El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, apareció este viernes en Anchorage, Alaska, vistiendo una con las siglas en mayúscula CCCP, acrónimo ruso de Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Su llegada a la ciudad se produjo en momentos previos a la esperada reunión entre los mandatarios de Rusia, Vladímir Putin y Estados Unidos (EE.UU,) Donald Trump, en la que se abordará el conflicto en Ucrania.
Este es el primer encuentro personal que Putin y Trump sostienen desde 2019, cuando ambos se vieron en el marco de la cumbre del G20 en Osaka, Japón.
Además, será el primer viaje del presidente ruso a EE.UU. en casi una década. El mandatario viajó a Nueva York en septiembre de 2015 para participar en el debate anual de la Asamblea General de la ONU.
Ante los periodistas, Lavrov evitó hacer declaraciones y se limitó a pedir cautela y a no anticiparse ni hacer suposiciones sobre la cumbre.
«No hay que anticiparse. Tenemos argumentos, una postura clara y comprensible. Los presentaremos», afirmó en declaraciones recogidas por la televisión rusa.
«Nunca hacemos predicciones anticipadas», enfatizó.
Más allá de sus cortas declaraciones lo que llamó la atención fue el estampado de la camiseta que vistió Lavrov con frase «CCCP», que es el acrónimo ruso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
En redes sociales, internautas rusos han explicado que la prenda cuesta 120 dólares ($115) y que es de Selsovet, una marca con sede en Cheliábinsk especializada en ropa de «herencia soviética».
La delegación rusa que acompaña a Putin incluye también figuras clave del gobierno: los ministros de Defensa y Finanzas, Andréi Beloúso y Antón Siluánov; el asesor presidencial Yuri Ushakov; y el enviado especial para las negociaciones con Washington, Kiril Dmítriev.
La ciudad de Anchorage, la más grande de Alaska, fue la elegida para que ambos mandatarios lleven a cabo el diálogo que inconcreto tendrá como escenario la Base Conjunta Elmendorf-Richardson, que alberga a miles de militares y sus familias.
La elección de Alaska como sede no es casual. Este territorio, que Rusia, bajó el mando del emperador Alejandro II vendió a Estados Unidos en 1867 por 7,2 millones de dólares, representa un puente histórico entre Moscú y Washington.