Reivindicó el papel de la mujer ante todos los que apoyaban las injusticias del sistema

Juana de Arco, la heroína francesa que traspasó los límites de su época

Fue beatificada en 1909 y canonizada en 1920 por el papa Benedicto XV

Por Marian Martinez

30/05/2018

Publicado en

Mundo

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Juana de Arco fue una mujer de convicciones firmes que traspasó los límites de su época para dar a su género el lugar que merecía.

Mantuvo sus posturas contra todo el sistema que se le oponía y eso la llevó hasta la hoguera en la que acabaron con su vida.

Estas fueron algunos de los hitos de su polémica vida:

  • Fue conocida como la doncella de Orleans y nació el 6 de enero de 1412 en Domrémy al noroeste de Francia.
  • Su padre era un campesino.
  • El llamado de Dios y las primeras visiones que la guiaron a lo largo de su vida llegaron cuando era una adolescente. Se habla de la aparición del arcángel Miguel y voces de santa Catalina de Alejandría y de Santa Margarita.
  • Sin importar las limitaciones de la época para las mujeres, dirigió tropas para ayudar a quien después, gracias a las victorias que ella ayudó a obtener, se convirtió en el rey de Francia Carlos VII. La meta siempre fue recuperar los territorios franceses ocupados por los ingleses.
  • No le importó vestir de hombre, ni portar armaduras o estandartes para liberar Orleans.
  • En 1430 comandó una operación contra los ingleses en Compiègne, cerca de París. Allí fue capturada y entregada al enemigo contra el que luchó.
  • Un tribunal eclesiástico la acusó de herejía, brujería y maldad por vestir ropas de hombres. La condenaron a muerte pero confesó y le dieron cadena perpetua. Lo que pareció primero una muestra de debilidad no fue sino una rebeldía más de esta luchadora.
  • Cuando llegó a la prisión vistió nuevamente como hombre y la sentenciaron a morir en la hoguera.
  • El 30 de mayo de 1431 la ataron a una estaca y la quemaron viva en la plaza del Mercado Viejo de Ruán en su natal Francia.
  • La Iglesia Católica reflexionó muchos años después y fue declarada santa en 1920 por el papa Benedicto XV.

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