignidad humana – Prohibamos la AfD ya!”).
En Berlín, unas 7.500 personas participaron en la protesta. La exigencia fue clara: impedir que un partido con discurso de odio siga operando legalmente.
Conservadores frenan la prohibición
Pese al rechazo social, el gobierno conservador de Friedrich Merz actúa con cautela. Carsten Linnemann, secretario general de la CDU, advirtió que un proceso legal para disolver al partido sería complejo y podría generar inestabilidad.
La líder del Partido Verde, Britta Haßelmann, respondió con firmeza: “Negar los peligros de la AfD es una forma de normalizar un ataque a la Constitución”.
¿Puede Alemania prohibir un partido?
La Constitución alemana lo permite. El artículo 21 establece que los partidos que atenten contra el orden democrático pueden ser prohibidos. Hoy, esa herramienta jurídica se encuentra en el centro del debate.
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El ascenso electoral de la AfD y la fragilidad institucional alimentan el temor a una regresión autoritaria. La AfD fue la segunda fuerza más votada en las elecciones de febrero, lo que refuerza la urgencia de enfrentar su discurso con medidas firmes.
Alemania se encuentra en una encrucijada histórica. Entre el respeto a la ley y el reclamo de las calles, el país debate si está listo para enfrentar con decisión el auge del neofascismo.
Revista Forum
Fotografía: ABC
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