Encuesta electoral: la izquierda española sacaría 21 escaños de ventaja a la derecha en otras generales

Estimaciones del gabinete demoscópico Key Data

Por Nelytza Lara

08/07/2019

Publicado en

España / Mundo / Política

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El PSOE tendría casi el 40% de los votos y la izquierda se haría con más de la mitad de los escaños si se repitieran las elecciones, según el sondeo


Unas nuevas elecciones este año permitirían a Pedro Sánchez ser investido con sólo el apoyo de Unidas Podemos y del PNV, ya que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ganaría once diputados más y sumaría la mayoría absoluta con los de esos dos partidos y el del PRC cántabro, según las estimaciones del gabinete Key Data para ‘Público’.

El Partido Popular y Ciudadanos ganarían en conjunto ese mismo número de escaños, pero el hundimiento de Vox (diez parlamentarios menos) alejaría al trío derechista de su objetivo de desbancar a la izquierda.

Basados en un desk research de las grandes encuestas electorales elaboradas tras el 28-A–, según las cuales la formación ultraderechista de Santiago Abascal perdería el 29% de sus votantes en unos nuevos comicios; es decir, una sangría de tres cuartos de millón de votos (y diez escaños) desaparecidos en unos meses, reseña el diario Público.

La consecuencia de ese hundimiento ultra sería que Pedro Sánchez lo tendría muchísimo más fácil para obtener la investidura, ya que sumaría 169 escaños con la formación de Pablo Iglesias y los siete restantes para alcanzar la mayoría absoluta los podría obtener fácilmente: sólo necesitaría –por ejemplo– los apoyos del PNV y del diputado del Partido Regionalista Cántabro (PCR), ambos prácticamente seguros de antemano.

Para el análisis del medio, se puede ver en este siguiente hemiciclo ordenado por la tendencia ideológica de los partidos, el trío derechista quedaría igual de lejos que ahora de alcanzar la mayoría absoluta –o sea, le seguiría siendo inalcanzable–, pero el PSOE ocuparía una posición tan preeminente en el nuevo espectro político multipartidista del Congreso de los Diputados que sería imposible negarle el derecho objetivo a gobernar.

Porque habría compensado con creces la nueva caída de Unidas Podemos –víctima, una vez más, del voto útil y de las divisiones intestinas–, que perdería otros 450.000 votos y siete escaños en esta repetición electoral probablemente provocada por ellas mismas. No obstante eso significaría una reducción del 12% de su electorado, una sangría muy inferior a la que padecería Vox.

Al mismo tiempo, ganarían escaños tanto el PP (+5) como Ciudadanos (+6), pero no porque aumenten sus filas de votantes –ya que ambos obtendrían un número de sufragios prácticamente idéntico que en abril–, sino a causa del drástico descenso de la participación, ya que habría un millón más de abstencionistas.

Ese desgaste del electorado tras tantas citas seguidas con las urnas se haría sentir en todos lo ámbitos y también los nacionalistas vascos e independentistas catalanes movilizarían menos votantes, como se aprecia en la siguiente tabla completa de estimaciones de Key Data, comparadas con los resultados de las anteriores generales:

De estas cifras queda claro que todos los partidos seguirían perdiendo capacidad de movilización de sus seguidores hacia las urnas salvo el PSOE. Al mismo tiempo, parece que Pablo Casado habría tocado suelo –sus fieles votantes son 4,3 millones pase lo que pase– y Albert Rivera habría llegado a su techo –sus incondicionales suman 4,1 millones–, dejando a los dos grandes partidos derechistas en un igualadísimo duelo por alzarse con el liderazgo de la oposición.

En cuanto a las alianzas lógicas, PSOE+UP se estabilizarían en los once millones de votos (32% del censo) y alcanzan el 44,2% de los votos válidos. Por su parte, PP+Cs+Vox se quedarían un poco por debajo de los 10,5 millones de votantes (30% del censo), con el 41,5% de los votos válidos.

Pero la diferencia entre esos dos bloques, a la hora de llegar a los imprescindibles acuerdos en un Congreso muy fragmentado, es que el primero tendría diversas posibilidades de obtener apoyos activos o pasivos de nacionalistas vascos o catalanes, mientras que el segundo carecería casi por completo de aliados externos.

Con información del diario Público.es

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