A jóvenes españoles les atrae más el juego y la apuesta que ir al cine

Los especialistas advierten que ha aumentado el número de jóvenes con problemas derivados del juego

Por Félix Eduardo Gutiérrez

17/01/2020

Publicado en

España / Sociedad / Tendencias

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Un estudio reveló que jugar y apostar es la actividad “recreativa” que más practican los jóvenes españoles, incluso mucho más que ir al cine.

Señala la investigación que los menores acceden a las casas de apuesta sin problema y éstas se han consolidado como un punto de encuentro, como antaño lo eran las salas recreativas. Muchos sueñan con ser profesionales del juego y ganarse así la vida.

La investigación “Jóvenes, juegos de azar y apuestas”, realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad (Fundación de Ayuda contra la Drogadicción), con la colaboración de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, es un trabajo cualitativo sobre las percepciones de los jóvenes de entre 18 y 24 años en relación a los juegos de azar y las apuestas con dinero, tanto online como de manera presencial, reseñó el diario La Vanguardia.

En los grupos de discusión participaron tanto jóvenes (jugadores como no jugadores) y expertos. Del mismo se desprende que los jóvenes empezaron a jugar y a apostar cuando eran menores. Entraban en las casas de apuesta de manera fácil, sin apenas supervisión, pese a que está prohibido.

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Los jóvenes españoles consideran el juego y las apuestas como una opción más de diversión en grupo. Foto: EFE.

“Pues yo empecé… Era menor yo. Y bueno, hay sitios en los que no te piden el DNI. Y bueno, entras y no pasa nada. Pero hoy en día, está a la orden del día. Allí donde vas, algún menor siempre hay. (…)”, señaló uno de los participantes.

Para ellos, jugar y apostar forma parte del ocio y el entretenimiento. Lo hacen en grupo y creen que es una manera de hacer amigos. En una fase posterior, algunos empiezan a jugar de manera individual.

Las primeras apuestas son pequeñas, pero, si ganas, son suficientes para aumentar las posibilidades de querer seguir jugando. 

Atrae y engancha la percepción de la recompensa inmediata y va generándose un imaginario en torno al “dinero fácil”, señala el estudio que indica que entonces se consolida la motivación económica y el hábito, lo que en ocasiones deriva en pretensiones más ambiciosas, como la búsqueda de autonomía económica frente a padres y madres (llegando a señalar que es una manera “fiable” de conseguirlo).

Los jóvenes no ven mal jugar y apostar. “Todo el mundo juega”, señalan. Lo han visto de siempre en su casa, jugando a la lotería o a la quiniela, por ejemplo. Consideran además que es algo pasajero, propio de la edad.

Esta visión despreocupada contrasta con la de los expertos que indican que el hecho de que España sea un país donde se consolida una percepción no problemática de muchos juegos “tradicionales” genera un clima que puede alimentar determinadas conductas de riesgo. Recuerdan que ha aumentado el número de jóvenes con problemas derivados del juego.

Y aunque para muchos expertos aún no pueda considerarse una alarma social o sanitaria, sí se considera un problema creciente que es necesario abordar.

El aumento y normalización de esta práctica se ha confirmado en la Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (Estudes), en la que se confirma que en dos años (desde 2016 a 2018) han aumentado casi cuatro puntos porcentuales el número de jóvenes entre 14 y 18 años que han jugado con dinero online y casi un 10% quienes lo han hecho presencialmente.

En el mundo de las apuestas deportivas y el poker se genera un universo en el que la fantasía de la profesionalización se constituye en una meta muy concreta, que si bien no es el objetivo de muchas de las personas que juegan, sí propicia que se consoliden objetivos y fantasías intermedias, que alimentan el juego.

En cuanto a la regulación existente, los y las jóvenes de 18 a 24 años la consideran suficiente, pero también confiesan que es muy fácil no respetarla. Hacen una especial mención a la facilidad de acceso que encuentran los menores en las salas de juego.

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