¿Por qué Europa no quiere a Donald Trump?

Desde su llegada a la presidencia de Estados Unidos (EE.UU.) en enero de 2017, Donald Trump ha desarrollado una agenda agresiva sin precedentes en política exterior, con lo que ha tensionado como nunca el mapa del poder global. Los países miembros de la Unión Europea (UE) comienzan a llegar a la conclusión de que Washington, por sus constantes presiones, es más un problema que un aliado, por lo que comienzan a forjar un  camino aparte en materia económica y militar, y a distanciarse en lo político.

El mandatario norteamericano ve con preocupación lo que sucede en la UE y se revela como un del enemigo de un proyecto para la autonomía europea, incluso llegó a decir que la Unión Europea fue un proyecto diseñado para aprovecharse de Estados Unidos.

«Tenemos muchos enemigos. Creo que la Unión Europea es un enemigo, por lo que nos hace en el comercio”, dijo a finales de 2018 en una entrevista televisiva.

Este discurso rompe con la tradicional diplomacia estadounidense hacia Europa, que desde la Segunda Guerra Mundial  ha buscado la integración con el viejo continente.

Fractura de las relaciones

La relación entre la UE y Estados Unidos comenzó a deteriorarse justo después de la llegada de Trump a la Casa Blanca.

En primer lugar, el republicano decidió sacar a su país del Acuerdo de París para luchar contra el cambio climático.  Luego abandonó  el Acuerdo Nuclear Iraní, que había suscrito con países europeos, y que avivó la tensión con Teherán.

En materia económica, acabó con del TTIP, el acuerdo comercial que debía unir a la UE y EE.UU. en un gigantesco espacio de libre comercio y además impuso aranceles al acero y al aluminio europeos.

Bruselas respondió tomando represalias comerciales por valor de 2.800 millones de euros que prevé aumentar a más de  6.000 millones.

Guerra comercial

La ruta de colisión entre EE.UU. y la UE parece llevar a una inminente guerra comercial. Este jueves  Trump afirmó que el bloque europeo sufrirá «graves» consecuencias si no negocia un acuerdo comercial con su país.

«Si no nos hablan, vamos a tomar medidas que serán graves económicamente. Vamos a imponer aranceles a numerosos productos que entren» en Estados Unidos, declaró en una clara referencia a la importación de los autos de fabricación europea.

Esta decisión causa preocupaciones en Europa y especialmente en Alemania, cuya industria automotriz es clave para su economía.

Al respecto,  la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, aseguró que el bloque tiene preparadas medidas para responder a esta agresión económica.

Según Reuters  las contramedidas financieras, que se centrarán en productos y no en empresas específicas, supondrían hasta 20.000 millones de euros (22.000 millones de dólares) menos en importaciones estadounidenses.

Distanciamiento político

La agenda intervencionista de Trump ha ocasionado un distanciamiento político con varios líderes europeos.

Las constantes amenazas a potencias como China y Rusia, la intromisión de la Casa Blanca en asuntos europeos y a las agresiones a países como Venezuela, han fracturado la relación entre Washington y Bruselas.

Acercamiento a Rusia

Europa no está interesada en romper las relaciones con Rusia, dejó muy claro la canciller alemana, Angela Merkel,

«La exclusión política deliberada de Rusia sería errónea, creo que es estratégicamente incorrecto para nosotros”, indicó recientemente en una conferencia en Múnich.

Asimismo, es conocido  su respaldo al proyecto de construcción del gasoducto Nord Stream 2, que contempla el tendido de dos tuberías de gas con una capacidad total de 55.000 millones de metros cúbicos anuales desde la costa rusa hasta Alemania por el fondo del mar Báltico.

De este modo, Merkel se enfrenta a EE.UU. y  Ucrania, que rechazan el gasoducto  porque supuestamente aumentará la dependencia del gas ruso.

Austria también afianza sus relaciones con Rusia y ambos países adelantan la creación de del foro público ruso-austriaco, que se centrará en promover el intercambio económico, la cultura y la interacción en la sociedad civil, reseñó Sputnik.

Asimismo, Italia apuesta por una integración entre la UE y  la nación euroasiática.

«Es necesario renovar el sistema de relaciones y reuniones entre la UE y Rusia partiendo de la búsqueda de puntos comunes en la solución de los problemas más graves de actualidad», declaró el embajador de Italia en Rusia, Pasquale Terracciano.

El diplomático afirmó que Italia está decidida a mantener el diálogo entre Bruselas y Moscú.

«Rusia es una parte importante del espacio europeo. Rusia y Europa es un todo único«, dijo.

Rechazo a la intervención

La responsabilidad de Washington en la crisis política y económica que atraviesa Venezuela es de conocimiento público. Trump se propuso ejecutar una intervención militar para apoderarse de los recursos energéticos de la nación caribeña.

A pesar de que la Unión Europea ha jugado a favor de las agresiones a ese país, el bloque advierte que no respaldará la invasión militar.

Cualquier acción militar en Venezuela es inaceptable, declaró la Alta Representante para la Unión Europea (UE), Federica Mogherini, en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

«Ningún desarrollo militar, tanto dentro como desde fuera del país, sería aceptable», señaló.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, también manifestó su rechazo a «cualquier solución no pacífica o intervención militar exterior» en Venezuela.

«Hay errores del pasado que no se deben repetir (…)No buscamos poner o quitar gobiernos o presidentes»,  dijo.

Ejército europeo

Los mandatarios europeos han puesto sobre la mesa la necesidad de crear un ejército que no dependa de la alianza militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) o de Estados Unidos.

«No protegeremos a los europeos si no decidimos tener un verdadero ejército europeo»,  planteó el presidente francés Emmanuel Macron,  quien es el principal defensor del proyecto, junto a Alemania

El objetivo es lograr una independencia estratégica a partir de un ejército que  defienda el territorio de los Estados miembros.

Esta propuesta parece una respuesta a las presiones y amenazas de Trump, quien señaló que el proyecto le parece “insultante”.

“Lo que debería hacer Europa es pagar su parte en la OTAN, que los Estados Unidos subvencionan largamente, desde hace décadas”, señaló.

Incluso, el republicano exige a sus socios europeos elevar su gasto en defensa hasta el 2% de su Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo según el último informe publicado por la organización, durante 2018 los países europeos invirtieron tan solo un 1,48% de su PIB en este sector.

Las Fuerzas Armadas estadounidenses tienen aproximadamente 170.000 soldados desplegados en 160 países, muchos de ellos europeos, lo que ha llevado a Trump a querer sacar más provecho de esta situación.

Según un reporte de Bloomberg, el mandatario prevé implementar el sistema “Cost Plus 50” en todos los países donde tenga tropas desplegada, con el propósito de que asuman los costos generados por los soldados estadounidenses en sus territorios y paguen un 50 por ciento adicional por el privilegio de contar con su protección, lo que ha causado alerta y rechazo en Europa.

A lo que se suma el temor por el Brexit, ya que cuando Gran Bretaña abandone la UE, el bloque dejará de contar con un ejército poderoso y un servicio secreto legendario.

Divide y vencerás

De hecho el más reciente impase de Trump con los países de la UE está relacionado directamente con el Brexit, ya que en una más de sus declaraciones injerencistas y arrogantes cuestionó la actuación del  Reino Unido con el proceso de salida del bloque.

«Me sorprende lo mal que ha ido todo desde el punto de vista de la negociación», dijo Trump este jueves durante su reunión con el primer ministro irlandés Leo Varadkar.

«No había motivo para que ocurriera esto. Pudieron haber realizado la votación y avanzado sin contratiempos», indicó al referirse a la segunda derrota abrumadora del acuerdo del «brexit» que presentó la primera ministra británica Theresa May al Parlamento y que aplaza la salida de Reino Unido del bloque comunitario, prevista para el próximo 29 de marzo.

Sin embargo, está claro que el objetivo de Trump es dividir la UE para sacar provecho y así lo dejo ver al señalar que, tras el Brexit,  su gobierno»espera negociar un acuerdo comercial a gran escala con Reino Unido».

My Administration looks forward to negotiating a large scale Trade Deal with the United Kingdom. The potential is unlimited!

— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) March 14, 2019

«El potencial es ilimitado«, dijo en un mensaje publicado en su cuenta en Twitter.

Lejos de Trump

Donald Trump tiene la convicción de que para que su país “vuelva a ser grande” se tiene que enfrentar y vencer al resto del mundo, incluida Europa.

“Rechazamos la ideología del globalismo”, reconoció el mandatario en septiembre pasado ante la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Antes este escenario los líderes de la UE comprendieron que deben tomar distancia de Estados Unidos para poder lograr sus metas de desarrollo.

Los países identificados hasta ahora con la democracia deben preservar el modelo respetuoso y seguir los preceptos diplomáticos, en vez de sucumbir a las amenazas de Washington y seguir su estela de injerencia e intervencionismo.

No se trata de solo de lo político, ya que lo económico está más que en juego. La política «America First» (EE.UU. primero) de Donald Trump, está obligando a países europeos y viejos aliados de la Casa Blanca como Alemania, a abrir los brazos a China y Rusia. Es cuestión de supervivencia.

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