La medida había sido anunciada en marzo por el caso Skripal

Diplomáticos rusos abandonan Consulado en Seattle tras expulsión de Estados Unidos

Aunque la bandera continúa izada, los funcionarios llevaron consigo toda la documentación y pertenencias

Por Tatiana Villegas

24/04/2018

Publicado en

Mundo

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Diplomáticos rusos cerraron este martes la residencia del cónsul general y abandonaron la ciudad de Seattle, al noeste de Estados Unidos, cumpliendo las órdenes del Gobierno de  ese país el pasado 26 de marzo, de expulsar a unos 60 diplomáticos rusos.

La actitud del gobierno de occidente tiene que ver con la acusación sobre la presunta participación de Moscú en el caso de Serguéi Skripal, exoficial de inteligencia militar rusa reclutado en los años 90 por el servicio secreto británico MI6 y naturalizado en el Reino Unido, y su hija Yulia, quienes fueron hallados inconscientes el 4 de marzo cerca de un centro comercial en Salisbury.

Once vehículos con personal diplomático, incluyendo dos camiones, abandonaban el edificio a las 13.35 hora local (17.35 GMT), y se dirigieron a Washington DC. Fuentes informaron que los diplomáticos rusos llevan con ellos todos los documentos de la residencia del consulado general.

Tras la decisión de Washigton, varios países europeos, así como Canadá y Australia, se sumaron a la decisión de expulsar a  diplomáticos rusos; entre esos país están algunos que no forman parte ni de la OTAN, ni de la UE, como Albania y Macedonia.

Sin embargo, países europeos  como  Austria, Bulgaria, Portugal, Eslovaquia y Serbia, no se replicaron la decisión.

Rusia, por su parte, adoptó medidas reciprocas  contra otros países, y anunció la expulsión de 60 diplomáticos estadounidenses, así como el cierre del consulado de EEUU en San Petersburgo.

El 22 de marzo en la cumbre en Bruselas los líderes europeos apoyaron la evaluación de Londres sobre la «altamente probable» responsabilidad de Rusia por el caso Skripal, y decidieron llamar a consultas al embajador de la UE en Moscú, Markus Ederer.

La primera ministra británica Theresa May calificó de intento de asesinato el caso y anunció, como represalia, la expulsión de 23 diplomáticos rusos y la cancelación de todos los contactos de alto nivel entre ambos países.

Moscú consideró infundadas las acusaciones y en reciprocidad exigió la salida de 23 empleados de la Embajada británica, además de anunciar el cierre del consulado británico en San Petersburgo y de la oficina del British Council en Moscú.

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