Culpa de un accidente y una sucesión de malas decisiones

La máscara de Tutankamón dañada de forma irreversible

La máscara funeraria del famoso faraón sufrió un accidente que le dejó sin barba. Los culpables trataron de reparar el error de forma urgente usando un pegamento ultra fuerte que ha dañado la pieza de forma irreversible.

Por Marta Ubeda

23/01/2015

Publicado en

Cultura / Mundo

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Tutankamón dos partes

Aspecto de la máscara funeraria de Tutankamón antes del accidente

 

Cuando se comienza a implantar la tendencia entre los hombres de dejarse barba, la mítica máscara dorada de Tutancamón pierde la suya a manos de los encargados de su limpieza. Eso sí, los conservadores quisieron solucionar el terrible error rápidamente y sin supervisión científica, usando un pegamento moderno ultra fuerte que ha dañado irreversiblamente esta pieza de valor incalculable.

Al parecer, el desastre tuvo lugar el pasado mes de octubre, cuando un empleado del museo arquelógico de el Cairo se disponía a cambiar una ampolleta en la vitrina donde estaba expuesta la legendaria máscara funeraria de Tutankamón. Según informó el diario Daily Mail -aunque se ha difundido una cantidad muy limitada de informaicón al respecto-, al mover la pieza para poder acceder a la luz, la barba de la máscara se rompió.

El desastre había ocurrido: la máscara de Tutankamón, la obra de arte egipcio más famosa del mundo, se había roto a causa de un accidente o un simple descuido. El problema vino después, cuando los tres conservadores que estaban a cargo de la zona tomaron una mala decisión: reparar el daño de forma urgente y sin supervisión científica. Decidieron entonces unir la barba a la máscara funeraria con un pegamento ultra fuerte pero totalmente inadecuado para ser usado en piezas de gran valor historico, como era precisamente el caso.

Para más inri, y como ocurre en las pelícuas cuando alquien dice aquello de «ya nada puede ir peor», al tratar de pegar la barba, el pegamento manchó parte la superficie de la máscara y los conservadores trataron de eliminar la mancha rascando la zona con un espátula, lo que provó en la pieza más daños -aún-.

Tutankamón

La máscara, descubierta en 1922 entre el ajuar funerario del faraón Neb-jeperu-Ra Tu-anj-Amón, presenta ahora una línea clara de resina en la unión de la barba con el resto de la pieza, causando un daño irreparable en una pieza con miles de años a sus espaldas.

Este caso bien recuerda a lo ocurrido en España en el año 2012 con la restauración del Ecce homo pintado en uno de los muros de una iglesia. Cecilia Jiménez, de ochenta años, fue la elegida para llevar a cabo esta famosa reconstrucción basándose en una foto que mostraba el estado que la pintura tenía diez años antes. Los resultados de la retauración fueron mundialmente conocidos porque, a diferencia de lo ocurrido con la máscara de Tutankamón, el Ecce homo no fue obra de un error o accidente, si no que se trató de un resultado buscado.

Ecce homo

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