EEUU y Rusia acuerdan nuevos mínimos para reducir violencia en Siria

Las negociaciones más polémicas tienen que ver con la figura de Bashar Al-Assad; mientras el proceso de Ginebra habla de una transición política, Damasco sólo plantea crear un "gobierno de unidad".

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Después de que la tregua en Siria acordada entre Estados Unidos y Rusia a finales de febrero haya quedado en nada, Washington y Moscú celebraron este martes una nueva ronda de negociaciones en Ginebra (Suiza) para rebajar de nuevo la violencia en el conflicto sirio que en los últimos 20 días han dejado alrededor de 300 muertos por varios ataques en el este de Alepo.

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El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, junto con el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, copresiden este martes la reunión del Grupo Internacional de Apoyo a Siria (GISS), formado por 17 países para recomponer -de alguna manera- el cese de hostilidades pactado el pasado 27 de febrero y que hoy no logra sostenerse.

En el encuentro, en el que también participan la UE, Francia, Gran Bretaña y la Liga Árabe, el GISS confirmó la adherencia a los acuerdos sobre la solución del conflicto en el país asiático, así lo informó el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.

Por su parte, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, destacó que este encuentro sirvió para reunir apoyos para ampliar el actual pacto de cese de hostilidades en un alto el fuego completo.

Asimismo, reiteró la necesidad de que todas las partes implicadas en el conflicto sirio participen en su solución y destacó que se debe aumentar la presión internacional sobre los protagonistas de la disputa para que se produzca un alto el fuego total.

De igual manera, insistió en que es necesario garantizar el acceso de los representantes de la ONU y el Grupo Internacional de Apoyo a Siria a la zona en tregua.

Gobierno de transición o de unidad

Ni negociadores ni analistas esperan un resultado significativo de las conversaciones. Las partes mantienen sus diferencias en cuanto al punto de un Gobierno de transición para Siria y el futuro del presidente Bashar al Assad.

Se impuso la idea de que Rusia tiene la iniciativa militar sobre el terreno y la capacidad de influencia política sobre Damasco. Estados Unidos, con Obama llegando al final de su mandato, van detrás y las potencias europeas no tienen peso. El problema se resume en la cuestión del qué hacer con Bashar Al-Assad.

Mientras el proceso de Ginebra habla de una transición política -que, según la ONU, tendría que empezar en agosto-, Damasco sólo plantea crear un «gobierno de unidad» que incluya elementos opositores de su gusto.

 

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