La población debe salir de la hipnosis de la pantalla azul

Han aumentado las cifras de chicos que usan anteojos por miopía

Los dispositivos electrónicos se han convertido en los fantasmas de los adolescentes

Por Charilin Romero

11/10/2018

Publicado en

Mundo / Salud

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miopía

Los oftalmólogos aseguran que en la actualidad atienden a más pacientes niños con miopía y que las cifras se ubican en un 35 por ciento, en comparación con la década de los años setenta, donde esta enfermedad de la vista era casi nula, revelaron los expertos este jueves, fecha en que se celebra el Día Mundial de la Visión.

Alejandro Aguilar, médico, declaró que tres de cada 10 adolescentes tendrá miopía (defecto refractivo que dificulta la visión de lejos) en 2020 por culpa del mal uso que se hace de los dispositivos con pantallas. Sin embargo, insitió que aún “no es certero el proceso por el cual se produce el impacto en la visión por esta exposición”.

Según los profesionales las poblaciones deberían entender la importancia de hacerse chequeos periódicos y además de alertar que se han incrementado los pacientes con este padecimiento y que no superan los 20 años de edad.

Cada vez hay más jóvenes que sufren del Síndrome del edificio enfermo

«No tenemos estadísticas, pero la mitad de los pacientes son menores de 20 años«, alertan los especialistas, quienes explicaron que «el ojo se desarrolla hasta los 25 años y todo lo que hagamos hasta esa edad puede generar miopía».

Destacaron que los jóvenes eligen cada vez más los ambientes cerrados para pasar su tiempo de ocio y sedentarismo, situación que conlleva a generar más complicaciones a la vista; a esta aptitud lo llaman Síndrome del edificio enfermo.

«Se produce en ámbitos en los que la temperatura y la ventilación son controlados de manera interna. La falta de aire natural, sumado a las partículas expulsadas por fotocopiadoras, impresoras, computadoras, televisiones, hacen que la superficie ocular se dañe y luego se produzca sensación de ardor y picazón al final de cada jornada», acotaron.

Aún no existen cifras totales de personas que padecen miopía en el mundo

Ribes Escudero, jefe del equipo de trasplante de córnea de un Hospital Alemán remarca que,  la falta de luz natural agrava la situación en los más jóvenes. «Los chicos pasan mucho más tiempo encerrados, a oscuras, lo que produce un mayor esfuerzo y, por consiguiente, el aumento de la miopía. Hay un estudio muy interesante que evalúa que los chicos que pasan más tiempo adentro de su casa tienen más problemas oculares que quienes realizan actividades al aire libre. El sol es un factor de protección contra la miopía», aseveró.

Hay que cambiar los hábitos

El especialista Nicolás Fernández Meijide, jefe de sección Córnea y Refractiva de un Hospital Italiano afirmó que, los hábitos de la franja etaria que va de los 8 a los 15 años deben cambiarse para no estar durante mucho tiempo usando dispositivos en ambientes cerrados.

En cambio, Matías Iglicki, médico oftalmólogo y docente adscrito de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que también coincide con las opiniones de los otros dos expertos, agregó que, los dispositivos electrónicos son los fantasmas de los adolescentes (y de muchos adultos también), quienes en general se despiertan, chequean las redes mientras desayunan, chatean con amigos, juegan a la play, miran dos o tres capítulos de la serie elegida y se acuestan todavía hipnotizados por la pantallita azul.

Padres deben cambiar hábitos de sus hijos

«Los aparatos no son los culpables, sino los mayores o padres que deben limitar un uso responsable«, de las herramientas tecnológicas.

«Fijar la visión durante varias horas a una actividad cercana disminuye la frecuencia de parpadeo, generando un ojo seco producido por una disminución de la frecuencia de parpadeo. El parpadeo es una bomba para la producción de lágrimas», opina Meijide.

Así mismo, Matías Iglicki señaló que los dispositivos electrónicos emiten una iluminación azul conocida como luz visible de alta energía y que disminuye la producción de melatonina, que es la hormona inductora del sueño.

Los usuarios de las tecnologías deben evitar usarlas dos horas antes de dormir, sobre todo los niños para evitar esfuerzo en el músculo ciliar, encargado de realizar el enfoque, así como los espasmo y la contractura de ese músculo.

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