Francia comenzó el año envuelta en la crisis social más extensa de su historia reciente

El líder del movimiento de izquierda Francia Insumisa, Jean-Luc Melenchon, calificó la intervención de Macron de “declaración de guerra” a quienes rechazan la reforma del sistema de pensiones

Francia inició 2020 envuelta en un estallido social de envergadura y del que no se avizora una pronta solución. La huelga provocada por un proyecto de reforma del sistema de pensiones, que inició el pasado 5 de diciembre y afecta especialmente a los ferrocarriles y al transporte público en la región de París, continúa en pie y amenaza con extenderse a otros sectores.

En su discurso de Nochevieja, el presidente Emmanuel Macron defendió su controvertida reforma, que calificó de “proyecto de justicia y de progreso social”, y aunque instó a su gabinete a negociar con rapidez un compromiso con los sindicatos, no se refirió a ninguna medida concreta para lograrlo, ni explicó qué ofrecerá a los trabajadores.

En un intento vano por reducir tensiones el inquilino del Elíseo planteó que  “el apaciguamiento debe imponerse al enfrentamiento”.

El Mandatario insistió en que Francia no puede renunciar a transformarse y que la iniciativa proporciona “más equidad” y supuestamente beneficia a colectivos olvidados o maltratados por el régimen actual, entre ellos las mujeres.

Macron denunció que en el debate hay “muchas mentiras y manipulaciones”, y que está convencido que llevará su propuesta de reforma hasta las últimas consecuencias,  por lo que no cederá nada frente al «pesimismo o inmovilismo».

Macron pretende atrasar dos años la edad de jubilación de 62 a 64 años. Foto: La Vanguardia.

Polémica reforma de pensiones

El Mandatario se mantuvo firme en los puntos básicos de la impopular y polémica reforma que se gesta desde su campaña presidencial que pretende a toda costa lograr un sistema universal de pensiones que busca fusionar los 42 regímenes de pensiones existentes en un sistema único por puntos y atrasar dos años la edad de jubilación de 62 a 64 años para recibir una pensión completa.

El plan universal de pensiones de Macron, basado en otros ejemplos como el sueco, prevé implementar un sistema único de puntos en el que un euro aportado represente los mismos derechos para todos los ciudadanos, y que través de una cuenta virtual los trabajadores acumulen dichos puntos durante su vida profesional y al final de ésta, el número resultante sea convertido en pensión mediante el cálculo del valor del punto.

La diferencia es radical, ya que en el actual modelo francés, las jubilaciones están financiadas mediante las cotizaciones que pagan los trabajadores. Éstas son luego distribuidas por el Estado entre los cotizantes. En el  sistema por capitalización que propone Macron, es el capital que han acumulado los trabajadores el que financia la jubilación. 

Para muchos franceses la propuesta gubernamental no es del todo clara por la poca información que hay, y genera más dudas e incertidumbre que certezas.

Por ejemplo, para quienes forman parte del esquema de 42 “regímenes especiales” de pensiones, acorde con su oficio o profesión, resulta catastrófico pensar que el nuevo esquema  los obligará a retrasar su jubilación a 64 años, desde la actual de 42 que tiene un bailarín de la Ópera, la de 52 de un conductor de tren o incluso la de 62 años establecida para un profesor. 

Adicionalmente, mencionan el punto de las pérdidas económicas para los jubilados, debido a que la cotización se basa en un promedio, producto de toda la vida laboral y no en los seis últimos meses de trabajo, que suelen ser los mejor pagados, precisamente el esquema actual al que los trabajadores no quieren renunciar.

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Por si fuera poco, la propuesta macronista fue motivo de críticas cuando el alto comisario, Jean-Paul Delevoye, encargado de impulsarla, tuvo que renunciar al puesto, luego de de que los medios le recordaran que había “olvidado” declarar 13 cargos, algunos de ellos honoríficos, pero al fin remunerados.

Asimismo, en plena crisis social contra su reforma jubilatoria, a Macron no se le ocurrió otra cosa mejor  renunciar a su pensión de jefe de Estado una vez que finalice su mandato, lo que fue recibido como una auténtica humillación por miles de franceses.

El pueblo francés considera que Macron tiene holgadamente los medios de renunciar a una pensión mensual de 6.200 euros, pero que no sucede lo mismo con la mayoría de sus conciudadanos.

“La gente sabe que no se trata de un sacrificio muy importante. Es obvio que en caso de que no sea reelecto dejará el Elíseo a los 44 años y obviamente ejercerá una profesión que le permitirá percibir una jubilación ampliamente confortable al final de su vida», indicó el historiador Jean Garrigues, citado por La Nación.

Cientos de miles han salido a las calles de Francia a protestar en contra de la reforma de pensiones propuesta por Macron. Foto: EFE.

Huelga imparable

Los sindicatos protestan contra el proyecto de reforma de pensiones de Macron, ya que prevé la abolición de los regímenes especiales de sectores como por ejemplo el ferroviario, que es vital para la sociedad francesa.

En respuesta a este proyecto, el 5 de diciembre comenzó una huelga general indefinida que ha paralizado buena parte del transporte y que ha llevado a las calles de las principales ciudades francesas a centenares de miles de manifestantes, de distintos gremios.

Se han registrado varias jornadas de manifestaciones, paros de trenes, metros y autobuses.

Incluso, los integrantes de la Ópera de París realizaron un concierto en las afueras de la sede de esa institución, como señal de protesta por dicha reforma, y los bailarines rodearon el exterior del recinto representando un fragmento de la mundialmente conocida pieza “El Lago de los Cisnes”.

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La actuación fue una manera de denunciar que el Ejecutivo impone la reforma haciendo un «teatro» con las negociaciones y que el nuevo esquema desvanece el régimen especial del que gozan los integrantes de institución cultural, que es uno de los más antiguos de Francia, concedido por el rey Luis XIV en 1698, y que le permite a los bailarines jubilarse a los 42 años y los músicos cumplidos los 60.

Incluso, varios de los trabajadores de la Ópera se encuentran en huelga desde hace dos semanas, por lo que se han cancelado más de 50 presentaciones, con pérdidas por encima de los ocho millones de euros (unos nueve millones de dólares).

Protestas de año nuevo

En vísperas de la llegada del 2020 se esperaba que el Jefe del Estado abriera una ventana hacia alguna negociación posible, pero sus palabras de año nuevo cerraron esa perspectiva. 

El movimiento paralizó los servicios de trenes y metro en todo el país durante el período de Navidad y año nuevo. En la primera semana de enero continúan las  interrupciones.

La huelga que supera 30 días ha afectado el transporte en París y otras ciudades de Francia. Foto: AFP

Con el bloqueo de terminales de buses, tanto en la capital como de otras localidades, son evidentes las severas afectaciones en el transporte público, con menos de la mitad de los trenes internacionales y entre regiones y ciudades circulando.

El metro parisino mantiene el difícil escenario que lo caracteriza desde el 5 de diciembre, con apenas dos de las 16 líneas funcionando con normalidad, ambas automatizadas (1 y 14).

La negativa de Macron de no prestar oídos a sus  reclamos y reprimir las manifestaciones con gases lacrimógenos, ha hecho que los sindicatos reafirmen su decisión no ceder en su protesta.

El próximo martes debe celebrarse una nueva ronda negociadora con el Gobierno, bajo la amenaza de otra gran jornada de movilizaciones en la calle, el día 9 de enero.

El colectivo SOS Pensiones, que agrupa a integrantes de profesiones -como abogados, fisioterapeutas, enfermeros independientes o contables, todos afectados por la reforma- ya anunció que secundará los paros.

También pretenden adherirse a la ola reivindicativa los empleados de las refinerías y del suministro de combustible. La rama química de la Confederación General del Trabajo (CGT) llamó al bloqueo de las instalaciones petrolíferas –refinerías, terminales de petroleros y depósitos de combustible– durante 96 horas, en el periodo del 7 al 10 de enero.

La negativa de Macron de no prestar oídos a sus  reclamos ha hecho que los sindicatos reafirmen su decisión no ceder en la protesta. Foto La Vanguardia.

“Macron declara la guerra a quienes rechazan la reforma”

El secretario general de la CGT, Philippe Martinez, reaccionó muy negativamente a la alocución de fin de año de Macron. “Hace falta más huelgas en todas partes. Hace falta que la señal de alarma sea fuerte”, expresó .

El líder del movimiento de izquierda Francia Insumisa (LFI), Jean-Luc Melenchon, calificó la intervención de Macron de “declaración de guerra” a quienes rechazan la reforma.

“Esos no fueron buenos deseos y sí una declaración de guerra a millones de franceses que rechazan su reforma”, escribió en un mensaje en su cuenta Twitter el también diputado y excandidato presidencial.

De acuerdo con Mélenchon, “el resto del discurso sonó falso y hueco”, un criterio compartido por otros políticos, tanto de izquierda como de derecha.

Según el diputado e integrante de LFI Eric Coquerel, Macron “sigue sin entender al pueblo” y serán las huelgas y las movilizaciones las que lo conduzcan a comprender.

Al igual que Mélenchon, Coquerel opinó que el Presidente vive en “un mundo maravilloso y ajeno a la realidad”, por lo que «la gente se movilizará aún más para poner a este presidente en su lugar, quien decididamente carece de humildad».

A las críticas se unieron también los voceros del Partido Socialista (PS), en el que milita el expresidente François Hollande, mentor de Macron, y el que puso en marcha algunas de las reformas que el actual Mandatario ha desarrollado.

Olivier Faure, jefe del PS, pidió al Ejecutivo francés retirar la reforma. “Es hora de empezar de cero, de abrir una verdadera negociación en la que se comparen las soluciones que permitan nuevos derechos sin que haya regresiones”, declaró Faure al diario Libération.

El periodista Fernando Aguirre Ramírez, indicó que “entre la rebatinga y jaloneos de sindicatos y oposición, se debilitó política y moralmente el gobierno de Macron y su proyecto se tambalea ante las numerosas oposiciones”, indicó.

Crisis que rompe récords

La huelga y las paralizaciones ocasionadas por la reforma de pensiones, que ya superan los 30 días, tienen las papeletas para convertirse la crisis social más extensa de la historia contemporánea de Francia, ya que es mayor a la que por 28 días paralizó a la nación europea en 1995, cuando el entonces primer ministro liberal Alain Juppé, –bajo la presidencia de Jacques Chirac–,  presentó una reforma sobre el sistema de jubilación.

Al final, Juppé se vio obligado a renunciar a la iniciativa, pero esto no evitó que, en las siguientes elecciones legislativas, los conservadores perdieran y los socialistas subieran al poder, en cohabitación con Chirac.

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